Las nueve musas
El libro del Génesis, analogía del Cerebro

El libro del Génesis, analogía del Cerebro

El Consejero de Roma

Hablar del libro del Génesis es sumergirnos en un mundo simbólico el cual a pesar de parecer subjetivo y lejano a la realidad tiene su paradoja en que al comprenderlo fortalece la cotidianidad y la relación no sólo interior sino con Dios, el prójimo y la naturaleza.

En el Shefer Bereshit se lee, El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia el Oriente, y más adelante dice, En Edén nacía un río que regaba el jardín y después se dividía en cuatro brazos.

El libro del Génesis, analogía del CerebroA primera lectura este Gan Edén es un lugar físico, un jardín situado en un lugar llamado Edén, por otra parte, se habla de un Paraíso llamado Pardes, el cual no es un lugar físico sino interior.

Es interesante comprender que la base de la plenitud se relaciona con la unión de lo interior con lo exterior, de lo subjetivo con lo objetivo, símbolo del Cielo y la Tierra, en esta imagen existen diversas maneras de comprender la vida y la Palabra de Dios, ninguna se contrapone a la otra de forma semejante a como el cuerpo no se contrapone al espíritu.

Todo tiene un tiempo está escrito en el libro del Eclesiastés, tiempo fundamentado en la paciencia, la cual explaya la virtud de saber recibir y ofrecer en el momento justo, pero ¿cómo reconocer el momento justo? Simplemente cuando cada acto, palabra, Silencio no se forzan, sino se revelan naturalmente.  El cuerpo es esencial para comprender el avance espiritual, emocional, sensitivo e intuitivo de nuestro interior. A través del cuerpo el ser humano se comunica con la Creación, por ello es sagrado, sin el cuerpo nadie podría comunicarse con el Universo, por esta razón cada uno de los sentidos introduce al Hombre con la diversidad.

  • El sentido del tacto hace percibir el mundo exterior y superficialmente lleva a comprender la Creación desde lo material y la razón.
  • El sentido del gusto se relaciona con las sensaciones germinadas en los órganos, particularmente con el nervio espinal y el trigémino.
  • El sentido del oído se corresponde con el sistema nervioso, con los instintos.
  • El sentido de la vista se interrelaciona con los músculos, es más profundo al relacionarse con la médula espinal, el pulso y el ritmo cardiaco
  • El sentido del olfato dice la mística, retorna al ser humano a su espiritualidad, por ello, Dios exhala su aliento en las narices de Adam (Humanidad). Este sentido nos retorna a lo que somos, otorga tranquilidad a través de cada respiro, tiene relación orgánica con cada órgano y los otros sentidos del cuerpo, además de tener comunicación con ambos hemisferios del cerebro.

Adán y EvaEstos cinco sentidos menciona la sabiduría de la antigua China son manejados por cada uno de los dedos de la mano y pies, guardan en sí mismos un pequeño porcentaje de la energía de los cinco puntos del Cosmos llamados continentes, en cada mano y pie el ser humano lleva la sabiduría esparcida en las montañas, ríos, ciudades, pueblos, bosques, desiertos, en cada uno de sus sentidos la humanidad comprende el sentir del otro, en el cuerpo la distancia y la lejanía no existen, por ello Adán y Eva son los padres de la humanidad, no sólo para que no existan clases sociales y algunos se perciban con mas importancia que otros, sino porque al compartir la misma energía la humanidad es una misma, siente, comprende, aprende, crece, se desarrolla y muere de la misma manera que la persona que vive a miles de kilómetros, en el cuerpo el Hombre encuentra la cercanía con toda la humanidad y la creación.

Otro punto de encuentro con el universo se haya en el cerebro el cual se divide en hemisferio derecho donde se resguardan las emociones, la creatividad, el arte, la música. Este hemisferio es integrador, centro de las facultades visuales espaciales no verbales, es el hogar de las sensaciones, sentimientos y habilidades especiales. Por otra parte, el hemisferio izquierdo es responsable del lenguaje, escritura, lógica y matemáticas, es el centro de las expresiones, almacena conceptos, lenguaje articulado, comprensión verbal, el cálculo, la memoria y resguarda el pensamiento abstracto[1]. Ambos hemisferios están regidos por cuatro porciones del cerebro donde cada una controla comportamientos y conductas concretas:

  • Lóbulo frontal 2) Lóbulo Parietal 3) Lóbulo Temporal 4) Lóbulo Occipital

Conjuntamente el cuerpo humano se apoya del sistema nervioso somático centrado en el consciente y el sistema nervioso inconsciente, pero, todo tiene comunicación gracias a las células nerviosas o neuronas, consideradas piezas de construcción del cerebro. Todo lo anterior mencionado es porque comprender el funcionamiento del cuerpo interior y exterior profundiza en el entendimiento del concepto Paraíso – Pardés y sobre todo lleva a comprender espiritual y corporalmente el libro del Génesis.

