Las nueve musas

Hui de mi madre, de mi padrastro y sus hijos. A diario me violaban

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Existen historias como personas en el  mundo, historias ramificadas a través de la descendencia, de la palabra, del Silencio, y cada una de esas historias individuales se forma, tiene su mañana y tuvo su origen en decisiones y palabras del prójimo, porque nuestro momento al que llamamos hoy lleva su encuentro en los actos y acciones que van abriendo  senderos a nuestros pasos, y dentro de este caminar sobre la tierra, asfalto, campo, desierto, habitan las huellas de quienes emigran como lo hacen las aves, para buscar, solventar, para salvarse escudriñando su primavera como lo hacen las golondrinas, porque el invierno y la tempestad llega a sus vidas marcada no por el tiempo, si no por los actos humanos, por el poder, la guerra, la violencia, el hambre, el odio las cuales se manifiestan de manera particular  social y espiritual.

Cada una de las personas que habitamos la tierra, hemos nacido en lugares particulares, para desarrollar nuestro ser, entregar la esencia, la sabiduría de nuestra experiencia y dejar un camino más  puro y abierto a quienes vendrán tras de nosotros.

Habitamos el mundo dentro de un país creado entre fronteras y amurallada por leyes y fundamentos absurdos que nos hacen creer desde pequeños que pertenecemos a una patria, a una nación, y que debemos venerar una bandera, incluso matar por ella, por un trozo de tela creado en mucha ocasiones por manos de personas explotadas.

Estos actos, sin darnos cuenta nos disminuyen, nos reducen a pertenecer a un sólo lugar.

El ser humano es un ser de tierra, no de naciones, la patria del hombre es el mundo, y  nuestra bandera debe ser el sol, la luna,  las estrellas que se muestran para toda las personas. A diferencia de la naturaleza, los poderes, los gobiernos nos han  reducido a espacios a los cuales nombramos nación, pero dentro de ésta nos reducen a una ciudad, a una comunidad, a un familia, y nos vuelven egoístas, nos enseñan a marcar propiedades olvidando que somos parte de un todo para compartirlo. Pero, no conforme a ello  los grandes poderes ven en otras naciones riquezas,  tierras, minerales, petróleo, oro  y manufactura barata para que las manos nacidas de esa tierra exploten su hogar en su beneficio.

Así invaden, contratan mercenarios para crear violencia y construir una imagen ante las otras naciones de salvadores de esa nación y comienza la guerra, la cual deja riquezas para quien la provoca, pero muerte, huérfanos, pueblos destruidos y sobre todo migración de toda la gente que se ve en la necesidad de huir, perdiendo sus casas, su familia, sus hijos, padres, y tiene que marchar hacia otras naciones, emigra dejando entre la sangre de sus antepasados lágrimas que al derramarse  convierten a la persona en estatuas de sal, pero sin importar el peso tienen que seguir marchando para crearse una nueva historia.

Paralelamente en otras naciones, la miseria lleva a sus habitantes a marcharse en busca de un mejor mañana, no porque la persona lo desee, sino porque los gobernantes han olvidado la justicia y la responsabilidad  que tienen hacia sus habitantes, sólo perciben a su pueblo como un instrumento que los enriquece. El poder los ciega, y lo único que desean es enriquecerse  a costa de la pobreza del otro. La gente se queda sin trabajo, sin fuente de vida, mientras el gobernante vende la tierra a otros países,  que explotarán a un pueblo ajeno, mismo que asesinará en su lugar de origen o en su caminar hacia otras tierras en busca de alimentos.

En otra escala se encuentran los pasos de mujeres, niños, hombres que huyen de su familia a causa de los golpes, por el odio, por la violencia continua  al ser explotados laboral o sexualmente. Mujeres que huyen para salvarse, hijos que escapan de la explotación de los padres y buscan otra nación para respirar paz.

Y también están aquellos que emigran de sí mismos, para salvarse, para sanar su alma, aquél  que huye del engaño, de la tristeza, de la traición, ese ser que huye de los recuerdos y que ansía otro lugar, otro espacio para comenzar de nuevo, abrazando una tierra nueva la cual lo acoja, un país donde encuentre a otras personas que no lo lastimen, que no lo traicionen, aquél que busca en la diferencia del lenguaje una palabra de verdad.

