Las nueve musas
Mujeres en la bruma

Mujeres en la bruma. Mexicanas olvidadas en la ópera

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¿Cuánto tiempo seguiremos sintiendo las manifestaciones de desigualdad de nuestra sociedad entre hombres y mujeres incluso en países que se consideran desarrollados?

Podemos imaginar lo arduo que debe haber sido para nuestras predecesoras ser artistas o creadoras en el siglo XIX y en gran parte del XX, pero no porque haya desaparecido, sino porque debe haber sido peor.

México es un país que olvida a sus artistas y recuerda a sus asesinos, a veces sin diferencia de sexo. Esa es una de las tendencias más inexplicables de nuestra memoria y de nuestra manera de recordarnos o de vernos a nosotros mismos, como si la violencia fuera parte intrínseca de nuestra naturaleza.  Hoy vamos a abrir un espacio distinto. Por una vez hablemos de las que construyeron, de las que educaron, de las que crearon.

María Garfias, la primera directora de orquesta

 Comenzar con ella ya es un problema, porque todos los diccionarios de música, ópera y espectáculo hispanoamericano coincide en tener diferentes fechas de nacimiento y un circa en la fecha de su muerte.

Por fortuna ahora existe una página hecha por su bisnieto el Ingeniero Arquitecto Armando Riberas Garfias, y realizada por el musicólogo Fernando Carrasco Vázquez. ¿Qué pudimos entonces saber de ella a ciencia cierta? Primero que su nombre real era María Rita de la Preciosa Sangre García Malabear, hija de José García Garfias y María Refugio Malabear y Anyano. Fue bautizada el 22 de mayo de 1849 en la iglesia de Santa Veracruz en la Ciudad de México.

¿En qué están de acuerdo todas las fuentes? En que fue una niña prodigio, alumna de Cenobio Paniagua (1821-1882), el compositor más importante del siglo XIX mexicano junto con Ricardo Castro (1864-1907) y Melesio Morales (1838-1908), y que, hasta donde hoy sabemos, fue la primera directora de orquesta mexicana. Se sabe que fue pianista, compositora, directora de orquesta, además de actriz y cantante.

Además de Cenobio Paniagua, también fueron sus maestros Agustín Balderas (1824-1877) y posteriormente Octaviano Valle (1826-1869). El 18 de noviembre de 1862 hace su debut como pianista interpretando una fantasía sobre Lucia de Lamermoor de Émile Prudent (1817-1863)en el Gran Teatro Nacional y como compositora con su fantasía para piano sobre temas de Martha.

 Un mes después estrena su plegaria Dios Salve a la Nación y otras piezas también suyas en el mismo lugar. Fueron compuestas entre los 12 años y 14 años, lo cual nos demuestra la precocidad que sorprendió a sus contemporáneos.

El sábado 9 de noviembre de 1867 en el Teatro Nacional estrena su Marcha Republicana en una función dedicada a Benito Juárez, al parecer esa fue la única vez que dirigió una orquesta, convirtiéndose en la primera directora mexicana a los 18 años.

Además, en este concierto interpretó una paráfrasis de concierto sobre Ernani, de Franz Liszt; otra obra no especificada de Joseph Ascher a dos pianos a cuatro manos cada uno, junto con: Victoria Bustillos, Aniceto Ortega y el sobrino de éste, Fermín; y después, acompañó al piano al clarinetista José Salot. Su fama favoreció a que casi toda su producción fuera editada por las casas de Manuel Murguía, Jesús Rivera e Hijo y H. Nagel Sucesores.

¿Qué pasa con ella cuando deja de ser una niña prodigio? En su madurez abandonó la composición, pero siguió participando en representaciones teatrales. Olavarría y Ferrari la cita como parte del elenco de Los Hugonotes comedia de Miguel Echegaray y de la zarzuela Marijuana de Jackson Veyan y Quinito Valverde, representadas en el teatro de la Escuela Nacional Preparatoria en 1902.

Escribió catorce piezas para piano que incluyen danzas, nocturnos, caprichos, marchas, fantasías y valses. Tres canciones e himnos para voz y piano y dos piezas para orquesta una plegaria y una marcha.

El nacional del 14 de marzo de 1918 en la página 3, señala: “En días pasados dejó de existir la señora María G. viuda de Garfias en su residencia de las calles de Donceles, Sus funerales tuvieron lugar en el panteón español habiendo concurrido muchas de las amistades de la desaparecida dama.”

¿Quién y cómo se le recuerda? Este fue uno de los pocos reconocimientos que obtuvo:

“…en el diario El siglo Diez y Nueve, del 15 de enero de 1877, p. 3; se menciona a María Garfias como expositora por parte de México, con algunas composiciones musicales, en la Exposición Universal de Filadelfia o Exposición del Centenario de 1876, su nombre aparece junto con: Guadalupe Olmedo y Ángela Peralta.”[1]

El problema es que dejó de escribir música de repente. ¿Por qué se dio cuenta de que nunca la iban a estrenar y nunca la iban a tomar en serio? ¿Por qué? ¿Por ser mujer? Muy probable y tristemente.

