Las nueve musas
Castillo de Morella
Castillo de Morella - Castellón - España

Morella: aproximación a una sociología de la literatura del Siglo de Oro

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Este verano he tenido la oportunidad de pasar dos días en Morella, un hermoso pueblo de la provincia de Castellón, para hacer dos presentaciones de un pequeño estudio sobre la literatura que se produjo en esta población entre los siglos XVI y XVIII, escrito por Enric Querol i Coll: L’efervescència litarària a Morella i els Ports.

Se trata de una pequeña monografía (pequeña por el número de páginas, pero que lleva consigo una profunda investigación y de gran calidad científica) que a primera vista puede parecer sin interés alguno, pues no encontramos en ella grandes nombres de la literatura del Renacimiento o del Barroco.

Morella
Vista panorámica de la localidad desde el castillo – Rastrojo

Sin embargo, el alcance de este estudio va mucho más allá del conocimiento de las figuras ilustres del parnaso local, pues nos permite ver dos cosas importantísimas. En primer lugar, una aproximación a la sociología de la literatura: qué se leía en aquella época en una población que estaba alejada de la capital y de los más próximos centros de producción cultural (Valencia, Zaragoza, Barcelona). Conociendo la literatura que se produjo en la villa, o por autores nacidos y educados en ella, sabremos qué leían sus habitantes. En este sentido, el interés no se centra tanto en nombres concretos, que sonarán a muy pocos, como ya he dicho, sino en los géneros literarios y en los estilos. Conocer lo que se leía en la época (que no es lo mismo que lo que valora la crítica en la actualidad) nos ayuda a entender mejor cómo era la creación literaria y su recepción en la España de los Austrias.

En segundo lugar, resulta interesantísimo conocer el tipo de producción literaria y el ambiente cultural de la Morella renacentista y barroca (y algunas muestras que anuncian la ilustración dieciochesca), que nos muestra como una población aparentemente aislada o remota, poseía unas redes de comunicación que le permitieron estar al corriente de las novedades literarias más importantes, los nuevos estilos y las ideas más novedosas.

Desde que el siglo XIX inventó el ferrocarril, el XX el automóvil y el avión, el XXI ha extendido internet, ha nacido la creencia en las grandes ciudades que las zonas rurales vivían alejadas de las novedades culturales, artísticas y literarias, como si fuesen espacios aislados, cuando no fue así. En el Renacimiento y Barroco existían unas redes de comunicación que, sin poseer la rapidez ni la celeridad de transmisión de información, permitían hacer llegar a lugares que actualmente nos parecen insospechados, las últimas novedades. Recuérdese, si no, el principio de la segunda parte del Quijote. El hidalgo está en su aldea, un lugar pequeño y olvidado, recuperándose de su anterior salida, de la que han pasado apenas treinta días. Pero hasta allí llega la reciente novedad editorial que todo el mundo quiere leer: “los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran”. Pues bien: en tan poco tiempo, un ejemplar ya ha llegado a ese remoto lugar de la Mancha, cuyo nombre el narrador ha querido olvidar. ¿Hasta qué punto se conocían las novedades en las aldeas y villas alejadas de la Corte? El análisis del florecimiento y esplendor literario de Morella nos ayuda a comprender cómo muchos núcleos de población estaban conectados de algún modo con las novedades creadas en los grandes centros de producción cultural.

Morella

La primera cuestión es bien obvia: ¿qué tenía Morella que pudo acumular un legado artístico, literario, cultural tan importante? Morella en el siglo XVI no era, ni mucho menos, la pequeña aldea de Alonso Quijano, sino la capital de un territorio con fuerte potencial económico.

Declarada villa real en la Edad Media, se constituyó en la capital de la comarca (actualmente lo es de la comarca valenciana de Els Ports), cruce de caminos entre el Valle del Ebro y el Mediterráneo, con lo que era el enlace económico entre Cataluña, Aragón y Valencia. Junto con una fuerte presencia religiosa, destaca una población compuesta por una pequeña nobleza, campesinos hacendados, mercaderes, propios de una sociedad rural, pero también aquella población característica de lo sociedades urbanas: médicos, notarios, juristas, maestros de capilla.

