Las nueve musas
Escritores argentinos

¿Dónde mueren las palabras?

Promocionamos tu libro

31 escritores argentinos responden una misma pregunta del ‘En cuestión: un cuestionario’ de Rolando Revagliatti

 “DÓNDE MUEREN LAS PALABRAS” ES EL TÍTULO DE UN FILM DE 1946, DIRIGIDO POR HUGO FREGONESE Y PROTAGONIZADO POR ENRIQUE MUIÑO. ¿DÓNDE MUEREN LAS PALABRAS?

Rodolfo A. Álvarez
Rodolfo A. Álvarez

En la muerte. Sólo así. En esa segunda certeza.

Fernando Delgado
Fernando Delgado

Las palabras no mueren, las palabras pueden desaparecer si se las abandona. Muere quien las dice, quien las escribe, quien las olvida.

José Muchnik
José Muchnik

Algunas mueren de muerte natural, caen en desuso, como “aldaba” o “fanega” …; ya no se llama a la puerta con una mano metálica, los granos cosechados ya no se miden en fanegas. Otras van cambiando de sentido en relación con el contexto social y la evolución tecnológica. “Lenguajes fruto de una construcción histórica y a su vez argamasa esencial de la historia. Sin lenguajes no hubieran sido posibles leyes, ni códigos, ni hombres viviendo en sociedad. En su comienzo, lenguajes de manos y gestos acompañando voces que devienen palabras cuando los grupos humanos le acuerdan un sentido común a las mismas. Luego, casi ayer, la escritura, sobre tablas de arcilla, piedras o pergaminos, los hombres trasmitiendo huellas y saberes. Hoy, Google, Twitter, Facebook… revolucionando los soportes tecnológicos de la comunicación, alterando nuestra percepción del tiempo y del espacio. No tenemos la distancia necesaria para percibir en toda su magnitud las líneas de fractura que estamos atravesando, que nos atraviesan. Historia podrá describir mañana estos tiempos densos, filosos, quebrados, los tiempos de cambios radicales que estamos viviendo mas que no podemos aprehender pues en ellos estamos nadando. Como ratones en temblores de tierra los poetas sentimos vibraciones del lenguaje anunciando sismos de mayor magnitud. Interrogarse sobre la esencia del lenguaje, sobre el sentido común que les dan los hombres a las palabras para comunicarse entre ellos, sobre el valor de la poesía para renovar sentidos y sonidos de las palabras, tal vez sea tan importante como los equilibrios presupuestarios o las curvas de crecimiento para una humanidad que se busca a sí misma en estos comienzos del tercer milenio.” (Extraído de “Lenguaje poético en contexto de crisis”, 2012, conferencia pronunciada en la Embajada de la República Argentina en Francia.)

La “batalla del lenguaje” forma parte de la batalla por el tipo de sociedad en que queremos vivir; en períodos de crisis se buscan palabras en el almacén de la lengua, algunas son llamadas a servicio para designar nuevos objetos o fenómenos. La disputa por la apropiación de las palabras es permanente: “paraísos fiscales”, “transparencia de mercados”, “países emergentes” … Es aquí donde la confusión florece y la célebre frase de Albert Camus, Nombrar mal las cosas, es sumar a la desgracia del mundo”, adquiere mayor sentido.

Bibi Albert
Bibi Albert

En la cursilería. Se ahogan sin remedio.

Claudia Schvartz
Claudia Schvartz

Una buena pregunta. Al pie del patíbulo. Y la literatura idisch también esto lo pondría en duda.

Jorge Castañeda
Jorge Castañeda

Será donde mueren los pájaros, a pesar de que, citando a Alejandro Dolina, “los refutadores de leyendas” dicen que las palabras no mueren nunca y estarán por toda la eternidad en el cosmos.

Jorge Luis López Aguilar
Jorge Luis López Aguilar

Cuando empiezan los besos; o irrumpe la música. O, a veces, cuando un gesto lo explica todo.

Luisa Peluffo
Luisa Peluffo

Las palabras no mueren. Las personas mueren.

Rita Kratsman
Rita Kratsman

Aunque no recuerdo el film, desde ya digo que las palabras no mueren, porque no sólo permanecen en su forma escrita sino en la memoria almacenada a través del tiempo aun si rescatáramos sólo la parte de algún episodio. Como si el tiempo tuviera una sola realidad, la de aquellas miniaturas semánticas que habitan el instante.

Laura Calvo
Laura Calvo

En el aburrimiento.

Rogelio Ramos Signes
Rogelio Ramos Signes

En el tormento, en la enfermedad, en el hambre que no se modifican con el sana-sana de algunas frases bien pensadas, aunque la intención sea buena.

