El cromatismo de Alfredo Sinclair es un cromatismo estudiado, conjugado en la diversidad de las gradaciones tonales. Su uso de los colores primarios no agrede al espectador, pues la armonización de los valores le permite un ensamble constructivo propicio para entablar un diálogo interno y sensitivo.
Alfredo Sinclair nace en la ciudad de Panamá el 8 de diciembre de 1915 y murió en la misma ciudad el 2 de febrero de 2014 .Toma lecciones particulares de pintura en el taller del maestro panameño Humberto Ivaldi por la noche, pues trabaja de día en una fábrica de tubos de neón.
Ente 1947-49 se instala de la República Argentina donde estudia Dibujo y Pintura en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, bajo la dirección del maestro Jorge Soto Acebal; su desempeño como alumno destacado lo hace merecedor del primer puesto de su promoción. Como consecuencia de este logro, el Ministerio de Educación de Argentina le otorga una beca para continuar sus estudios. En Buenos Aires participa de certámenes y gana algunos premios, también presenta su primera exposición individual en 1950 en la galería Antú de la misma ciudad.
Ese mismo año regresa a Panamá y comienza una trayectoria destacada en la plástica, introduce las proposiciones de las vanguardias dando preeminencia a la abstracción, por lo que se lo considera el primer pintor abstracto de Panamá, desde 1954 oscila entre la abstracción y la neofiguración, pues le añade a estos detalles geométricos que recuerdan a los cubistas.
Durante varios años se desempeñó como profesor de Dibujo y Pintura en las Escuelas de Bellas Artes de Panamá. En 1991 se le otorgó la orden de Vasco Núñez de Balboa por su trayectoria.
Sus experiencias pictóricas en Argentina adhieren al arte abstracto, ya que en la década del 40 estaban en su apogeo el arte concreto-invención y el movimiento Madí.
En Panamá la influencia del trópico agudiza su sentido del color, con lo que sumado a la experiencia técnico-académica adquirida en Argentina, Sinclair sincretiza las opciones que van desde la fosforescencia del neón y la gradación tonal del academicismo hasta la luminosidad del trópico.
Estos elementos se conjugan para concluir en la década del 80 con Bodegón, una pintura con toques constructivos que no abandonar del todo la figuración pero incorpora cortes planos influencia del cubismo, aquí
la luminosidad de los blancos resalta en el centro de la composición; sin embargo, el paso entre un plano y otro es combinado por valores menos claros que conforman un conjunto armónico, sin desestimar el color predominante de algunas frutas.
En sus pinturas Niña con abanico y Mujer con abanico azul, ambas de 1995, vuelve a la figuración pero extiende el color en forma plana, lo que significa que no deja de lado totalmente la síntesis del cubismo .En el primer cuadro el blanco del abanico centraliza la estructura la que se equilibra con el rojo del vestido y los azules del fondo de la cara, en la que la gradación tonal del rosa tenue al celeste, que es la zona oscura, se atenúa para definir las luces y las sombras. La línea de contorno redondea la figura y cierra la composición.
En Mujer con abanico azul reitera el esquema anterior. No obstante presentar planos mas delimitados. El rojo saturado de una parte del vestido se combina con flores blancas, y otra parte de su atuendo muestra lilas oscuros y claros al lado de un celeste modelado. El abanico azul, se atenúa con líneas de blanco. En esta imagen los dos planos de la cara están delineados con un rosado para el claro y un celeste para el oscuro, no advirtiéndose el paso de un tono hacia otro. También aquí el contorno de la imagen cierra la composición.
El crítico colombiano Mario Rivero ha expresado sobre la obra de Sinclair “hay una combinación de espiritualidad y poesías en esas imágenes amables, de una tristeza intima, que nos dan la gracia de los diario y la presencia de lo espiritual en medio de la materia que teje el contrapunto de las figuras.”
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