Las nueve musas
raquel vázquez

Raquel Vázquez y su último libro de poemas “Aunque los mapas”

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Voy a dedicar este artículo al último libro de poemas de Raquel Vázquez (Lugo, 1990), “Aunque los mapas”, ganador del Premio Loewe a la Creación Joven.

Ante todo, quiero explicar cómo he llegado a descubrir a esta poeta, que no conocía a pesar de que ya ha publicado 8 libros de poemas desde 2011. No es fácil descubrir dónde anida la buena poesía, o al menos la que uno considera buena, entre los autores jóvenes, ya que las reseñas y rankings no suelen coincidir con mis preferencias sobre lo que se puede considerar un poema en versos, tanto por contenido como por continente.

Respecto al contenido, las opiniones son más subjetivas, pero yo pienso que un poema debe de contar una historia, por resumida que sea, y es conveniente que no sea demasiado críptico. Respecto al continente, a la forma, los versos deben cortarse por algún motivo determinado, más allá de la estética de la visión de un texto escrito, y los encabalgamientos sintácticos deben de estar sostenidos por algún tipo de soporte rítmico. En caso contrario nos encontramos con un texto, bueno o malo, pero que no puede considerarse un poema. Si su contenido es lírico o cuajado de imágenes poéticas, puede calificarse como prosa poética, pero su división en versos es arbitraria.

He descubierto a Raquel Vázquez al buscar en internet “poetas jóvenes” para preparar una entrada en mi blog poético “La palabra es mágica”. Después de descartar a algunos que ya había publicado o a otros que no me interesaban por su temática o formato poético apareció Raquel Vázquez y el primer poema suyo que leí, Síntoma de agosto, me cautivó por cómo describe un amanecer y más cuando pude acceder a un comentario de la autora en que describe la génesis del poema.

Sobre si son necesarias explicaciones del poeta acerca de la gestación y contexto de su obra hay distintas opiniones. Yo prefiero leer primero el poema y agradezco luego esas notas del autor que permiten otra lectura, diferente o recuperando matices que no habíamos descubierto en la primera. Ya sé que, según la teoría de la “Estética de la recepción”, el lector en función de su horizonte de experiencias y bagaje cultural interpreta un texto de manera distinta y que muchos prefieren que el autor no dé más pistas que su propio texto. No obstante, me parece que en un poema, por la brevedad y condensación de los textos, no están de más esas guías extratextuales del autor que ayudan a situar al lector. Eso sí, como ya he indicado, prefiero leer primero el texto y, si tengo esos comentarios del autor, releerlo con esa nueva aportación de información.

Después de ese primer poema, descubrí un haiku de la autora “Armonía natural” que me acabó de convencer de que estaba ante una gran realidad de la poesía joven española. Se puede decir mucho y muy intenso en esos poemas que la autora denomina “mínimos”

“Lloran los árboles
cuando se ven desnudos
frente al invierno.”

Convencido de que estaba frente a una buena poeta, busqué más poemas suyos en internet, pero encontré pocos y, por suerte, pude descubrir en una librería cercana su último libro “Aunque los mapas”, ganador el pasado año del “Premio Loewe a la Creación Joven”, que es el que os voy a comentar. Además, he podido encontrar en YouTube una lectura de bastantes poemas de este libro en que la autora nos da algunas pinceladas sobre el entorno de los mismos.

El libro se estructura en una tetralogía de espacios y sus capítulos distinguen entre espacios “desplazados”, “utópicos”, “probables” y “posibles”. La autora dice que se inspiró en la tesis de una amiga sobre los espacios en los “Fragmentos del apocalipsis” de Gonzalo Torrente Ballester, pero aparte de esa idea de los distintos espacios el libro es una creación personal de su expresión poética propia.

Los poemas son cortos, raramente superan la página, e indagan en el pensamiento de la poeta sobre esos distintos espacios y quienes discurren por ellos, rebelándose contra los caminos previamente trazados. En un comentario que he encontrado en las redes nos dice: “¿Por qué tenemos que ir por aquí o por allá? Cada uno puede buscar su lugar en el mundo y construirlo, puede luchar por lo que quiere ser, por su identidad”. Por otra parte, una de las citas iniciales de Andres Newman, otro buen poeta hispano-argentino, creo que es reveladora de la problemática a que se enfrenta la autora: “Cada lugar merecería tener un nombre con luz y otro en penumbra”.

Raquel Vázquez también es conocida como aforista y ello se nota en sus poemas, muchos de los cuales acaban en un aforismo a modo de epifonema, que resume o le pone un contrapunto al texto. Veamos los distintos espacios capítulos del libro con unos poemas de ejemplo.