Luis Benítez
Luis Benítez

En el impreciso límite que les impone su reducida capacidad de expresión. Lo inexpresable, lo inefable, lo que llamaríamos “lo real real” está más allá de las fronteras que alcanza el lenguaje. La poesía es capaz, en sus logros más acertados, de aludir a lo que está más allá del poder de las palabras, aunque, paradójicamente, esté hecha enteramente de palabras.

Liliana Aguilar
Liliana Aguilar

En el lenguaje corporal, que es el lenguaje concreto por excelencia. Si no se puede verbalizar —o abstraer— determinados sentimientos, se actúan. Es lo que nos sucede actualmente como sociedad. Te doy un ejemplo: en alguna época, cuando nos referíamos a “cortar el rostro” a otra persona, sabíamos que se trataba de anular todo trato con ella. Ignoro en qué momento esas palabras tomadas como la abstracción de una conducta se transformó en la conducta en sí y asistimos sorprendidos y alarmados a una seguidilla de jóvenes que por celos o lo que fuera, marcaban con navaja el rostro de algún compañero o compañera.

Considero que el auge de ciertos postulados de lingüística ha influido en la pauperización del lenguaje actual, donde el objeto es lo que es, sin más significación que eso.

No sé si se comprende la raíz del problema. O quizás sí, pero es difícil revertirlo.

Guillermo Fernández
Guillermo Fernández

Donde empieza la música. La idea es que la verdad se continúa. Desde luego, las palabras son sonido, y para la poesía y la prosa cuidada, poesía. Solo un ejemplo de lo que indico: la obra de Marguerite Yourcenar.

Mónica Angelino
Mónica Angelino

¿Dónde mueren las palabras? Si tomamos las palabras como forma de lenguaje comunicacional desde la lengua como órgano, los gestos, los silencios, los actos, entonces, las palabras existen desde que existe el hombre y con el último hombre morirá.

David Antonio Sorbille
David Antonio Sorbille

En la estupidez humana.

Carlos Norberto Carbone
Carlos Norberto Carbone

Mueren donde se es cómplice del verdugo.

Mueren donde el puente se dinamita y no hay forma de comunicarse.

Mueren donde hay un pensamiento único y, por ende, nadie piensa.

Leonor Mauvecin
Leonor Mauvecin

Las palabras mueren en la boca muda, no en el silencio que es enriquecedor y nos habla con otros signos. Las palabras mueren en el “eco” que repite un sinsentido.

Rubén Sacchi
Rubén Sacchi

Buena pregunta. Pueden morir en diferentes lugares, creo que la canción “Nocturno”, de Rafael Alberti y Paco Ibáñez, hace una buena síntesis de esos sitios.

 

Horacio Pérez del Cerro
Horacio Pérez del Cerro

Las palabras no mueren mientras exista un hablante o quede un registro escrito, cuando la especie humana no exista. Mueren las personas.

María Amelia Díaz
María Amelia Díaz

Aunque indagando la naturaleza y los alcances del lenguaje, algunos nominalistas llegaron a afirmar que el hombre jamás podrá nombrar la realidad porque la mediación expresiva lo retiene en lo ficcional, nuestra cultura está sostenida en palabras, y si ellas desaparecen se derrumba lo que construimos como civilización. Las palabras morirán cuando desaparezca el último ser humano.

Cristina Mendiry
Cristina Mendiry

Las palabras viven hasta en el silencio y en el olvido.

Santiago Sylvester
Santiago Sylvester

De las palabras puede decirse todo, hasta que mueren. Y entre otras cosas, hay que decirlo con palabras. La paradoja es que para saber que una palabra ha muerto hay que usarla, si no, no hay manera de saberlo. La palabra péñola ¿la damos por muerta? Mientras siga en el Quijote seguirá mandando alguna señal.

El hecho de que no la usemos no es más que un hecho, no una ceremonia fúnebre. En todo caso, lo que sí es cierto, es que hay cosas que, para decirlas, no se encuentran palabras. Hay otros lenguajes, sin palabras, que son tan válidos como las palabras; y a veces más. Pero un cementerio de palabras, que seguramente existe en cualquier idioma, es siempre provisorio, hay que saber que todas mantienen por las dudas un ojo abierto.

Roberto D. Malatesta
Roberto D. Malatesta

Las palabras mueren en la afasia y ello se produce cuando ya nada nos conmueve, el disco sigue girando, pero ya no hay quien escuche.

Gloria Arcuschin
Gloria Arcuschin

Donde nace el poema, o la “otra” palabra.

Donde nace el amor, la perplejidad de sentir.

En la angustia.