Más allá de la circunstancia, cada una de estas personas gira en torno de buscar un hogar y sobre todo de esa esperanza de renacer en otra parte del mundo, de ese mundo que también le pertenece. Sin embargo, ninguno de ellos encuentra lo que busca, al contrario, en su camino se topa con más odio, con más violencia, rechazo, porque el otro ser humano se cree superior, porque a través  de un muro, una reja, estipula que es dueño de la tierra, porque con un  gentilicio se apropia de la tierra, de la naturaleza a la cual hace expatriarse, porque los animales también emigran, al huir a causa del fuego, así la naturaleza también es orillada a escapar a causa del egoísmo y la ambición.

  • Y el misil cayó junto a la escuela, y la niña no podía  dormir, se estaba volviendo  loca… mi hija tuvo que emigrar. (Testimonio de una madre a otra en la guerra de Oriente).
  • El gobierno me quitó mis tierras, los extranjeros necesitaban mi campo para sustraer minerales. (Testimonio de un campesino al darle limosna en la ciudad).
  • Hui de mi madre, de mi padrastro y sus hijos, diario me violaban   ( Testimonio de una niña hondureña)
  • Caminé  buscando otras personas, otro amor, otra tierra que me lleve a olvidar la traición. (Poema  anónimo).

Sí, las circunstancias son distintas, pero el motivo de ir hacia otro lado es la esperanza surgida del despojo, la violencia y la traición.

En la historia del Hombre esto ha sido frecuente: huir, buscar, escapar de la ambición la cual ha provocado migrantes y refugiados, quienes buscan vivir una  día sin misiles, sin miedo, porque la posmodernidad ha olvidado leer los tiempos  antiguos, porque los imperios no ven seres vivos sino instrumentos de explotación, porque la riqueza no se utiliza para ayudar a que un país pobre pueda vivir de la riqueza que le ofrece su propia tierra, sino para apoderarse y someterla, para sentirse poderoso por unos cuantos años de vida, porque esos Hombres poderosos han olvidado que morirán.

La migración  y los refugiados han recorrido la historia  a lo largo de los siglos, sufriendo la violencia, la humillación, el maltrato.

En la actualidad los medios de comunicación nos muestran como las guerras, la pobreza, la violencia, la tristeza, lleva a muchos seres humanos a buscar refugio en otros países, buscando consuelo y encontrándose con el rechazo  y la muerte en manos de quienes olvidan que sus antepasados huyeron y se refugiaron en otras tierras que hoy son sus patrias, y olvida  que sus gobernantes son quienes han provocado que esas personas busquen no sólo refugio, sino consuelo y paz.

¿Por qué  Europa olvida que en la gran guerra muchos huyeron hacia el continente africano en busca  de protección, y que estas tierras no sólo les dieron cobijo, sino trabajo y riquezas?

¿Por qué  ese gran Imperio, olvida que su riqueza y poder tiene como base el trabajo de migrantes centroamericanos y mexicanos?

¿Por qué  México olvida que parte de su pueblo deja su patria en busca de ese gran sueño americano, a causa de que sus gobernantes explotan la riqueza natural, y la dan a otros llevando a la pobreza a su pueblo? México olvida que sus connacionales son víctimas de abuso en su paso hacia Estados Unidos, y en ese olvida tortura y humilla al Centroamericano, y lo persigue y cataloga como criminal.

Pero, esta situación envilecida que se encuentra en todos los países  del mundo, y que se nombran, cristianos, judíos, musulmanes, budistas e hinduistas, han olvidado y pisoteado lo dicho por sus profetas, y lo que Jesús, Yahve, Visnu, Siddartha, y Allah han dicho y solicitando  a sus creyentes.

  • No oprimirás al extranjero, porque vosotros conocéis los sentimientos del extranjero,  ya que vosotros también  fuisteis   extranjeros en la tierra de Egipto. (Éxodo 23,9).
  • Estamos en este mundo para convivir con armonía, los que lo saben no luchan entre sí. (Proverbio budista)
  • Cuando un extranjero resida con vosotros en vuestra tierra, no lo maltratéis (Lev. 19,33).
  • En el cielo no hay distinciones entre este y oeste, son las personas quienes crean esas distinciones en su mente y luego piensan que son verdad. (Proverbio antiguo oriental)
  • Mostrad, pues, amor al extranjero, porque vosotros fuisteis extranjeros en la tierra de Egipto. (Dt, 10,19).
  • Así dice el Señor, practicad el derecho y la justicia, y liberad al despojado de las manos de su opresor. Tampoco maltratéis, ni hagáis violencia al extranjero, al huérfano o a la viuda, ni derraméis
  • sangre inocente. (Jr. 22,3).

