El ROMANCE
El romance es un poema formado por una serie de versos, generalmente octosílabos, cuyos pares riman en asonancia.
El origen del romance se pierde en los inicios de la poesía castellana, ya que se dice que provienen de los cantares de gesta, y los más antiguos que conservamos son de inicios del siglo XV.
Teóricamente, estas composiciones son series de versos en los que sólo riman los pares en asonante y esas rimas asonantes no deberían tener entre sí consonancias próximas; tampoco deberían existir asonancias próximas, y menos consonancias, entre los versos libres impares. No obstante, dado el origen popular del romance, los hay con esas consonancias y asonancias próximas. Usualmente, los versos son octosílabos y la rima puede ser continua o variar después de cada o varias estrofas. La longitud de la estrofa está marcada por la sintaxis del tema expuesto, y suele coincidir con un punto y aparte.
El llamado romance popular trata temas de este origen. Sirva como ejemplo de los antiguos el comienzo del Romance de la doncella guerrera” del siglo XV:
—Pregonadas son las guerras
de Francia con Aragón,
¡cómo las haré yo, triste,
viejo y cano, pecador!
¡No reventaras, condesa,
por medio del corazón,
que me diste siete hijas,
y entre ellas ningún varón!—
Allí habló la más chiquita,
en razones la mayor:
—No maldigáis a mi madre,
que a la guerra me iré yo;
me daréis las vuestras armas,
vuestro caballo trotón.
—Conocerante en los pechos,
que asoman bajo el jubón.
—Yo los apretaré, padre,
al par de mi corazón.
—Tienes las manos muy blancas,
hija no son de varón.
—Yo les quitaré los guantes
para que las queme el sol.
(…/…)
La rima es asonante aguda en –o y mezcla a poca distancia algunas consonancias (-ón, –or), ya que es difícil en terminaciones agudas tener muchos finales asonantes diferentes. También hay versos impares asonantes (hijas, chiquita).
El romance se ha seguido practicando en todas las épocas; éste de Zorrilla, Corriendo van por la vega, se inicia:
Corriendo van por la vega
a las puertas de Granada
hasta cuarenta gomeles
y el capitán que los manda.
Al entrar en la ciudad
parando su yegua blanca,
le dijo éste a una mujer
que entre sus brazos lloraba:
—Enjuga el llanto, cristiana
no me atormentes así,
que tengo yo, mi sultana,
un nuevo Edén para ti.
Tengo un palacio en Granada,
tengo jardines y flores,
tengo una fuente dorada
con más de cien surtidores,
y en la vega del Genil
tengo parda fortaleza,
que será reina entre mil
cuando encierre tu belleza.
(…/…)
En la primera estrofa de este romance no se aprecian asonancias ni consonancias, aparte de las que marca el romance en los versos pares en (-aa). No obstante, en la segunda estrofa, cuando comienza a hablar el capitán moro, Zorrilla cambia el registro para dar más énfasis y rima en consonante los versos pares y también los impares.
Otro ejemplo más reciente es uno de los romances del conocido Romancero gitano de Lorca, que comienza:
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.
(…/…)
En este poema se mantienen las asonancias (-ee) en los versos pares, y no hay consonancias próximas en los versos libres impares (canta y agua, están a 6 versos de distancia y no se percibe la asonancia). En el resto del poema Preciosa y el aire (otros 42 versos) se mantienen las asonancias en (-ee) sin consonancias en las rimas próximas, excepto un “tiene” a cuatro versos de un “viene”. Entre las rimas impares no hay asonancias próximas, excepto la repetición de un verso “¡Preciosa, corre, Preciosa” con dos versos de diferencia, colocada para dar énfasis al poema.
También hay romances con otras métricas como la de versos heptasílabos que se inició en los siglos de oro: Pobre barquilla mía / entre peñascos rota, / sin velas desvelada / y entre las olas rota! … (Lope de Vega) o en exasílabos : Hermana Marica / mañana, que es fiesta, / no irás tú a la amiga / ni iré yo a la escuela… (Góngora). Así mismo, hay romances de arte mayor en endecasílabos, como éste del Duque de Rivas de la época romántica.
Entran de dos en dos en la estacada,
con lento paso y grave compostura,
sobre negros caballos, ocho pajes,
negras la veste, la gualdrapa y plumas;
(…/…)
En el próximo artículo trataré de las silvas poéticas, tanto de las silvas rimadas que combinan metros y rimas sin un patrón prefijado, como de las silvas blancas que evitan la rima pero mantienen un patrón métrico.
Si te ha interesado este artículo, en las 330 páginas del tratado “Métrica poética del español”, encontrarás toda la información y ejemplos necesarios para profundizar en el estudio de la métrica y saber los porqués del ritmo que distingue a los poemas de la prosa.

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