Es de este modo como la villa, aunque se encuentra alejada de Valencia, Barcelona y Zaragoza, los centros de creación cultural, posee un mercado potencial que está dispuesto a consumir cultura, arte y literatura.

Este público se complementa con las otras ciudades de la zona, Tortosa en el sur de Cataluña y San Mateo, cuyo patrimonio histórico-artístico muestra que se trata de poblaciones en las que hubo una predisposición al consumo de cultura. Si existe este consumo, como es lógico, se crean las producciones culturales.

Si tenemos en cuenta la posición geográfica de Morella, es lógico suponer que la ciudad se autoabasteció, pero estando siempre al corriente de las novedades que le llegaban a través de diferentes vías. De este modo, surgen talleres de orfebrería, de retablos, talleres de producción de órganos, etc., pues resulta demasiado dificultoso (y probablemente caro) importarlos de Valencia, de Zaragoza o Barcelona, ya no digamos de la capital.

sociología
L’efervescència literària a Morella i els Ports – comarquesnord.cat

Pero para convertirse en un centro de consumo cultural fue necesaria previamente la formación de sus habitantes. En este sentido, adquiere una importancia fundamental el Estudio de Gramática de la villa. Fundado probablemente en el siglo XIV, adquirió una gran importancia a lo largo de los siglos XVI y XVII y todavía en el XVIII era conocido por su especial prestigio, hasta el punto de que la Universidad de Valencia eximía a los estudiantes de este Estudio de la prueba de gramática imprescindible para su ingreso.Es necesario no solo destacar la importancia de este Estudio: en él se preparaba a los alumnos de la ciudad y de toda la comarca, de manera que se les iniciaba en el mundo intelectual, en el conocimiento del latín, la lengua vehicular de la enseñanza en la época, se les fomentaba la sensibilidad artística y literaria, sin la cual difícilmente podían tener interés en las manifestaciones artísticas: pintura, escultura, poesía, teatro… Creo que es importantísimo reivindicar la importancia de este centro, que equivale a lo que hoy conocemos como enseñanza secundaria, como elemento difusor de cultura en una población de las características de Morella.

El nivel cultural de la comarca se vio reforzado, además, por el Estudio que tenían los dominicos, exclusivo para su orden, en El Forcall, a poco más de 10 kilómetros de Morella, donde se les impartía los estudios de artes, que eran los que daban acceso a la universidad.

Géneros literarios

Ya he dicho que Morella es consumidora de cultura y, a la vez, creadora para su propia población. Un panorama general de la literatura que se produjo en la comarca y por parte de sus ciudadanos, nos ayudará a comprender cuáles fueron los géneros literarios que podían leer, es decir, consumir, los lectores del Siglo de Oro. No es lo mismo la literatura que se consumía en la época que aquella a la que se presta más atención en la actualidad, pues existe una importante diferencia entre ambas épocas, derivada de los cambios sociales y de gustos estéticos,.

literatura
Acto de presentación, junto con Ernest Querol, del Centre d’Estudis dels Ports

Como en la actualidad, se ha de hacer una primera clasificación de los libros en ficción y no ficción. La literatura de no ficción es la que compone el mayor número de autores y de obras, la mayoría de escaso interés para el lector medio actual y solo guardan un valor para el erudito, más por su valor testimonial sobre la época que por su calidad e interés intrínsecos. Sin embargo, en la época tuvieron una gran difusión y fueron las que circularon en mayor número entre los lectores, quizá por la función práctica que cumplían.

Pueden dividirse en dos grupos: por un lado, las obras de carácter religioso o que incluyen alguna curiosidad o anécdota religiosa. Es el grueso de la producción, lo cual no es de extrañar, si tenemos en cuenta, no solo la cantidad de clérigos, monjes y monjas que habría en la época en la villa, sino porque era la lectura que se recomendaba a todo tipo de lectores, especialmente al destinatario de la mayoría de obras literarias.

