En el país del Tiempo posible

Esta es la introducción del autor a una nueva obra, y también, de forma “seria” al campo de la poesía.

Lo hago consciente de no haber utilizado rigurosamente las técnicas esenciales de la redacción poética, pero fiel a mi idea de lo que debe “ser” la Poesía.

Confío en la benevolencia de los expertos en la materia.

No es para mí nada nuevo pasearme por este “campo”, ya desde muy jovenzuelo, admiré, y de forma tímida practiqué, esta forma de expresión: Explicar las cosas con trazos que van más allá de las simples letras o la ortodoxa literatura.

Hay muchas formas de explicar las “cosas”, la poesía es una forma bella de expresión. La poesía es como la música silenciosa de las palabras, no se oye, pero “se siente”.

En cuanto a esta obra, pretende ser, o es, una crónica poética de la vida real, y por supuesto, también una crónica de mi vida, la de un transeúnte viajero en este apasionante océano cuántico de las relaciones humanas. Sin duda hay muchos mensajes que hay que descubrir leyendo también “entre líneas”, tanto en los textos como en las poesías.

Casi todos los textos y poesías se han trasladado desde el lugar donde fueron escritos; zonas de montaña, playas, aeropuertos, bares y restaurantes, etc. en noches y días de soledad. Así fueron escritos, y así han sido publicados, sin demasiados “remiendos”. Siempre tuve una predilección por lo “autentico”, aunque no parezca tan “refinado”.

Cuarenta y dos poesías, incrustadas en el relato de las vidas de una familia con dos hijos (una niña y un niño de corta edad), que junto a un peculiar personaje, comparten un caluroso verano en la década de los cincuenta de mil novecientos, en los esteparios Monegros, y que hace de guía en las extraordinarias aventuras que compartirán en sus imaginarios viajes al “País del Tiempo Posible”

Es mi poesía, una crónica con mensajes. Mensajes para la reflexión, mensajes, aunque parezca un atrevimiento, con consejos. Consejos para el corazón y para el cerebro. Mensajes que ayuden a pensar, para gestionar y disfrutar las emociones positivas que ayudan a mejor vivir… a ser más felices.

Es esta una obra que …

Son mis poemas, mensajes transmitidos desde la firmeza que da la experiencia y la humildad del eterno aprendiz.

Como podrá apreciar el lector o lectora de esta obra, toda la poesía está rimada, este detalle no es menor, pues “rimar” es como “remar”. La poesía sin rima necesita menos “remo” y, tener que rimar, evita deslizarse por las cómodas aguas del “ir diciendo”, a veces, “sin decir nada”. Dicho queda.

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