El primero, los “Espacios desplazados”, puede considerarse una reflexión sobre vidas que no han alcanzado su lugar en el mundo, que no pueden ser lo quisieran ser, por estar desplazados por ellos mismos o por la sociedad. Os copio el que abre el poemario:

DECIR EL DESIERTO

 El desierto no agrede.
Es nuestro cuerpo ajeno
que busca redimirse con el agua.

 El desierto es la norma.
La del polvo y la tierra,
el futuro en relieve y color ocre.

 El desierto registra.
Aprende nuestros sueños,
recuerda lo que sobra y lo que falta.

 Y decir el desierto nada arregla.

 Sólo la desazón
en la garganta, los labios inútiles
que yerran en su modo de quemarse.

 Siempre la sed. Es siempre la maldita
sed y siempre llorándola.

Como en todo ese capítulo, la autora reflexiona sobren esos lugares y espacios que no son los nuestros y en los que no nos sentimos bien ubicados. La frase final es uno de los aforismos que tanto le gustan.

En cuanto a forma, se trata de un poema que hasta las dos últimas estrofas combina heptasílabos y endecasílabos con frases cortas que se adaptan sintácticamente a los versos y en los que se mantiene un claro ritmo versal. Los últimos cinco versos son algo más complejos, he escuchado cómo recita la autora el poema y creo que su interés por que continuasen siendo heptasílabos y endecasílabos no se corresponde con su recitado o con el que haría yo.

Además, forzar “en la garganta, los labios inútiles” crea un endecasílabo dactílico ternario, de diferente ritmo al resto de binarios. Para mí, la forma normal de recitarlo sería:

Sólo la desazón en la garganta,                 11(6.10)
los labios inútiles                                            6(2.5)
que yerran en su modo de quemarse.   11(2.6.10)

Siempre la sed.                                                5(1.4)
Es siempre la maldita sed                            9(1.2.6.8)
y siempre llorándola.                                     6(2.5)

Pienso que este es el recitado ideal, y el que hace la autora se aproxima mucho. Los tres versos largos, que son los complejos en cuanto a ritmo, mantienen un claro ritmo binario que sostiene el poema, y los dos hexasílabos son algo distintos de ritmo, pero se engloban bien en el poema, sin producir bruscos cambios.

Resalto este punto de las diferencias entre lo escrito y lo recitado o recitable, porque es algo que desgraciadamente ocurre bastante en los poetas, sobre todo en los jóvenes. Podemos manipular el verso, pero siempre que se corresponda con un recitado posible. En caso contrario es sólo un ejercicio de estilo, porque el poema en verso ha nacido para ser recitado y escuchado. El verso suele ser una unidad sintáctica, salvo en los encabalgamientos, y siempre debería ser un grupo fonético.

Quiero destacar otro corto poema de este capítulo, ya que lo considero un magnífico aforismo con el formato de pareado de endecasílabos blancos con pendiente en caligrama.

TOBOGAN

 Tantas cosas

                               pendientes

                                                               sin decirnos.

Tanto tiempo

                               en pendiente

                                                               y cuesta abajo.

 El segundo capítulo es el de los “Espacios utópicos” esos lugares de los sueños que no están aún en nuestra realidad, pero a los que quizá lleguemos. Porque, qué sería de la vida si no creyéramos en las utopías.

EN CASO DE EMERGENCIA

 Rompimos el lenguaje.
Vamos, dijiste; o yo traduje, eso no importa:

 sólo importó aquel mirlo
que aguardaba en tu mano con las alas plegadas.

 Pusiste esa sonrisa
boba que tanto me ha atraído siempre.

 Ahora pude decírtelo.

 La eternidad se demostró pequeña,
manejable: cabía
dentro de una modesta habitación de hotel.

Y estábamos allí para tocarla.

La autora sabrá por qué colocó este buen poema como utópico, porque parece escrito desde la experiencia real. Será porque en los buenos poemas la utopía se entremezcla con la realidad.

Aquí tenéis cómo lo recita la autora. Se trata de un poema estructurado formalmente como mezcla de metros impares pentasílabos, heptasílabos, eneasílabos, endecasílabos y sus combinaciones en versos compuestos, lo que le da ese ritmo variado y armonioso.

Respecto a la división versal yo preferiría dividir estos dos versos que indico como eneasílabos, ya se corresponde mejor con la sintáctica y el recitado.

Pusiste esa sonrisa boba
que tanto me ha atraído siempre.

 Pero en cualquier caso es solo un pequeño detalle y los poemas muchas veces nos dan alternativas de lectura. Lo importante es que todo el poema mantiene ese ritmo variado y armónico que realza ese magnífico texto sobre el amor y el deseo.

