Las nueve musas
Andrés Trapiello

La fuente del Encanto. Andrés Trapiello

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El último libro de Andrés Trapiello publicado en la colección de poesía Vandalia (Fundación José Manuel Lara) (2021), posee un título personal e intransferible: La fuente del Encanto, título que el poeta utiliza para mostrar retazos y recuerdos de su infancia en León.

De hecho el libro se cierra con un poema dedicado a dicha fuente y del cual destaco algunos versos: Todo en aquel lugar era sagrado,/ todo en él comulgaba y al hacerlo/ quedaban en tal sitio como en templo,/ los altísimos chopos y el camino,/ el perfumado y sombreado soto,/ la ribera del río, el somormujo/ y el martín pescador, los esquilones/ del ganado que pasta en los vecinos/ y sonámbulos prados, la campana/ del santuario igual que una leyenda/ tañendo algunas veces sin que nadie/ fuese a tañerla; incluso la otra fuente,/ que muy cercana corre, su rodilla/ en señal de respeto hincaba como/ cualquiera que llegara allí a beber./

Al leer estos versos el lector habrá encontrado imágenes asociadas a poetas como Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado, dos de los poetas más admirados por nuestro autor y que, junto a Miguel de Unamuno, se convierten en una especie de “Santísima Trinidad” poética.

El tomo que nos compete lleva por subtítulo: Poemas de una vida (1980-2021), y es que podríamos decir que estamos ante una biografía poetizada, ya que Trapiello va haciendo un recorrido desde su infancia hasta la actualidad y nos va esbozando su acervo poético y, por extensión, literario y lo va sazonando con experiencias personales, poemas, momentos vitales memorables, etc.

Comienza el libro con un clásico, aquella pregunta que se le hace a todos los niños: ¿qué quieres ser de mayor?, responde Trapiello: A los siete años eremita, a los nueve legionario, a los catorce o quince poeta. A partir de este momento se va indagando en este oficio, nos va contando vivencias y lecturas fundamentales y nos lleva a grandes y deliciosas reflexiones, como la que hace más adelante sobre la poesía: “La poesía es un intento de alcanzar el estado de la Naturaleza y recuperar la inocencia propia del paraíso. Cada paraíso es diferente. Todos tenemos el nuestro propio, y al deber de regresar a él se suma el de participarlo y compartirlo con quienes no lo conocieron. No hay además un solo paraíso, sino infinitos, cada uno de nosotros guarda en su interior un buen número de ellos. Si regresamos tan a menudo a la infancia es porque los momentos de plenitud eran, por un lado, nuevos, refulgentes, recién estrenados, y, por otro, porque se sucedían de continuo, inesperadamente. Cada día era una nueva creación del mundo.” Además, llega a una conclusión que cualquier poeta que se precie debería compartir y es que “la poesía es lo mejor de la vida que le haya sucedido al ser humano, porque aun escribiendo de experiencias muy dolorosas, sirven estas de consuelo a los demás”. Esa capacidad de empatizar que tiene la poesía y, por extensión, las artes quizá sea lo que nos mantiene vivos, o al menos, hacen la vida más soportable.

Continuando con sus reflexiones, Andrés Trapiello incide en su quehacer literario y nos deja continuas reflexiones sobre su experiencia poética y con las cuales no puedo estar más de acuerdo, por ejemplo, cuando dice que “la poesía es una forma de estar solo y una preparación para dejar de estarlo, allanándonos el camino hacia la Naturaleza u otros seres humanos afines. La poesía es no solo la traducción de la Naturaleza en espíritu, sino la del espíritu en la Naturaleza.” Añadiría más, la poesía es una manera de estar en la vida, una forma de vivir. Entender el mundo desde el prisma poético nos permite alcanzar estados espirituales que pueden llegar a sublimar la Naturaleza. A pesar de que, como dice Pessoa, -al que alude Trapiello poco después- “el poeta es un fingidor”, pero como bien dice nuestro autor “la máscara es también parte de lo profundo”.

Otras disquisiciones poéticas tienen que ver con la indagación del objeto de estudio de la poesía, decía Machado que “se canta lo que se pierde”, pero Trapiello va más allá y nos dice: “la poesía no sólo canta lo que se pierde, sino que se escribe para que no se pierda en el olvido lo que ha sido hermoso, y de la belleza que hemos conocido nadie puede prescindir, porque forma parte de la que está por llegar.” Pero no hay que confundir cuál es el objeto de estudio o el impulso que lleva a la escritura poética con lo significación de la poesía, a este respecto nos dice: “Poner en unas líneas lo que significa la poesía, la suya propia y la de todos, es para cualquier poeta aún más difícil que meter el mar Mediterráneo con una concha en un hoyo de la playa.” Por lo tanto, la dificultad de buscar un significado al acto poético es más que evidente y me atrevería a decir que no responde a algo tangible. La poesía esconde algo de místico, algo que fulgura en el poeta y que no le permite zafarse, aunque quiera, de ese impulso. Según Trapiello es “un impulso de origen misterioso que se aviene casi siempre mal con su suceder histórico, acaso porque sólo en la poesía percibimos que la vida, esa verdad y belleza presentida por tantos, puede llegar a ser el presente originario que gusta caminar dos pasos por delante de nosotros, mostrándonos el camino.”

Finalmente, podemos decir que estamos ante una obra que hace un recorrido biográfico-poético que nos permite conocer mejor al poeta, al marido, al padre, al hijo…

Pero, principalmente, lo que para mí tiene mayor relevancia es la reflexión continuada del acto poético, sobre ello he querido detenerme en esta reseña, creo que los momentos más sublimes del libro, independientemente de los poemas que podemos encontrar -que son una selección muy cuidada de los distintos libros del autor-. las fotografías que añade en la parte central, etc., están sus ramificaciones filosóficas, que permiten a Trapiello culminar sus poemas y dotarlos de sentido pleno.

Así que, llegados a este punto, ¿qué podemos hacer con la poesía?, Andrés Trapiello nos da la respuesta: “Haz con la poesía que la muerte no exista. Esta es toda la verdad, toda la belleza.”

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Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953) es poeta, narrador, ensayista y tipógrafo. Biógrafo de Cervantes y traductor del Quijote al castellano actual, es autor del monumental diario Salón de pasos perdidos, formado por veintidós entregas hasta la fecha, y de obras tan celebradas como Las armas y las letras. Literatura y guerra civil o las dedicadas a El Rastro y Madrid. Fue editor de Trieste y dirige ahora la colección de poesía La Veleta. Sus cuatro primeros libros de poemas fueron reunidos en Las tradiciones (1991), volumen al que siguieron Acaso una verdad (1993), Rama desnuda (2001), Un sueño en otro (2004), Segunda oscuridad (2012) e Y (2018).

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Fernando Mañogil Martínez

Fernando Mañogil Martínez

Fernando Mañogil Martínez nace en Almoradí (Alicante) el 26 de agosto de 1982

Es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Alicante y profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IES Los Montesinos-Remedios Muñoz.

Ha publicado algunos libros de poesía como Del yo al nosotros (Sevilla 2010), Viento en contra (Devenir, 2015) y Volver (Selección de poemas 2013-2018).

También ha realizado el trabajo de investigación sobre las relaciones poéticas entre César Vallejo, Gonzalo Rojas y Juan Gelman.

Su último libro de poemas publicado hasta la fecha es La musa y el silencio (Devenir, 2019).

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