Enric Querol i Coll

Su carácter moralizante convertía a estas obras en lectura especialmente indicada para la población, siguiendo el juicio de la época. Encontramos, por un lado, libros de historia de la población, relacionada con el patrón de la misma. Sirva de ejemplo el manuscrito titulado Breve noticia de la conquista de la villa de Morella del poder de los moros y algunas excelencias de esta antiquísima villa y de su patrón principal, san Julián Mártir, de siete de enero, de principios del XVIII; o el Libro de las aguas potables y milagros de la fuente del Avellá,  de Blas Verdú, escrito en 1607. Otros grupo de estos libros religiosos es el de las obras devotas dedicadas al adoctrinamiento sistemático de los fieles lectores, como el manual en catalán de Gaspar Punter Barreda, Doctrina cristiana i instrucció breu, fàcil i útil per ensenyar-la. Según se deduce del título, se trata de un manual para que los sacerdotes lleven a cabo la orientación espiritual y la catequesis de los fieles. Entra, por tanto, en el género de los manuales de predicadores, que era la fuente que usaban los sacerdotes para preparar sus sermones y no tener que inventárselos semana a semana. Del mismo signo era el Compendio y sumario de confesores y penitentes sacado de toda sustancia del manual de Navarro, que publicó fray Antonio Bernat en Valencia, 1579. Más tardío, aunque no menos curioso, es el Exhortación y aviso caritativo para aquellos sacerdotes que se apresuran en la celebración de la misa, de Pascual Gazulla, cuyo título ya nos muestra su contenido.

Un segundo grupo de obras en prosa son las de carácter jurídico. Exponen y justifican leyes, sentencias, decisiones y actuaciones reales, como La jurisdicción del justicia de la villa de Morella, aldeas y términos generales de aquella, en la que Cros y Sans deja clara la normativa legal de la ciudad y los pueblos de su alrededor. El objetivo de estas obras es el de hacer difusión de sentencias y normativas legales, argumentos para disputas jurídicas, etc. Poseen un carácter esencialmente localista, pero son una tendencia habitual entre los opúsculos que se publicaron en la época.

Pasemos a la literatura de creación escrita y leída en Morella: poesía y el teatro también fueron cultivados por los autores de la zona. Aunque es la literatura que más puede interesar a los lectores actuales, en la época era cuantitativamente menor. Entre los poetas se encuentran algunos nombres que no suelen aparecer en las historias de la literatura, pero que presentan cierto interés, como Gaspar de la Figuera, que fue muy elogiado por Gracián en su Agudeza y arte de ingenio y Francesc de la Torre i Sevil, amigo también del aragonés. Muchos de estos poemas son obras de circunstancias, dedicadas a actos festivos de la villa, a momentos históricos o poemas meditativos. Destacan los que desarrollan temas religiosos. Como en muchos casos, la poesía amorosa no es la más cultivada, aunque sea la que más interesa al lector actual. Puede verse aquí un nuevo cambio de mentalidad.

siglo de oro
Iglesia arciprestal de Santa María (Morella)

En cuanto al teatro, es sabido que las compañías itinerantes tenían Morella como parada obligada, aunque no consta la existencia de ningún corral de comedias.  Pero debió de existir cierta actividad teatral cotidiana, por dos motivos. Primero, porque el poeta ya mencionado Francesc (o Francisco) de la Torre y Sevill fue él mismo autor de al menos una obra de teatro, que bien pudo nacer de su amistad con Calderón de la Barca. Es la Comedia famosa de la confesión con el demonio. Nada indica que la obra se escribiera en o para Morella y su comarca, pero lo más probable es que el autor estuviese familiarizado con el espectáculo teatral desde los años de su formación. En segundo lugar, y corroborando la existencia de espectáculos teatrales en la villa, encontramos el rastro de dos actores nacidos en Morella, el de los hermanos Valenciano, Juan Antonio y Juan jerónimo Valenciano, que estrenaron obras de Lope, de Tirso de Molina y que llegaron a formar su propia compañía. Tuvieron cierto éxito y trabajaron en diferentes localidades. Se sabe que en 1623 representaron una comedia en la Corte ante el Rey. La sola existencia de dos hermanos dedicados a la farándula (se sospecha que eran gemelos idénticos o de gran parecido) hace suponer que el teatro era un espectáculo habitual en la villa, lo suficiente como para encauzar la carrera vital de dos hermanos.

