Las nueve musas
Betancourt

Miguel Betancourt. Tradición y naturaleza del mundo andino selvático.

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Miguel Betancourt nació en Cumbayá, área metropolitana de Quito (Ecuador). Estudió acuarela en Quito con Oswaldo Moreno, y posteriormente pintura en el New Milwaukee Art Center de Estados Unidos.

Más tarde se dedicó a la literatura, cursando la carrera en la Universidad Pontificia de Ecuador. En 1988, invitado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, recorrió galerías y museos de ese país. Entre 1988 y 1989 fue becado para estudiar pintura en la Slade School of Fine Art de Londres. Realizó una exposición individual en Roma y Holanda, y fue invitado a participar en la bienal de Venecia de 1993.

Premio y distinciones: de la fundación Pollock- Krasner de Nueva York, de Diógenes Taborda en el X Salón  del Mercosur en Buenos Aires, Invitado de honor en la V Bienal de arte SIART en La Paz ,(Bolivia). Desde 2008 hasta el presente su obra es parte de la exposición itinerante Imago Mundi, patrocinada por la Fundación Benetton. En el 2020 el consejo metropolitano de Quito le otorga la condecoración Oswaldo Guayasamín.  Se encuentran obras suyas en Ecuador, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, Bélgica, España, Italia, Suiza, Austria.

Miguel Betancourt
Templo Azul. Acrílico/papel,1991

En los años de su residencia en Londres, descubrió la arquitectura gótica, y allí comenzó a realizar cuadros de  forma ojival en ventanas y puertas, con predominio  de color azul, pues el pintor  ha expresado: “el color azul de por sí es místico”  como en Templo Azul, donde ha elaborado el interior de una iglesia gótica con paredes pintadas en fondo azul, donde se destacan nichos y hornacinas de figuras bosquejadas de santos en colores  blancos, amarillos y verdes que rompen la monotonía del color predominante.

La composición  esquemática, con preponderancia  cubista, no se inclina totalmente hacia la abstracción, dejando  percibir la figuración.

En  Bosque Azul,  ha dibujado  ventanas  y puertas abiertas en las cuales asoman abstracciones de  árboles, tallos y follajes sobre un fondo azul;  los trazos de colores  blancos, rosados, amarillos  y negros simulan hojas sueltas que navegan en el espacio.

Miguel Betancourt
Bosque azul .1993, acrílico – papel

El artista procura en este enlace mostrar la vivencia de las vidrieras de catedrales europeas con la opulencia de la selva tropical, sin atarse a los esquemas rígidos de los marcos.

En sus paisajes de la ciudad de Quito también refleja su visión recordatoria del pasado hispánico al dibujar los edificios de la ciudad colonial, sus iglesias y como fondo sus montañas. Sus  árboles son recreaciones fantásticas con ramas y hojas estilizadas  y con una policromía de colores semejantes al fauvismo.

Arboles
Arboles

Todo lo telúrico y ancestral está en la pintura de Betancourt.

En Cielo de Quito las montañas son las protagonistas del cuadro ya que  envuelven la ciudad, esta aparece pequeña frente a la magnificencia de las montañas, hay tres planos de montañas, dos al fondo y una en primer plano, la ciudad de colores intensos, en el centro de la composición, aparece  disminuida entre las cadenas montañosas, pintadas de azul oscuro, la más profunda y negra, amarilla y verde la de segundo .plano  que contrasta con el colorido de las casas y techos de la ciudad. El pintor ha resaltado la importancia de los cerros en el paisaje andino de la ciudad capital de Ecuador.

En Ciudad de Quito al contrario de la anterior acentúa los  edificios con  una construcción geométrica, remarcados con líneas negras para resaltar los colores cálidos de las paredes y los techos  entre lo que se alternan rítmicamente árboles y nubes, por eso en sus telas se observa la  mezcla cromática de formas fracturadas y orgánicas.

