“El arte es la perfección de la naturaleza”
Thomas Browne
“La abstracción es real, probablemente más real que la naturaleza”
Joseph Albers
“Todas las cosas que un artista debe ser: poeta, explorador de la naturaleza y filósofo”
Paul Klee

Un artista nacido para el arte
La trayectoria artística de Paul Klee (Münchenbuchsee, Suiza, 1879 – Muralto, Suiza, 1940) se ha movido por diferentes corrientes estéticas, ya que ha cultivado el surrealismo, el expresionismo y la abstracción. Además, su presencia en el grupo expresionista Der Blaue Reiter (El Jinete Azul) y el haber colaborado como docente en la Bahaus demuestra que fue un artista interesado en las denominadas primeras vanguardias del siglo XX, y si no hubiera fallecido tan prematuramente, posiblemente hubiera ampliado su conocimiento con otras tendencias del momento.
Ahora, la Fundació Miró de Barcelona presenta Paul Klee y los secretos de la naturaleza, donde se muestran una serie de obras de un tema poco conocido de este artista, al menos para mí, como es el del estudio del mundo natural, ya que se tiene más constancia de su gran aportación a la abstracción. Además, esta exposición sirve para reafirmar que es un artista muy dotado para el dibujo. Sirva como ejemplo el dibujo Ohne Titel (Schecke) /Sin título (caracol) que realizó cuando tenia solamente 4 años demostrando su pericia como dibujante, ya que a esta corta edad es casi imposible realizar un dibujo de estas características.

La comisaria es Martina Millá, responsable de exposiciones de la Fundació Joan Miró, contando también con la colaboración de Fabienne Eggelhöfer, comisaria jefa del Zentrum Paul Klee.
En total se exhiben 200 obras entre pinturas, dibujos, objetos naturales y documentación pedagógica. Además, se exhiben obras de otros artistas, en este caso mujeres afines a los planteamientos del artista suizo, como la pintora expresionista alemana Gabriela Münter, que fue una de las integrantes de Der Blaue Reiter, la pintora surrealista gallega Maruja Mallo y la artista visionaria suiza Emma Kunz. Asimismo, hay una instalación de la artista conceptual suiza Sandra Knecht.
Conjuntamente con la muestra se llevan a cabo una serie de actos como por ejemplo un archivo natural, en que un espacio del museo pasa a ser un archivo de resonancias y experiencias relacionadas con la exposición; un paseo sonoro en medio del paisaje del parque de Montjuic -donde está ubicada la Fundació Miró-; un curso de dibujo a través de diferentes artistas que se celebra en el Jardín Botánico del mismo parque; un taller de ecopoesia a partir del trabajo de diversos poetas que se basan en los animales, los paisajes y las plantas; ciclo de películas que se llevan a cabo en la Filmoteca de Catalunya que, en esta ocasión, se basa en los filmes de la poeta y directora escocesa Margaret Tait y finalmente, una serie de conferencias, talleres, visitas sensoriales e interpretaciones musicales. O sea, podríamos afirmar que la exposición abarca un gran número de actividades paralelas que ayudan a entender y comprender mejor la obra del artista suizo.

Paul Klee. Una vida dedicada al estudio y la creación
De muy joven Klee estudió en la Escuela Municipal de Música de la capital suiza, ya que sus padres eran músicos, pero dejó de interesarse por ella antes de cumplir los veinte años, a pesar de que poseía dotes como violinista, llegando incluso a actuar en la Asociación de Músicos de Berna. De todos modos, en su obra plástica aparece a menudo el tema musical. Posteriormente cursó estudios de arte en Múnich, ciudad donde vivirá y entrará en contacto con los pintores Vasily Kandinsky y Franz Marc, entre otros artistas de vanguardia. Al ser su padre alemán pudo adquirir la ciudadanía alemana, pero cuando se exilió debido al nazismo Suiza le negó la ciudadanía.

Otro aspecto importante en el devenir de Klee fue su pertenencia a dos instituciones de renombre internacional como fueron la Escuela de la Bahaus y la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, donde profundizaba sobre cuestiones espirituales tanto desde el punto de vista humano como el de la naturaleza y que iban acompañado por diversas formas de representación a través del color y la composición. Antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, concretamente en 1933, retorna a Berna ya que es expulsado por el régimen nazi, junto con otros profesores de la Bauhaus, debido a la supuesta creencia de que sus propuestas plásticas eran consideradas como “arte degenerado”.

Los secretos de la naturaleza
Como hemos mencionado anteriormente la exposición se centra en la temática de la naturaleza con obras que van desde 1883 a 1940, o sea de cuando tenía 4 años hasta el año de su muerte. La comisaria la ha divido en los siguientes apartados: Años formativos. El estudio de la naturaleza como descubrimiento de la personalidad artística (1883-1911); Viaje a Túnez y Primera Guerra Mundial. La naturaleza como enigma y evasión (1912-1920); Docencia en la Bauhaus. El análisis de los fenómenos naturales (1921-1931) y Síntesis e identificación. El último período (1932-1940).

Tanto su viaje a Túnez en 1914, donde descubrirá la luz, como el inicio de la I Guerra Mundial, en la que participa por su nacionalidad alemana -estuvo destinado en una base aérea-, originan que su obra destile una gran dosis de ironía, que también se puede observar cuando representa la naturaleza, debido a que algunos cuadros “quedan transformados en estructuras aritméticas, en esquemas lineales más propio del lenguaje de la ingeniería, mientras que otros desprenden una energía juguetona y desinhibida”. Tal como se puede comprobar en Paisaje incandescente (1919) y Campamento en la montaña (1920), en que las tonalidades cálidas, sobre todo el rojo y el amarillo prevalecen respecto al resto de la composición que posee ciertos atisbos geométricos que están cercanos a la abstracción.

Durante los años de entreguerras es cuando el artista puede desempeñar libremente la teoría y la praxis de sus propuestas creativas, ya que la docencia en la Bauhaus hace posible su acercamiento a los jóvenes, a pesar de que no tenia experiencia en el campo de la enseñanza, pero sus lecturas de Goethe y todo lo que sabia sobre el mundo natural le sirvieron para transmitir conocimiento. Para preparar las clases utiliza el recurso de las metáforas naturales que “le servirá para levantar su compendio pedagógico”, explicando la morfogénesis de los organismos vivos “como modelo para entender las fuerzas subyacentes en toda forma”.
En este ámbito se exponen una serie de acuarelas de finales de los 20 en las que se aprecia cada vez más su inclinación por la abstracción, siendo la obra Sonido de la flora meridional (1927) un claro ejemplo de ello, ya que está compuesta de pequeños cuadrados uno al lado del otro sin ningún tipo de relación respecto al color, solamente les une que todos ellos son colores primarios. Seis décadas más tarde Sean Scully haría lo mismo en sus composiciones.

Al cabo de poco tiempo desarrolla una enfermedad degenerativa que no le impide seguir pintando de manera tan precisa, pero en cambio su obra se vuelve más libre. “Los dibujos que hizo con los dedos apuntan a su identificación final, a través del propio cuerpo, con las formas y atmosferas naturales y con la pulsión vital que tanto había observado a lo largo de su vida”. Todo ello se puede observar en las ceras de colores sobre papel pegado Viene el invierno (1939) y Esa estrella enseña a inclinarse (1940).
- Paul Klee (Autor)
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