Cuando vimos el delirio cinematográfico de Terry Gilliam, ex miembro de los Monty Python, al adaptar para el séptimo arte Las aventuras del barón de Munchausen, rodada en Belchite, España y en la Playa de Mónsul, Almería, con John Neville en el papel del barón y la participación, entre otros, de Robin Williams, Sarah Polley, Uma Thurman y Eric Idle, nos quedamos perplejos con las historias que contaba aquel hombre.
Historias fantásticas como las que contaba el verdadero Barón de Münchhausen, alemán que en su juventud sirvió de paje a Antonio Ulrico II y más tarde se alistó al ejército ruso. Sirvió en él hasta 1750, tomando parte en dos campañas militares contra los turcos. Al volver a casa, Münchhausen supuestamente narró varias historias increíbles sobre sus aventuras que incluían cabalgar sobre una bala de cañón, viajar a la Luna y salir de una ciénaga tirándose de su propia coleta.
Rudolf Erich Raspe creó un personaje literario entre extraordinario y antihéroe, cómico y bufón en algunas ocasiones, inspirando cierta pena en otras, actualmente un reconocido mito de la literatura infantil, heredero entre muchos del Quijote y de Los viajes de Gulliver, y con un mensaje filosófico radicalmente opuesto al racionalismo imperante en la época.
El Síndrome de Munchausen ha sido descrito como un conjunto de signos y síntomas perteneciente a la categoría diagnóstica de los trastornos facticios. Los trastornos mentales facticios se diferencian de la simulación en que en ésta las personas simulan la presencia de síntomas con el fin de obtener ganancias secundarias de tipo económico, legal o administrativo.
No son estas ganancias las que busca satisfacer la persona afectada por este curioso síndrome, sino ganancias de tipo afectivo. Buscan llenar un vacío afectivo.
Es un trastorno en el que el enfermo finge síntomas de forma repetida, en ausencia de un trastorno, enfermedad o incapacidad somática o mental confirmados. En el plano somático el enfermo puede producirse a sí mismo cortes o erosiones para sangrar o inyectarse a sí mismo sustancias tóxicas.
La simulación del dolor y la insistencia sobre el hecho de la presencia de sangre puede ser tan convincente y persistente que conduzca a investigaciones e intervenciones repetidas en varios hospitales o consultas diferentes, a pesar de la obtención de hallazgos negativos repetidos.
El síndrome de Munchausen por poderes es una variante en la que la persona no finge los síntomas, sino que manipula a su hijo o a su mujer para que sean ellos los que finjan.
Son peregrinos en busca de cuidados sanitarios que calmen sus carencias afectivas o su soledad.
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