De lo que sí tenemos noticia es de algunas obras teatrales, de menor alcance, concebidas más como espectáculos religiosos y populares, así como loas dedicadas a actos festivo-religiosos, como la Loa para la fiesta de san Antonio abad o bien la que se recitó antes de empezar la comedia titulada Los tres loores de España.

Sorprende que no esté presente la novela. Puede deberse a varios factores. Probablemente, el componente moral y religioso, que atacó con fuerza al género, tenga buena parte de la culpa. Sin embargo, el teatro sufrió los mismos ataques y lo vemos igualmente presente en la vida cotidiana y en la creación de los autores de Morella. Resulta curioso que el género que retrata la vida urbana cotidiana no tenga su reflejo.

pequeño estudio
Segunda presentación en la sala de conciertos del castillo de La Todolella, de nuevo junto a Ernest Querol, del Centre d’Estudis dels Ports

Quizá sea necesario plantearse al respecto si la novela, desde un punto de vista sociológico, fue menos cultivado que otros géneros literarios. Recordemos, por ejemplo, que Cervantes se vanagloriaba, en el prólogo a las Novelas ejemplares, de 1613, haber sido el primero en cultivar el género, lo que nos indica que antes no existían (aunque no hemos de olvidar otros géneros que caerían en desuso en el XVII, como la novela de caballerías, la celestinesca, la pastoril, la bizantina). Por su parte, la novela picaresca, tan admirada y que dará tan buenos frutos aquí y en Europa, se compone, en realidad, de un reducido número de obras, que apenas llega a la decena.

Vistas así las cosas, vemos que lo que primaba en la época no era la literatura de creación, sino las obras de tipo práctico, las de no ficción, especialmente las devocionales y las de carácter jurídico. En cuanto a la literatura de creación, predomina sobre todo la poesía, aunque en géneros que en la actualidad consideramos menores.

Del Renacimiento a la ilustración

Veamos ahora cómo Morella no fue una villa aislada del desarrollo cultural, sino que estaba bien conectada con el desarrollo cultural que se producía en la Península, a pesar de la distancia con Valencia, Zaragoza o Barcelona, sino que, gracias a su situación geográfica y a su posición económica, enclave esencial en su camino entre Aragón y el Mediterráneo, llegan hasta ella las nuevas tendencias, con más o menos celeridad, pero no desarrollan su vida cultural al margen de estas novedades.   Esto puede verse en cuatro ejemplos concretos en los que Morella y sus autores muestran un conocimiento pleno de las novedades culturales y literarias.

  1. El Renacimiento entra en la comarca a través del Estudio de Gramática: ellos son los que introducen el latín humanístico, la nueva lengua rescatada de la Antigüedad clásica, que sustituye, como modelo, al latín eclesiástico, de herencia medieval. Y no solo la lengua: con su estudio se reformula el canon de autoridades, que se orientará hacia la más clásica latinidad. Se estudia a Cicerón, a Virgilio, a Horacio y a otros grandes autores.
  2. De todos modos, el testimonio de que la gran literatura de creación llega a Morella lo encontramos ya a principios del siglo XVII. Y de manera muy prematura. Como es bien sabido, Francisco de Quevedo escribió la que debió ser su primera jácara entre 1610 y 1612: la Carta de Escarramán a la Méndez, a la que siguió la Respuesta de la Méndez a Escarramán. En ellas, Quevedo da voz a personajes del hampa, próximos al mundo de El Buscón, e inaugura un nuevo género. La popularidad del personaje y de los poemas hizo que pronto le surgiesen imitadores. No es de extrañar, según venimos viendo, que uno de los imitadores de la recién estrenada jácara sea Francisco Cros, poeta que se mueve entre Morella, Valencia y la Corte, y que escribirá un romance adaptando el género a la sátira política: “Ya está metido en la trena /nuestro amigo Escarramán / donde inocencia de culpas / se lo llevaron allá”, El romance se encuentra en el ms. 895, pags. 150-151 del documento pdf de la Biblioteca nacional de Madrid y podría fecharse, por la alusión a los hechos históricos, en 1636.
Castillo de Todolella
Castillo de Todolella – Enfo

