Las nueve musas

Palermo: personalidad que duele

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Bienvenidos a la capital de Sicilia, una tierra con tanta personalidad que le duele.

Sus habitantes pertenecen políticamente a Italia, pero bien podrían no serlo; el siciliano tiene una identidad propia, no precisa de ninguna más, pese a que tengan rasgos en común con la península. No obstante, no es menos cierto que Italia es un país de marcados contrastes entre norte y sur.

PalermoAlejándonos más, se empeñan en colocar a la isla en Europa, aunque quien visite los mercados callejeros de Palermo, como el de Ballarò o el del Capo, tendrá la sensación de haber sido transportado a cualquier zoco árabe de la orilla sur del Mediterráneo, de la cual apenas les separan 150 kilómetros.

Debo confesar que tenía pocas expectativas cuando visité Palermo, probablemente fruto de la alargada sombra de sus augustas compatriotas Roma, Florencia, Venecia… como si de alguna forma, el cupo de maravillas de un país tuviera un límite y este ya hubiese sido de sobra acaparado con todo lo que ofrecen las anteriores, por no nombrar Turín, Milán, Nápoles, Ravena, Bolonia, Pisa… de acuerdo, ya lo dejo estar, pero estoy seguro de que ustedes han entendido a qué me refiero. Y sí, lo han adivinado, me equivocaba.

Pero primero una breve introducción.

Palermo es la capital de la región autónoma de Sicilia, la isla más grande del Mediterráneo. Algo menos de un millón de almas habitan sus destartaladas calles, y hablo literalmente, pues en Palermo la gente pasa gran parte de su vida en la calle, al aire libre, de hecho, en más de una ocasión me volví loco buscando algún local en el que poder refugiarme en el aire acondicionado de su interior; para mi desasosiego, en su centro histórico predominan los bares diminutos con grandes terrazas que invaden aceras y calzadas, lo cual puede llegar a ser maravilloso si no estás a los cuarenta grados a la sombra que suele haber en agosto.

La capilla Palatina
La capilla Palatina

Creo que la palabra que mejor define el aspecto de Palermo, a primera vista, es decadente. Y caótica, y si me apuran, destartalada y sucia. Pero ojo, no me malinterpreten, pues esta extraordinaria ciudad es pura contradicción. Su decadencia, lejos de ser deprimente es evocadora, pocas ciudades pueden presumir de un patrimonio tan rico y variado —no olvidemos que en sus palazzos y obras arquitectónicas se mezclan el arte romano, griego, normando, español, medieval, bizantino, barroco, árabe y un larguísimo etcétera— concentrado en tan poca extensión. Sin ir más lejos, el “Palermo árabe-normando y las catedrales de Cefalú y Monreale” están incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que no es poco.

También es cierto que todas estas conquistas, todos estos visitantes presumiblemente indeseados, han dejado su huella y han ayudado a forjar un carácter especial en los sicilianos, acostumbrados a condiciones duras, de mirada trágica, desconfiados y la vez hospitalarios, con un peculiar sentido del humor.

Pero volvamos a la ciudad, repleta de iglesias, desde diminutas capillas hasta esplendorosas catedrales, encabezadas por la catedral de Palermo, de un prominente estilo oriental que la hace única.

catedral de Palermo
Catedral de Palermo

En Palermo, mientras caminas por sus callejuelas, no es extraño encontrarse con pequeños altares callejeros, o con imágenes de vírgenes en paredes u hornacinas iluminadas por una sencilla vela. Es parte de su idiosincrasia. No haré una lista de mis preferidas, pues nada más lejos de mi intención que este articulo parezca una guía barata de viajes, pero no me resisto a rogarles que no se marchen sin visitar la Cappella Palatina, dentro del Palacio Normando, es una autentica —y pequeña— exquisitez que merece por si sola el viaje: un obsceno abuso de dorado, mosaicos y pan de oro donde lo bizantino, islámico y latino se entrelazan para crear esta maravilla. Háganme caso, no lo lamentarán.

