Las nueve musas
Simone Weil

Simone Weil en la columna Durruti

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Si bien se puede leer como novela, este libro no lo es, es un texto construido a base de documentos citados en la Nota del autor y en la enumeración de las fuentes bibliográficas.

Es, pues, el fruto de una investigación de hechos históricos, de la época en que Simone Weil estuvo en España (casi dos meses) y luchó en el frente de Aragón con la columna Durruti.

Rebajas
La columna (Andanzas)
  • Bosc, Adrien (Autor)

El escritor y editor Adrien Bosc (Aviñón —Francia—1986) nos ofrece un documento valioso sobre el tiempo en que la pensadora francesa, encendida por la que considera una causa justa y empujada por sus ideales anarquistas, decide alistarse en las Brigadas Internacionales. Entonces ella tiene veintisiete años y toma la decisión de ir al frente porque, a pesar de que siempre se había considerado pacifista, «la posición de la retaguardia se le hacía insoportable.»

Como nos advierte el autor, de la breve estancia de Weil en España durante la época que pasó en la columna Durruti no se sabe prácticamente nada o casi nada, «Unas notas dispersas de un Diario de España […] nos han llegado treinta y cuatro folios, unas primeras impresiones de la Guerra Civil y frases de gramática española […]. Un pasaporte […]. Unas cartas y algunas fotografías.» Es esta la razón que empuja a Bosc a la investigación para echar luz sobre estos días significativos de la vida de Simone Weil.

Aun así, La columna no es tanto un libro sobre la historia de este grupo internacional de brigadistas, sino un texto iluminador de un capítulo de la biografía de la filósofa, desconocido hasta ahora, pero que encaja a la perfección con la coherencia de lo que sí conocemos de su vida.

Porque muestra el camino de desilusión que recorrió Weil desde su enardecimiento del anarquismo a su desencanto por algunos hechos decisivos que Bosc ha rescatado para la posteridad. Seguramente la desilusión no se podía evitar, teniendo en cuenta que la vida de Simone Weil fue de una congruencia estremecedora. Ella, eternamente defensora de las causas justas; ella, que optó por hacerse obrera para vivir la vida de los más humildes y que entendía su vida como un compromiso al cien por cien, sin excepciones, no podía sino desengañarse al ver la cruda realidad de la guerra entre las filas de los que ella consideraba de los suyos. Luchaba por unos ideales que no admiten rendijas en la práctica.

Es a principios de agosto cuando Simone Weil toma el tren hacia España y consigue formar parte de la columna Durruti en el frente de Aragón. Está allí poco tiempo; un accidente importante hará que la deban hospitalizar, cosa que ella solo permitió con la condición de volver al frente después. Pero en aquellos pocos días conoce los que serán compañeros de barricadas, algunos de los cuales admirará, entre ellos los franceses Charles Ridel, Charles Carpentier, un español llamado La Calle, un magrebí anarquista de la Cabilia, Mohamed Saïl, y Berthomieu, un veterano de Verdún «caído en desgracia». Como nos dice Bosc «Los milicianos formaban un grupo de proscritos y de idealistas» y era de composición diversa en su manera de entender y llevar el ideal a la práctica.

Simone Weil, que no se acababa de recuperar de su accidente, volvió a Francia el veinticinco de septiembre del 1936 con la intención de seguir luchando con la columna si se recuperaba. Sin embargo algunos acontecimientos en el frente durante su hospitalización, de los cuales se enteró, confirmaron su desencanto: —«Cuántas historias se precipitan bajo mi pluma…, escribe a Georges Bernanos».

Sobre todo la historia de Ángel, un falangista de dieciséis años hecho prisionero, al cual Durruti se había negado a librar a la furia de la multitud, ofreciéndole al chico la alternativa entre incorporarse a la columna anarquista o ser fusilado. Pero a la marcha de Durruti dos de los milicianos lo ejecutaron por su cuenta y lo festejaron y hasta presumieron de ello. Al saberlo «Barthomieu los amonestó. Los quería expulsar al momento. Ridel era de la misma opinión: Hemos venido para combatir, no para fusilar a la gente […] nosotros en ningún caso debemos fusilar a nadie.» Esta era también la posición de Weil, quien de ninguna forma podía imaginar que alguien que abrazara la causa anarquista pudiera actuar de tal manera.