Entre los poetas locales destaca por encima de todos, Francisco de la Torre y Sevil (1625-1681). Vivió en Vallibona, una aldea cercana a Morella gran parte de su vida, aunque se movió entre Valencia, Zaragoza y Madrid. Esto le proporcionó un buen número de relaciones. Así fue amigo de Calderón y de Gracián, entre otros. En su obra destaca la influencia de la imagen gongorina y de su estilo reconocible en la siguiente décima dedicada a la pluma:

Fértil vara, igual pincel,
regla cierta, alto compás,
aguda flecha que das
en el blanco del papel.
Con voz negra, lengua fiel,
índice del discurrir,
si eterna quieres vivir,
bien hiciste en trasladar
todo el aire del volar
al aire del escribir.

  1. El pensamiento ilustrado aparece en el último tercio del siglo XVIII, lo cual es un rasgo común a toda la Península, que sigue creando, de forma generalizada, exceptuando algunos casos aislados, bajo los hábitos barrocos hasta el reinado de Carlos III. Se ha querido ver como un síntoma más del atraso de la Península respecto a la Europa ilustrada. Creo un error considerarlo de este modo. Observemos otras manifestaciones artísticas. El Barroco sigue cultivándose en arquitectura. Encontramos las cimas de la música barroca en Vivaldi (muerto en 1741), Bach (muerto en 1750) y Haendel (muerto en 1758). Su cronología nos indica que hay que minimizar el supuesto atraso de la aparición del pensamiento ilustrado en España, cuyos frutos más destacados son las Carta marruecas de José de Cadalso, publicadas en 1789, y El sí de las niñas, de Moratín, el máximo exponente del neoclasicismo, que se escribe en 1801 y no se estrena hasta 1806.
Casa del ayuntamiento. Siglo XV
Casa del ayuntamiento. Siglo XV (Morella)

En Morella, la aparición del pensamiento ilustrado se registra en un momento bastante temprano en la figura de Pablo de Pedro y Pastor, del que se sabe bien poco. Nacido en Morella, forma parte de la Sociedad de Amigos del País de Valencia, fundada en 1776. Como hombre ilustrado, y preocupado por la actividad económica de su villa, escribió un informe que sigue la estala de otros escritos sobre el tema, especialmente por Jovellanos. Se trata del Papel de don Pablo de Pedro y Pastor exponiendo a la Sociedad la proporción ventajosa que tiene Morella para la construcción de una fábrica de paños y demás ropas de lana y medios para construirla, fechado en 1777. Otros informes nos muestran como el pensamiento ilustrado, burgués, con el objetivo de mejorar el rendimiento económico de los recursos de la villa, se van abriendo paso en la mentalidad dominante de Morella.

  1. Quizá, el mejor ejemplo de cómo las nuevas ideas (incluso sucesos recientes) llegan a la villa, lo encontramos un par de siglos antes, hacia la mitad del XVI, en relación con una de las grandes figuras del pensamiento europeo: el humanista valenciano Juan Luis Vives, quien desarrolló su carrera en Inglaterra y Países Bajos, y no regresó España por temor a ser detenido por la Inquisición y morir en la hoguera, como le había ocurrido a su padre. Murió en Brujas en 1540. Un año antes de su muerte, Vives había publicado un manual de conversación en latín, Linguae latinae exercitatio que fue muy utilizado durante mucho tiempo en las escuelas de toda Europa. Pues bien, en España, una de las primeras ediciones, publicada entre 1540 y 1550 fue la que estuvo a cargo de Cosme Violaigua, monje del convento cisterciense de Benifasar, que ocupó diferentes cargos en su orden y cuya vida transcurrió entre su convento, Tortosa y Valencia. La intención de Violaigua es, sin duda alguna, introducir el uso del latín humanístico en la educación. No sabemos si este manual fue utilizado en el Estudio de Gramática de Morella, pero resulta lo más plausible.
Plaza y Portal de San Miguel (Morella)