El tercer capítulo es el de los “Espacios probables”, y nos dice la autora que esa es la parte más pesimista del libro, la que recoge lo que pasa si no luchamos por lo que querríamos conseguir. He escogido este poema:

JUEGOS DE MESA

Cuando el niño era niño.
Peter Handke
Aquel niño era un niño.
Coleccionaba cromos.
Jugaba a las canicas,
al fútbol en las horas de recreo.
Soñaba siempre; en los ojos llevaba
impreso un horizonte.

 Aquel niño dejó de serlo a veces.
Aparcó la inocencia
en el mismo cajón que los muñecos,
él creció pero en cambio la sonrisa
se le quedó algo grande.
Fue alternando besos y trabajos,
sumando arrugas, cansancio y presbicia.
Ceguera para un tiempo.

 Aquel niño todavía es un niño.
Y en su álbum rebosan las heridas.
Juega a los hospitales,
siempre vence al dolor.
Juega a soñar, al menos lo intenta pero ya
no sabe cómo hacerlo.
Juega a querer, en vano.

 Cierra los ojos. Juega a recordar.
Y ahí pierde también.

En el poema se muestra al niño que ya no lo es y que pierde hasta en el recuerdo, como resume el aforismo que hace de epifonema final. Es un texto que me gusta especialmente y que creo que refleja lo que indica la autora sobre la temática del capítulo, acerca del pesimismo y de abandonar la lucha por las utopías.

La estructura del poema, como los anteriores, se basa en métricas impares, fundamentalmente heptasílabos y endecasílabos. Aquí lo tenéis recitado por ella. Hay algún verso que se salta esta norma:

Fue al-ter-nan-do- be-sos- y- tra-ba-jos,               10(1.3.9)

La autora lo recita como decasílabo, pero la parte principal del verso (o sea la que descarta anacrusis y codas) tiene un ritmo binario compatible con los endecasílabos. Otra posibilidad para mantener el ritmo endecasílabo es romper la sinalefa inicial “Fue al”.

El siguiente verso podría tener alguna tensión recitativa, ya que parece un endecasílabo dactílico (4.7.11), pero la autora lo recita muy bien rompiendo la última sinalefa:

su-man-do a-rru-gas, / can-san-cio- y presbicia                  5(2.4)+7(2.6)

Y se convierte en un dodecasílabo compuesto, armónico con los heptas y endecasílabos.

El último capítulo, “Espacios posibles”, es el lugar de la felicidad donde las utopías se hacen posibles si sabemos luchas por ellas. Escojo uno de los últimos poemas con una cita inicial de Luis Alberto de Cuenca, ya que la autora dice que cuando escribió este poema le recordó a “Volveremos a vernos” de dicho autor.

UN LUGAR

 Volveremos a vernos donde siempre es de día.
Luis Alberto de Cuenca.

 Hay un lugar en mí
donde te llevo siempre sin preguntas,
donde hay cerezos en flor en diciembre
y un pingüino deshiela su canción.
Allí no sabe nadie de relojes,
las palabras son romas como el ala de un mirlo,
a través de dos ojos se erige el primer puente
y un abrazo devuelve el mundo al mundo.
Mientras el cielo fuera promete apenas noche,
y tras una mordaza balbucea la luz,
hay un lugar en mí
donde puedo cogerte de la mano,
donde amanece a veces por las tardes
y el tiempo es todavía un niño que sonríe
y nos cuenta al oído un modo de empezar.

Es bueno acabar con un canto de esperanza, que ciertamente nos recuerda el estilo de los poemas felices de L.A. Cuenca, no de otros muchos suyos más irónicos. Me gusta eso de que “el tiempo el tiempo es todavía un niño que sonríe y nos cuenta al oído un modo de empezar.”

La estructura métrica de este poema combina heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos, o sea versos compatibles en ritmo y armonía, pero hay uno de los endecasílabos, el del tercer verso, que es dactílico, o sea con un ritmo distinto al del resto de endecasílabos binarios.

don-de hay- ce-re-zos- en- flor- en- di-ciem-bre                11(4.7.10)

Cuando la autora recita el poema efectúa una pequeña parada tras cerezos, que casi rompe en verso en dos hemistiquios de 5+6, y que diluye ese cambio de ritmo al quitar fuerza al endecasílabo continuo dactílico. En todo caso es un pequeño detalle que no perturba la armonía versal del conjunto del poema.