Sin duda el capítulo principal, que resume el posicionamiento de la filósofa en cuanto a lo que ella vivió durante su experiencia en la columna Durruti, es el que el autor ubica justo en la mitad del compendio y configura el eje central del libro: la carta que Simone Weil escribió a Bernanos poco después de haber leído Los grandes cementerios bajo la luna, del escritor católico francés. Bernanos, que simpatizaba con la Falange y vivía en aquel momento en Mallorca, reflejaba en esta obra justamente su desengaño al ver los crímenes cometidos por los falangistas en la isla balear.

Después de la lectura, Weil sintió la necesidad de escribirle para expresarle su admiración: partiendo de ideales muy diferentes en los que cada uno creía a ciegas, ahora confluían los dos en el posicionamiento absoluto de no admitir ningún acto inhumano por parte de aquellos con los cuales simpatizaban. Weil escribe: «[…] había visto en el movimiento anarquista la expresión natural de sus grandezas y de sus imperfecciones, […], se mezclaban la inmoralidad, el cinismo, el fanatismo, la crueldad, pero también el amor, el espíritu de fraternidad, y sobre todo la reivindicación del honor, […]: me parecía que los que estaban allí por un ideal eran más que los que estaban empujados por el gusto de violencia y del desorden. […] Lo esencial es la actitud frente al asesinato.»

La arquitectura del libro está lograda y no es fácil. Para facilitar al lector la cronología de los hechos Bosc va alternando con buena mano la narración de la voz omnisciente, él mismo, que ha hecho la investigación, con algunas notas de diarios de brigadistas y con informaciones relativas a estos meses extraídos de los documentos listados al final.

Hay que remarcar el exquisito equilibrio que el autor hace por mor de la objetividad en un tema donde cuesta mantenerla: hace el seguimiento de la vida de los protagonistas que más admiró Weil, después de la derrota y la victoria de Franco, y da voz a algunos de sus compañeros de barricada que, al leer la opinión de decepción absoluta y generalizadora de Weil en algún diario o revista, escriben su réplica sin mordacidad y con respeto. ([1])

Adrien Bosc
La columna
Traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona
Tusquets, 2022, pp. 160

([1]) Esta reseña es traducción de la publicada en catalán de la edición catalana. Por ello la traducción de las citas textuales no es la traducción de quien consta como traductor, sino de la autora de la reseña en catalán, Anna Rossell

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Anna Rossell

Anna Rossell

Anna Rossell (Barcelona –España, 1951)

De 1978 a 2009 profesora titular de la Universidad Autónoma de Barcelona en la especialidad de Lengua y Literatura Alemanas (Filología Inglesa y Germanística) y crítica e investigadora literaria en Barcelona, Bonn y Berlín.

Actualmente se dedica a la escritura creativa, la crítica literaria y la gestión cultural. Como gestora cultural organiza los recitales poéticos anuales estivales Poesía en la Playa, en El Masnou (Barcelona) y ha sido miembro de la comisión organizadora de los encuentros literarios bianuales entre continentes TRANSLIT. Actualmente organiza los Recitals de Poesia i Música VinsIdivina.

Colabora regularmente en numerosas publicaciones periódicas literarias nacionales e internacionales: Quimera, Ágora de arte gramático, Crítica de Libros, Revista Digital La Náusea, Realidades y ficciones, Las nueves musas, Nueva Grecia, Terral, Núvol y en revistas especializadas de filología alemana.

Entre sus obras no académicas ha publicado los libros Mi viaje a Togo (2006), El meu viatge a Togo (2014), Viaje al país de la tierra roja, Togo y Benín (2014), Viatge al país de la terra roja, Togo i Benín (2014), los poemarios La ferida en la paraula, (2010), Quadern malià / Cuaderno de Malí (2011), Àlbum d’absències (2013), Àlbum de ausencias (2014), Auschwitz-Birkenau. La prada dels bedolls/La pradera de los abedules (2015) y las novelas, Mondomwouwé (2011) y Aquellos años grises (España 1950-1975) (2012), Aquells anys grisos (Espanya 1950-1975) (2014).

Es coautora del libro de microrrelatos Microscopios eróticos (2006).

Cuenta en su haber con algunas traducciones literarias del alemán al español, entre ellas El Elegido, de Thomas Mann.

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