 

misioneros de san Carlos
misioneros de san Carlos

Pero dentro de toda esta pérdida de amor y fe hacia quien busca un hogar, existe una comunidad misionera que a través de sus actos destruyen fronteras, alejan los términos de nación, país, etnias, religión, y destinan cada uno de sus días para buscar, rescatar, sanar y consagrar los pasos, la mente, el alma y el espíritu que todo aquél que ha sido y es víctima de los poderes y los grupos delictivos.

Los misioneros de san Carlos, Scalabrinianos, trabajan día a día,  para construir un sendero a migrantes y refugiados que ven su vida fragmentada. Cada uno de los jóvenes y sacerdotes que forman parte de esta comunidad, se desprenden de la seguridad que otorga el confort, la familia, olvidan pretensiones de poder, de trabajos que les otorguen un status social y consagran su vida al extranjero, al desconocido, destrozando con sus actos fronteras, y defendiendo al caminante de la discriminación.

Cada uno de los jóvenes Scalabrinianos,  trazan su historia en base al cuidado y necesidades del viajante, sanan sus huellas, su alma, su cuerpo, con trabajo, humildad, Sabiduría  y realizando lo dicho por los grandes profetas, lo solicitado por su Dios sin importar que el otro tenga otro credo o no lo tenga.

Los misioneros Scalabrinianos, consagran la vida del pobre, del que huye de la guerra del dolor, de la violencia, de la mentira, porque como bien lo establecen ellos: “para el pobre, la patria es la tierra que le da pan, ese pan menos escaso aunque conseguido con más trabajo”.

Cada una de las personas que construyen esta comunidad misionera, prepara un hogar para todos aquellos que vienen, van de y hacia lugares desconocidos, personas que caminan en la incertidumbre, y quienes al buscar alimento y una estabilidad, extravían su espíritu.

La comunidad Scalabriniana otorga un refugio al hombre,  a la mujer, a los niños, donde en base al cuidado y la valoración de su dignidad, fortalece su espíritu  y su fe a la humanidad.

Los misioneros Scalabrinianos se encuentran en 31 países de los cinco continentes, y fundan hogares para  migrantes y refugiados.

Juan Bautista Scalabrini
Juan Bautista Scalabrini

El migrantes es un ser que busca establecer su historia, personas que buscan compartir la vida y sus experiencias, que viven con la esperanza de crear dentro de otro país  un hogar sustentado en la paz y en el trabajo.

Los jóvenes que forman parte de la comunidad Scalabriniana, se levantan para construir pasos, estudian para saber escuchar y se preparan para servir al débil y desprotegido, estudian diversos idiomas para comunicarse con el que llega y hacerle sentir que tiene un hogar, porque la patria que deja es sólo una extensión de la Patria verdadera.

La comunidad de Scalabrinianos, camina en  contracorriente para encontrar y acompañar a quien camina solo, y nos enseñan que cada uno de los seres humanos que habitamos la tierra somos migrantes no sólo de nosotros mismos, sino de la propia vida que emigra hacia la muerte, dejando como misión un sendero limpio para que los pasos del otro no sangren en su caminar.

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Martha Leticia Martínez de León

Martha Leticia Martínez de León

Hermeneuta en Libros Sagrados y Lenguas Antiguas.

Maestra en Ciencias Bíblicas y Hebreo Antiguo. Maestrante en Estudios Judaicos por la Universidad Hebraica. Licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad Pontificia de México. Especialidad en islam por la Universidad de Al Azhar de El Cairo, Egipto.

Especialidad en el Pensamiento del Papa Francisco y el Libro del Apocalipsis por el Boston College.

Especialidad en Música Contemporánea (Piano-guitarra).

Generación XXXII de la Sociedad de Escritores Mexicanos (SOGEM).

Ha publicado treinta y siete libros en México, España, Estados Unidos e Italia en diversos géneros literarios y teológicos.

Conferencista a nivel internacional.

Creó y desarrolla la teología del Silencio y de la Carne la cual entrelaza con la investigación mística, científica y musical bajo el nombre de “Lectura gemátrica, pitagórica y cuántica del Séfer Bereshit 1-3 -Hashem se revela a través del Big Bang-

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