El libro se acaba y, como todo buen poemario, nos deja con ganas de más. Como de momento es el último libro que ha publicado Rosa Vázquez, queda la posibilidad de proseguir hacia atrás. Esta es la lista de sus poemarios publicados y creo que al menos los cuatro últimos aún están disponibles. Este es uno de los grandes problemas de las ediciones de poesía, lo reducido de sus ediciones y lo que poco que duran disponibles para la venta. Siempre considero que este tipo de libros deberían permanecer en formato “on demand” o digital, pero eso ya será objeto de otro artículo sobre la logística de la distribución y venta de los libros de poesía. Os dejo esa lista de libros de poesía de Rosa Vázquez.

Aunque los mapas (2020, Visor de Poesía; Premio Loewe a la Creación Joven)

Lenguaje ensamblador (2019, Editorial Renacimiento)

El hilo del invierno (2016, Hiperión; Premio «València Nova»)

Si el neón no basta (2015, La Isla de Siltolá)

Lied de lluvia para una piel ausente (2014, Alhulia; Premio Granajoven)

Luna turbia (2013, Torremozas; Premio de Poesía Joven Gloria Fuertes)

Pinacoteca de los sueños rotos (2012, Islavaria)

Por el envés del tiempo (2011, Cardeñoso; Premio Poeta Juan Calderón Matador)

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Ricardo Fernández Esteban

Ricardo Fernández Esteban

Ricardo Fernández Esteban, nacido en Barcelona, es ingeniero industrial y licenciado en filología hispánica. Ha dedicado su vida profesional a las finanzas de empresa, ejercido la docencia en universidades y escuelas de negocios, y participado en numerosas asociaciones profesionales.

Aunque siempre le interesó la literatura, ha comenzado a publicar en este siglo cuando pudo adquirir el tiempo necesario.

Dentro del género poético, empezó con la edición de una trilogía, “Cuadernos de las islas griegas”, que describían lo visto y sentido en sus viajes por las islas griegas; y recientemente ha publicado “Por las islas griegas”, un libro de viajes a modo de guía poética y personal que recorre más de 20 años de estancias y travesías por más de 70 islas y los mares que las rodean. Además, tiene editado un libro de poemas sobre la adicción por la navegación y las islas, “Islario de pasiones” (del que existe una versión bilingüe en griego y castellano), que duda entre seguir en el camino o buscar un destino; un libro de rimas, “Pensando en ti y en vosotras”, sobre las relaciones del narrador con las mujeres que se han cruzado en la senda de su vida; un poemario digital inspirado en la pintura, “De museos por Madrid”, que permite ver las obras de que tratan los poemas; y un tratado de métrica, “Métrica poética del español”, donde analiza con numerosos ejemplos todos los elementos que distinguen a los poemas de la prosa, dirigido tanto quienes escriben como a los lectores de poesía.

También ha publicado un libro de minirrelatos, “Cuentas de cuentos”, que busca conseguir la complicidad y sorpresa del lector en esas cortas historias que destilan la vida de sus personajes. Asimismo, ha participado en numerosas antologías y mantiene desde 2010 un blog de poesía “La palabra es mágica” (lapalabraesmagica.blogspot.com) en el que divulga obra propia publicada o inédita, y de otros poetas, que ya ha superado el millón doscientas cincuenta mil visitas.

Organiza y participa en numerosos actos culturales y es ferviente defensor de acercar la poesía y la literatura al público, con medios tradicionales o innovadores. Es miembro de la Junta Directiva del colectivo de escritores “El Laberinto de Ariadna” y de la ACEC (Asociación Colegial de Escritores de Cataluña).

BIBLIOGRAFÍA

POESÍA

Cuadernos de las islas griegas, 2006.
Adendas del Dodecaneso, 2009.
Más islas, más adendas de Grecia, 2010.
Pensando en Vosotras, 2011. SIAL Ediciones, Madrid.
De museos por Madrid, 2020&2023. Digital en Amazon.
Islario de pasiones, 2020&2021. Papel y digital en Amazon.
Νησολόγιο παθών / Islario de pasiones, 2021, Editorial Παράξενες Μέδες, Rethymno (Grecia). En edición bilingüe traducida por Maira Fournari.
Por las islas griegas, 2021&2023. Papel y digital en Amazon.
Pensando en ti y en vosotras, 2023. Papel y digital en Amazon.
La palabra es mágica, (2010-2023). Blog poético: www.lapalabraesmagica.com

TEXTOS DIDÁCTICOS
Métrica poética del idioma español, 2020. Papel en Amazon.

RELATOS CORTOS
Cuentas de cuentos. Papel: 2015. Ònix editor, Barcelona.
Cuentas de cuentos. Digital: 2019. Luz azul ediciones, Barcelona
Cuentas de cuentos. Audiolibro: 2022. Luz azul ediciones, Barcelona

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