El ser humano fue creado a Imagen y Semejanza, es decir, divina y humanamente, con lo material y lo espiritual.  A partir de esto se comprende que para tener plenitud espiritual se debe consagrar el cuerpo y para tener plenitud corporal se debe consagrar la espiritualidad. Al realizarse la creación el Cielo y la Tierra se separan dejando en el centro el aliento.  El Cielo simboliza lo espiritual, lo masculino, positivo, el interior. La Tierra lo material, lo femenino, lo negativo, lo exterior, por lo que se comprende que tanto al Cielo como a la Tierra el ser humano lo lleva en su cuerpo a través de su cerebro, de manera semejante a como lleva en sus sentidos, en sus manos y en sus pies los cinco puntos del universo.  La mística menciona que en el hemisferio derecho del cerebro esta el Cielo, el Yang y en el hemisferio izquierdo la Tierra, el Yin, como enseña el taoísmo. A partir de esto se comprende que las grandes filosofías, religiones y ciencia tiene la misma sabiduría al explicar las dos primeras desde la simbología y el mito, la última desde los estudios científicos que en nuestro cuerpo llevamos lo escrito en el libro del Génesis donde el Cielo y la Tierra son fortalecidos por las neuronas o la luz divina nombrada Shejiná que lleva al ser humano a comprenderse.

jardín del edénOtro punto que fortalece este estudio es lo escrito en el libro del Génesis 2, 10-14 en Edén nacía un río que regaba el jardín y después se dividía en cuatro brazos, el primero se llama Pisón donde hay oro, ámbar y ónice. El segundo Guijón. El tercero Jidekel o Tigris y el cuarto Drab o Éufrates. Estos cuatro ríos son la analogía de las cuatro porciones en las que se divide el cerebro, sí, así como son cuatro los ríos que surgen del Paraíso son cuatro las divisiones del cerebro, siendo estás:

  1. Lóbulo frontal – localizado en la parte anterior del cerebro. A partir de él se desarrolla la producción lingüística- oral, la atención, comprensión, reorientación. Se encarga de absorber la información de todas las otras estructuras y las coordina para actuar de forma conjunta. En su región posterior se desarrolla el área motora primaria conduciendo los movimientos individuales a las diferentes partes del cuerpo. Su región anterior, acaudala la actividad motora asentada en experiencias pasadas. La corteza prefrontal se vinculada con la personalidad, los sentimientos, la iniciativa, el juicio y es la fortaleza de los ojos, cráneo, cavidad nasal y lengua.
  2. Lóbulo Parietal – habita cerca del centro del cerebro, detrás del lóbulo frontal y delante del occipital, forma la quinta parte del cerebro, su función es la somato-sensación e integración sensomotora. En él se desenvuelve la atención, el procesamiento numérico, la memoria de trabajo. En su área sensorial primaria surgen los impulsos de la piel y se desentrañan como frío, dolor, placer, etc. En él se crea la comprensión del leguaje escrito.
  3. Lóbulo Temporal – se pliega debajo de la mitad de ambos hemisferios. Es el responsable de la información que llega por el sentido del oído, compila, descifra la información que llega de la nariz y hace frente a los estímulos sensoriales.
  4. Lóbulo Occipital – se haya en la parte posterior del cráneo, es parte del cerebro anterior y de la corteza visual primaria, recibe la entrada de las imágenes, dilucida, decreta la propiedad del color y otros aspectos de la visión y del lenguaje, identifica los rostros, objetos. Ofrece significados, respuestas lingüísticas y responde a la información. Si se daña causa alucinación e ilusión visual.

El libro del Génesis, analogía del CerebroEstas cuatro funciones del cerebro no sólo se relacionan con los cuatro ríos del Edén, sino que ambos puntos cobran sentido en la manera en que cabalistas mencionan debe estudiarse el Libro Sagrado reflejo de las cuatro maneras centrales de especular la vida. Cada una de estas reflexiones parten de las cuatro letras de la voz Pardes en hebreo, vocablo formado por las letras Pei, Reish, Dalet y Samej, las cuales dan origen a:

  • La palabra Pshat, es decir, el sentido literal o evidente del texto y de la vida.
  • La palabra Remez, sentido alegórico-simbólico, aquello que trasciende la realidad, la metáfora.
  • La palabra Drush, lo interpretado talmúdicamente, la visión profunda basada en la sabiduría.
  • La palabra Sod, lo secreto e interior, es decir, el misticismo.