FlenguajefAdemás, en los preliminares de la obra, destaca el diálogo alegórico escrito en verso entre Valencia y Minerva que compone un retrato elegíaco de Vives ya muerto.  y al que se acaba entronizando en el Olimpo rodeado de personajes cristianos y paganos. Del libro sorprende el profundo conocimiento que Violaigua tenía de la obra del humanista, y la veneración que siente por él, especialmente si pensamos que el humanista vive fuera de España por temor a la Inquisición, lo que dificultaría la libre circulación de sus obras. Pero, sobre todo, lo que más sorprende de la edición es la prontitud con la que fue publicado y cómo la noticia de su muerte debió llegar al recóndito monasterio cisterciense de Benifasar.

Todo ello nos lleva a la única conclusión posible. En los siglos XVI, XVII y XVIII los lugares alejados de la Corte (o de otros centros de producción cultural) no estaban tan aislados como solemos suponer, y sin contacto directo con las novedades. A menudo los flujos culturales siguen caminos que se nos escapan, abiertos y fluidos, a través de la imprenta, o de las copias manuscritas. La globalización –con sus tempos más pausados, evidentemente– quizá no sea un invento, ex nihilo, del siglo XXI. Existían unas vías de comunicación, unas auténticas redes sociales que debían desarrollarse a través de los caminos y de las vías comerciales (la mesta, etc.), que propiciaban el intercambio y la renovación de ideas, de estilos, de géneros literarios. Redes sociales más lentas que la vertiginosa inmediatez actual, pero, desde luego, en el polo opuesto del aislamiento que a veces hemos creído ver.

Jorge León Gustà

Jorge León Gustá

Jorge León Gustà, Catedrático de Instituto en Barcelona, es doctor en Filología por la Universidad de Barcelona.

Su trabajo se ha desarrollado en estas dos direcciones: por un lado, como autor de libros de texto dirigidos a secundaria, y por otro, en el campo de la investigación literaria.

En el área de la educación secundaria ha publicado diferentes manuales de Lengua castellana y literatura en colaboración con otros autores, así como una edición de La Celestina dirigida al alumnado de bachillerato, Barcelona, La Galera, 2012..

Sus líneas de investigación se han centrado en la poesía del siglo XVI, el teatro del Siglo de Oro y las relaciones entre la literatura española y la catalana en el siglo XX.

Entre sus artículos destacan los dedicados a la obra de Mosquera de Figueroa: “El licenciado Cristóbal Mosquera de Figueroa, de quien ha publicado las Poesías completas, Alfar, Sevilla, 2015.

Las investigaciones sobre el teatro del Siglo de Oro le han llevado a colaborar con el grupo Prolope, de la Universidad Autónoma de Barcelona, cuyo resultado fue la edición de la comedia de Lope de Vega, Los melindres de Belisa, publicada en la Parte IX de sus comedias, en editorial Milenio, Lérida, 2007.

Además, ha sido investigador del proyecto Manos teatrales, dirigido por Margaret Greer, de la Duke University, de Carolina del Norte, USA, con cuyas investigaciones se ha compilado la base de datos de manuscritos teatrales de www.manosteatrales.org. Su colaboración de investigación se centró en el análisis de manuscritos teatrales del Siglo de Oro de la antigua colección Sedó que están depositados en la Biblioteca del Instituto del Teatro de Barcelona.

En el campo de las relaciones entre las literaturas catalana y española, ha estudiado la influencia del poeta catalán Joan Maragall sobre Antonio Machado, así como la de Rusiñol en la génesis de sobre Tres sombreros de copa de Mihura.

Del estudio de la interinfluencia del catalán y castellano ha publicado un artículo de carácter lingüístico: “Catalanismos en la prensa escrita”, en la Revista del Español Actual (2012).

Ha publicado el libro de poemas Pobres fragmentos rotos contra el cielo

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