Rafael Felipe Oteriño
Rafael Felipe Oteriño

En las zonas bancarias, al mediodía, cuando lo único que parece importar son la suma y baja de las cotizaciones en las pizarras de la Bolsa y los sueños profanos de sus intérpretes. Pero también mueren en las páginas mal escritas, en las obras traducidas sin rigor y en la impotencia de la propia lengua para elaborar la palabra que falta.

Alejandro Méndez Casariego
Alejandro Méndez Casariego

 Siendo subjetivos, y recordando un poema de Santiago Sylvester en el que habla de su madre (algo así como “mi madre piensa que el universo – o el mundo – se terminan con ella, y en algún sentido tiene razón”), yo creo que las palabras se terminan en la muerte. Si no estamos, no hay nada, en lo que nos concierne. Y eso incluye las palabras. Sobre el resto, siempre habrá algo que decir.

Liliana Díaz Mindurry
Liliana Díaz Mindurry

Uno de mis primeros libros de relatos se llama “En el fin de las palabras”. Lo indecible, el éxtasis determina esa muerte.

Carmen Iriondo
Carmen Iriondo

 Las palabras, así como las personas, mueren por cansancio. Cuando no son escuchadas y se gastan. Cuando no encuentran ni una música para hacer de letra y probar el sonido de una voz. Allí comienza a hablar el cuerpo. Con idioma de síntomas y mudas referencias.

Hay escritores, no sé por qué pienso en Charles Dickens, que con su obra iluminan o dan sombra a una época, con la velocidad que crean, con los tiempos que acompasan y marcan algo más allá de las palabras. Los silencios. Los auténticos cambios de época.

Lucas Margarit
Lucas Margarit

Las palabras, como decía Ralph Waldo Emerson, pueden ser fósiles. Las palabras quizá mueran en el insulto gratuito, en la necedad y en la intención de imponer una verdad. Luego siempre intentan seguir en movimiento, incluso allí donde hay desierto y piedras.

Carlos Dariel
Carlos Dariel

En la meditación.

 

Rolando Revagliatti

Rolando Revagliatti nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, capital de la República Argentina.

Es docente y psicoanalista.

Su quehacer en narrativa y en poesía ha sido traducido y difundido al francés, vascuence, neerlandés, ruso, italiano, asturiano, alemán, albanés, catalán, inglés, esperanto, portugués, bengalí, maltés, rumano, polaco y búlgaro. Uno de sus poemarios, “Ardua”, ha sido editado bilingüe castellano-neerlandés, en quinta edición y con traducción del poeta belga Fa Claes, en Apeldoorn, Holanda, 2006, a través del sello Stanza.

Ha sido incluido en antologías de la Argentina, Brasil, Perú, México, Chile, Panamá, Estados Unidos, República Dominicana, Venezuela, España, Alemania, Austria, Italia y la India. Obtuvo premios y menciones en certámenes de poesía de su país y del extranjero. Fue el editor de las colecciones “Olivari”, “Musas de Olivari” y “Huasi”.

Coordinó varios Ciclos de Poesía y diversos eventos públicos, solo o con otros escritores. Ha sido colaborador en cerca de setecientos periódicos, revistas y colecciones de plaquetas, cuadernos, murales, etc., de la mayoría de los países de América y Europa. En soporte papel publicó desde 1988 dos volúmenes con cuentos y relatos: “Historietas del amor”, “Muestra en prosa”; uno con su dramaturgia: “Las piezas de un teatro”; quince poemarios: “Obras completas en verso hasta acá”, “De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):”, “Trompifai”, “Fundido encadenado”, “Tomavistas”, “Picado contrapicado”, “Leo y escribo”, “Ripio”, “Desecho e izquierdo”, “Propaga”, “Ardua”, “Pictórica”, “Sopita”, “Corona de calor”, “Del franelero popular”.

Sus libros han sido editados electrónicamente y se hallan disponibles, por ejemplo, en www.revagliatti.com. Cuatro poemarios suyos, inéditos en soporte papel, “Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo”, “Infamélica”, “Viene junto con” y “Habría de abrir”, cuentan con dos ediciones-e de cada uno: en PDF y en Versión FLIP (Libro Flash). También en ediciones electrónicas se hallan los seis tomos de su libro “Documentales. Entrevistas a escritores argentinos”, conformados por 159 entrevistas por él realizadas

Informes de lectura

Añadir comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  • Poemas del Botánico
  • Raiola Networks
  • El consejero de Roma
  • palabras
  • ayer-soñe-coverv1-1epub
  • Tejiendo sueños y realidades
  • Paisajes de mis estaciones
  • La ciencia no es asunto de dioses
  • Las bestias nazis
  • La herida narcisista
  • Espacio disponible para tus productos o servicios
Las nueve musas ediciones
Apadrina a un redactor
Raiola Networks
Apadrina a un redactor