Estos cuatro niveles de interpretación están entrelazados con cuatro animales: la voz Pshat con el toro, Remez con un hombre, Drush con un león y Sod con un águila. Cada uno de estos acerca a los seres de la apocalíptica del Antiguo Testamento especialmente los del profeta Ezequiel (1,4-26) quien menciona que estos conducen la Merkaba o carroza de Dios. Este vocablo formado de la raíz RKB, habla del trono-carroza de Dios representación —para muchos estudiosos— del estado perfecto adquirido después del paso por la Tierra y el Cielo, es decir, el estado de totalidad e infinito, explicado en el cristianismo en los cuatro evangelios según Mateo, Marcos, Lucas y Juan los cuales son simbolizados con los mismos cuatro seres. Esta totalidad o infinito es nombrado en la filosofía china Tao donde el No – ser es el origen del Cielo y de la Tierra (espiritualidad-interior), el ser es el origen de las cosas[2] (materia-exterior) aquello creado antes de Dios, donde se habla de las cuatro grandezas del universo[3]:  el Hombre quien obedece las leyes de la Tierra, la Tierra que sigue las leyes del Cielo, el Cielo quien obedece al Tao, y el Tao quien no sigue más que así mismo.

NirvanaEl libro del Génesis o Séfer Bereshit, es más que un libro de mitos y hermosa literatura, es un libro que explica el comienzo de la humanidad apoyándose no sólo de la simbología antigua, sino que se fundamenta y fortalece en la sabiduría de la contemplación interior y exterior del ser humano. El libro del Génesis explica a través de mitos y géneros literarios el funcionamiento del cerebro, la unión del cuerpo con cada punto del universo, la forma en la que todo ser humano debe de reflexionarse a sí mismo para poder alcanzar el estado primigenio llamado para el Hinduismo y Budismo Nirvana, para el Taoísmo Tao, para el Judaísmo enSof y para el Cristianismo Vida Eterna. El libro del Génesis es una invitación para que cada ser humano encuentre en su cuerpo el Cielo y la Tierra y de esta manera lo consagre en la dignificación del Semejante.

El Paraíso del cual nos habla el Génesis es el cuerpo humano en el cual fluyen, germinan, se crean los actos más hermosos y bondadosos, pero también los más crueles y malvados.  A través de él comprendemos que Adán y Eva llevan la dualidad en su interior, por eso hombre y mujer los creó, por ello el cerebro tiene dos hemisferios, el Tao se complementa del Yin y el Yang, Hashem se integra con la Shejiná y el Dios cristiano se encarna de una Virgen.

Su divina gracia de la India menciona El concepto de Paraíso se comprende desde la mística de todas las religiones porque el Edén es el ser humano, de la misma manera que todas las religiones buscan el Oriente para rezar, porque el Oriente está en centro de la frente, lo que nosotros llamamos Tercer Ojo, ahí donde comienza el nombre del Padre para el cristiano, la parte del cuerpo que el judío recarga en el muro de los Lamentos y el musulmán en el suelo.

Quizá por ello Mark Twain escribió para Adán, el paraíso era donde estaba Eva.


[1] Cf. John Hughlings Jackson.

[2] Cf. Lao Tse, Tao Te King. I.

[3] Ibidem. XXV.


 

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Martha Leticia Martínez de León

Martha Leticia Martínez de León

Hermeneuta en Libros Sagrados y Lenguas Antiguas.

Maestra en Ciencias Bíblicas y Hebreo Antiguo. Maestrante en Estudios Judaicos por la Universidad Hebraica. Licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad Pontificia de México. Especialidad en islam por la Universidad de Al Azhar de El Cairo, Egipto.

Especialidad en el Pensamiento del Papa Francisco y el Libro del Apocalipsis por el Boston College.

Especialidad en Música Contemporánea (Piano-guitarra).

Generación XXXII de la Sociedad de Escritores Mexicanos (SOGEM).

Ha publicado treinta y siete libros en México, España, Estados Unidos e Italia en diversos géneros literarios y teológicos.

Conferencista a nivel internacional.

Creó y desarrolla la teología del Silencio y de la Carne la cual entrelaza con la investigación mística, científica y musical bajo el nombre de “Lectura gemátrica, pitagórica y cuántica del Séfer Bereshit 1-3 -Hashem se revela a través del Big Bang-

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