Si sigues paseando por la ciudad y te alejas un poco del centro —y de todos esos palacios con aspecto de semi abandono que hubiera deseado adquirir para vivir en alguno— tarde o temprano llegarás al mar, o a la Kalsa, barrio portuario que bien merece una tarde. No te dejes intimidar por su aspecto destartalado, hoy en día es uno de los lugares con más ambiente de Palermo, así que déjate seducir y disfruta de sus locales y cocina popular.

Fíjate bien al cruzar, no hagas mucho caso de los semáforos —si es que encuentras alguno— y no des por hecho que un negocio estará abierto —o cerrado— porque lo ponga en su horario, en Palermo son un poco laxos con esto de las horas y bueno, como a veces dicen, los horarios son orientativos.

Catacumbas de los Capuchinos
Catacumbas de los Capuchinos de Palermo . fotografía de Dpedreroroson

Para los que gustan de experiencias diferentes, algo más macabras, no dejen de visitar las Catacumbas de los Capuchinos, justo al lado del cementerio del mismo nombre, más de 8000 muertos fuera de sus tumbas les esperan decorando paredes y techados. Una vichyssoise de morbo, cultura y tradición.

Es de justicia decir que Palermo también tiene partes de la ciudad más modernas y cuidadas, con grandes avenidas impersonales, pero, a mi juicio, esto es mucho menos interesante, algo que puedes encontrar en cualquier lugar del continente.

Lucas Barrera

Lucas Barrera

Lucas Barrera nace en Valencia en 1982.

Tras terminar la licenciatura de Comunicación Audiovisual pasa a trabajar en diversos departamentos del sector audiovisual, al principio en la televisión, ejerciendo de operador de cámara y editor de video. Pronto da el salto a la ficción a través del departamento de dirección, donde trabaja durante quince años tanto en series como en películas cinematográficas o spots publicitarios, fundamentalmente como Ayudante de Dirección, pero también como realizador y guionista. Actualmente trabaja para el grupo Mediapro.

También hace su incursión en el mundo de la publicidad y el marketing, al servicio de varias agencias de representación, anuncios comerciales y social media a través del departamento audiovisual.

Paralelamente, en 2009 publica su primera novela corta, Por quién suenan las campanas, un thriller oscuro sobre superstición el los principios del S. XX. Después, ya en 2013, llega la que hasta ahora había sido su obra más larga y de mayor éxito: La Suerte de las Marionetas, una novela negra trepidante, con un rotundo éxito en Amazon y unas marcas, en su día, que la hicieron estar entre los libros del año recomendados por dicho portal. Estuvo más de cien días consecutivos en las listas de venta y se convirtió en una de las novelas negras más vendidas del 2013, lo que le supondría la entrada en el mundo editorial. Actualmente la novela está editada Tagus.

Dos años después, publica otra novela corta, con el nombre de De la piel del Diablo, una historia de terror que camina en el filo entre lo real y paranormal, algo que es muy del agrado del autor. La obra tiene buena acogida enseguida llama la atención y es traducida al inglés y al italiano. Actualmente están disponibles las tres versiones bajo los nombres: La pelle del Diavolo y From the Devil`s skin.

En 2016 llegaría la que hasta hace muy poco era su última publicación, se trata de In Articulo Mortis: El último aliento. Una antología de relato corto y medio de misterio y terror psicológico donde se mezclan algunos de sus escritos de los últimos quince años. Es llevada directamente al papel por El Salto Editorial, con una acogida notable.

Recientemente ha lanzado su nueva, esperada y más ambiciosa novela hasta el momento:

“El resurreccionista“, una obra colosal, un drama histórico con documentación cuidada y exhaustiva del mundo a principios del S. XIX, mezclada con la aventura propia de los grandes exploradores y que retrata una sociedad donde las diferencias sociales eran crueles e inmensas. Una historia épica, una epopeya con personajes inolvidables, que supone un soplo de aire fresco para el género y que dará mucho que hablar en los próximos meses.

En lo personal, Lucas Barrera disfruta viajando —de hecho, tiene entre ceja y ceja el proyecto de visitar todos los países del mundo, ahora mismo se va acercando a la mitad— leyendo, escribiendo y viendo y realizando cine. También le apasionan los deportes de riesgo, la aventura e ir siempre donde salga la oportunidad

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