Julia Alonso, la primera compositora de una ópera

Julia Alonso
Julia Alonso

Aunque de ella ya he escrito un artículo anterior, me gustaría hacer varias precisiones a la luz de nuevas investigaciones. No fue nuestra primera directora, fue la segunda de la que tenemos registro, pero si fue la primera que hizo estudios superiores de esa especialidad y ejerció como tal en más de una presentación. Es una de las primeras profesionales de la música mexicana y la primera compositora de la que se tiene noticia que haya hecho una ópera en nuestro país, estoy hablando de Julia Alonso (1889-1977), organista, directora de orquesta, compositora y pedagoga.

Ha sido la única que pudo graduarse en cuatro carreras musicales: Piano con Ernesto Elorduy (1854-1913), órgano con José Guadalupe Velázquez (1856-1920) y Aurelio Barrios y Morales (1880-1943), composición con Julián Carrillo (1875-1965) y dirección con Carlos Meneses (1863-1929). Cabe mencionar que obtuvo las notas más altas en los cuatro exámenes profesionales que presentó de 1911 a 1915. La joven tenía solo 26 años cuando recibió su último título.

Que una mujer pudiera laurearse en ese momento histórico en una sola carrera ya significaba un logro enorme, cuatro grados parece casi imposible. Este caso sobre pasa todas las expectativas que se podían tener de un estudiante, fuera hombre o mujer, de esta institución y no sólo entonces, sino ahora también. No se sabe de nadie más que haya hecho esto, fuera hombre o mujer.

Hablaba francés, italiano y alemán. De 1914 a 1928 fue profesora del Conservatorio Nacional de México, impartiendo piano, órgano y composición. En ese mismo periodo fue maestra de la Escuela Nacional de Maestras, donde enseñaba órgano y teoría musical.

También fue profesora de la Escuela Corregidora de Querétaro, organizadora y directora de un orfeón de 500 voces, además de comandanta del Batallón de Mujeres, inspectora de Música de las Escuelas Primaras de la Secretaría de Educación Pública y Organizadora del «Cosmo Club Cuauhtémoc», la primera agrupación revolucionaria de mujeres. De 1934 a1936 es directora del periódico revolucionario de combate de trabajadores Intelectuales, en Guadalajara, Jalisco y dirige un periódico revolucionario de combate de trabajadores Intelectuales, en esa misma ciudad.

Como intérprete fue organista concertista de la Escuela Nacional Preparatoria, dio treinta y cinco conciertos de órgano abarcando música desde el siglo XII hasta nuestros tiempos. En 1919 hace la primera gira de conciertos de piano y órgano desde Canadá hasta Argentina, gira que repite en 1928 y 1932.

Tuvo una larga vida, 88 años, ¿Por qué nunca se le extendió el reconocimiento que se merecía? ¿Por qué no tenemos medallas, entrevistas o un testimonio de primera mano de su obra? De hecho, no se conservan ninguna de sus obras. ¿Por qué? Bueno, al parecer una de sus parientes tiro todas sus partituras a la basura.

¿Cuántas familias despreciaron a mujeres talentosas hasta el grado de convencerlas de la inutilidad de sus esfuerzos? ¿Cuántas mujeres maravillosas habremos perdido? ¿Cuánto talento desperdiciado por haber nacido en el género femenino?

Estas dos mujeres tenían algo en común: amaban la música, crearon y nos legaron un pasado del que podemos estar orgullosas. Abrieron un camino importante por el que podemos transitar todas las que nos dedicamos como ellas a construir.

Que el arte y, sobre todo nuestro país, no olvide jamás sus nombres.

[1] PAREYÓN

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Enid Negrete - Ópera

Enid Negrete

Enid Negrete se ha formado profesionalmente tanto en el medio musical como en el ámbito teatral. Es Doctora en Artes Escénicas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Reside en esta ciudad desde hace quince años, donde ha trabajado como productora y directora de escena de teatro y ópera, así como especialista en archivos operísticos, crítico, profesora y articulista.

Como investigadora fue la primera en estudiar los archivos históricos de los dos teatros más importantes de ópera de España: El teatro Real de Madrid (actualmente consultable en el Institut del Teatre) y el Archivo histórico de la Sociedad del Gran Teatro del Liceo de Barcelona (en proceso de digitalización por la UAB). De 2013 a 2016 fue investigadora invitada del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información “Carlos Chávez” del Instituto Nacional de Bellas Artes de México, donde realizó el diseño de la primera línea de investigación de la ópera en México.

Desde el año 2006 ha colaborado en diferentes publicaciones especializadas en ópera, música clásica y artes escénicas, tales como Ópera Actual, Opus Musica, La onda, Revista ADE de la Asociación de Directores de Escena de España, Heterofonía y Recomana.cat.

Actualmente es la presidenta de la Fundación Arte contra Violencia dedicada a apoyar a los artistas de escasos recursos, dar formación profesional y difundir el arte mexicano en Cataluña.

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