Ciudad de QuitoUn tema que el pintor afirma que lo “atrapa” es la Virgen alada de Quito, cuya primera ejecución fue realizada en 1734 para la Iglesia de San Francisco por el artista Bernardo De Legarda. Dice Betancourt  la  “Virgen es un símbolo de la ciudad y he estado atento a estas simbologías que  configuran nuestra cultura”.

La Virgen Apocalíptica, Virgen de Quito,  Virgen Alada está basada en el texto del Apocalipsis, relatado por la visión de San Juan:

“Una mujer envuelta en el sol, con la luna bajo sus  pies y en la cabeza una corona de doce estrellas, estaba encinta, gritaba por los dolores del parto y el tormento de dar a luz.

Apareció en el cielo otra señal: un gran dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos  y en la cabeza  siete diademas. Su cola  barrió la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra.”

El dragón  quiso devorar al hijo de la  mujer, lo que no consiguió, porque se lo arrebataron   y lo llevaron hasta Dios.

Virgen de Quito
Virgen de Quito

Según interpretación de la biblia el atuendo de la  mujer: estrellas, corona y postura indica la realidad trascendente de la comunidad cristiana. Y el dragón símbolo de una voluntad del mal que consigue sojuzgar a los hombres. Vestida de sol  sería una analogía de la Iglesia. Fundamentalmente es la mediadora entre  Cristo y la Iglesia por eso la luna está bajo sus pies, que refleja la luz del sol de justicia de su hijo. Al pisar  la serpiente tentadora recuerda su Victoria sobre el pecado original, es la nueva Eva.

La imagen que esculpió Legarda de la virgen es dinámica  con brazos abiertos hacia arriba, las alas desplegadas, la corona de estrellas, la luna bajo sus pies, pisando el dragón y encinta.

¿Cuál es la interpretación que hizo Betancourt de esa imagen?

Betancourt imita el movimiento de danzante que aparenta la virgen,  con  los atributos de la misma y se puede ver al  niño naciendo de su vientre, el  niño ya nacido y salvado, lo que  no aparece en la escultura de Legarda.

La imagen está envuelta en colores cálidos lilas, azules y celestes, y bordeadas de líneas finas negras, la luminosidad esta dada en el color amarillo en su rostro, vestido y manos, y  apareciendo detrás de la figura

Miguel ha expresado sobre los temas de sus creaciones “Vivo tratando de recuperar el mundo de la infancia, de los sueños, de visiones fantásticas a través de mi propia peregrinación pictórica”.

Ese mundo de los sueños  está presente en sus paisajes de  la selva, los árboles, la montaña y el entorno colonial. Ese peregrinaje pictórico le permitió a Miguel fortalecer su identidad indagando en las huellas y rastros de tiempos pretéritos,  afirmando “Mi propuesta trata de borrar los bordes geométricos para buscar la naturaleza del hombre andino y su entorno”

Alicia Estela Beltramini Zubiri

Alicia Estela Beltramini Zubiri

Profesora y Licenciada en Historia en Historia (Universidad Nacional de Córdoba)

Licenciada en Historia (Universidad Nacional Autónoma de México); Becaria O.E.A. en España, investigación Historia de América.

Profesora Disertante de los Cursos ¨Panorama de la plástica argentina contemporánea¨ en Bolivia Honduras; Costa Rica; Panamá; Ecuador, República Dominicana; México y Paraguay.

Jurado en el l Salón Provincial de Arte Cerámico. Jurado de Selección en APAC para la Feria de Arte Córdoba 2000.En concursos de fotografía por el Fotoclub-Córdoba.

Curadora de la exposición de murales cerámicos de Eduardo Bravetti y Marta Zabala. Octubre 2011.

Publicaciones:
¨La cerámica primitiva de Córdoba¨.
¨Antonio Seguí”.
¨Las pinturas de Genaro Pérez”.
”Octavio Pinto”. Bienal Americana de Arte de Córdoba (1962-1964-1966).Un intento por valorizar la identidad americana”.
“Marcelo Bonevardi. El enigma de sus pinturas construcciones”

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