«[…] nada nos acerca tanto al alma de un pueblo como el lenguaje […]», dice Klemperer en su ensayo LTI. La lengua del Tercer Reich.
Sin embargo, la afirmación es dialéctica: el lenguaje refleja la esencia de un pueblo, pero también la esencia de un pueblo se forja con el lenguaje.
- Klemperer, Victor (Autor)
Victor Klemperer (Landsberg 1881-Dresde 1960) se encarga de demostrar cómo funcionó esta última lectura de su afirmación en los años del nacionalsocialismo. Su análisis, acompañado siempre de fundadas y cultas reflexiones, pone al descubierto hasta qué punto la lengua puede ir transformando el modo de pensar del ser humano de manera imperceptible a sí mismo. Solo un observador sensible, capaz de contemplar con distancia esta evolución se percata de ello. Y precisamente la naturaleza inconsciente del proceso hace de la lengua el arma más peligrosa en tanto que inculca ideologías y la convierte en un poder oculto a ojos y conciencias, que va calando en lo más profundo hasta arraigar.
Klemperer reúne óptimas condiciones para desarrollar el propósito de su texto: una especial sensibilidad lingüística, en tanto que filólogo, y una excepcional capacidad de observación crítica, en tanto que perseguido por el nacionalsocialismo por su ascendencia judía.
La obra, publicada en 1947, debe su existencia a las notas que su autor empezó a tomar en su diario en los años treinta, sobre todo a partir de 1933, después de la subida de Hitler al poder. Klemperer, que en 1935 como consecuencia de las leyes de Nuremberg quedó desposeído de su cátedra universitaria y salvó la vida por su matrimonio ario, escribió su diario clandestinamente durante años. Obligado a trabajar en una fábrica, su oído atento reunió palabras y expresiones habladas de los trabajadores de diversas procedencias e hizo acopio de las que le proporcionaban periódicos y otra literatura escrita a la que podía acceder. Huelga decir que el libro tiene extraordinario interés en tanto que desenmascara la intención propagandística al servicio de la ideología del Tercer Reich. Sin embargo, más allá de esto, despierta al lector a la conciencia del poder de manipulación del lenguaje en cualquier momento de la Historia y afina el oído del lector y hablante hacia su propio entorno lingüístico.
Klemperer repasa en su texto formas muy diversas de transformación de la lengua alemana: no solo testifica el nacimiento de nuevas palabras o expresiones como consecuencia de actuaciones políticas y policiales antes inexistentes, sino que estudia minuciosamente las distintas connotaciones que van adquiriendo determinados conceptos (Europa, por ejemplo) en los años nacionalsocialistas —a veces hasta subvertir absolutamente el significado anterior—, el uso de eufemismos, de superlativos, la estrategia de la insistente repetición para adoctrinar y hacer pasar mentira por verdad, o la matizada evolución que fueron adquiriendo determinados modos de expresar los cada vez mayores reveses y derrotas en los últimos meses de la guerra para que no parecieran tales o hasta para darles la apariencia de victorias.
El texto tiene un gran valor añadido, y es que ofrece mucha información sobre la vida cotidiana de un perseguido del nacionalsocialismo por su condición de judío y permite al lector intuir el sufrimiento y la angustia que pudo suponer el terror de aquellos años.
A diferencia de las tesis que posteriormente hablaron de la manipulación nazi del romanticismo, resulta especialmente interesante la afirmación, que Klemperer defiende con contundencia, de que la ideología nacionalsocialista tiene sus raíces en el romanticismo alemán, no en el que él mismo denomina romanticismo kitsch, sino en el verdadero. Interesante es también el repaso que hace de las coincidencias entre nacionalsocialismo y sionismo, y su observación del hecho de que escasos alemanes de ascendencia judía conocían a Herzl y el sionismo.
El texto de Klemperer tiene el gran mérito de poner de manifiesto cómo la lengua puede ser una peligrosa y poderosa herramienta para construir un enemigo ficticio, a medida de particulares intereses, con el fin de intentar justificar las mayores atrocidades. La Historia se ha encargado de demostrar que funciona. Y lo que es más grave: funciona y funcionó no solo entre quienes no eran objetivo de persecución de los nazis, a quienes convirtió en sus cómplices más o menos conscientes, sino entre los colectivos que fueron víctimas de su terror —incluso ellos adoptaron el lenguaje de sus verdugos sin percatarse—. Incluso el propio Klemperer, que nos lo está contando, cae involuntariamente en esta trampa, en ocasiones inevitablemente, porque ¿cómo referirse a conceptos antes inexistentes?
Meritoria es asimismo la tarea del traductor en una obra de estas características, lingüísticamente tan sensible. Muy acertada resulta su decisión de incluir a menudo entre corchetes la palabra o expresión original alemana, que sin embargo, por algún criterio que se me escapa, no aplica sistemáticamente, lo cual hubiera sido deseable.
Victor Klemperer
LTI. La lengua del Tercer Reich.
Apuntes de un filólogo
Traducción de Adan Kovacsics
Ed. Minúscula, 2016, Barcelona, 410 págs.
Última actualización de los productos de Amazon el 2023-12-11 / Los precios y la disponibilidad pueden ser distintos a los publicados.
Añadir comentario