Mucho ha llovido desde que se representaran aquellos dramas sobre la muerte y la resurrección de Osiris en el Antiguo Egipto hasta hoy, cuando el teatro ya no se encuentra en su segunda edad de oro sino en una etapa de madurez tan deliciosa como democrática
Con la evolución del teatro, sus géneros también sufrieron todo tipo de modificaciones hasta llegar a los escenarios tal y como hoy lo conocemos.
Cierto es que, para escribir o disfrutar del teatro, no estamos necesariamente obligados a conocer su historia y detalles al dedillo, pero sí conviene, de vez en cuando, echar la vista atrás. Ya sabes lo que dicen: hay que conocer las reglas para saber romperlas.
A aspectos formales, los géneros del teatro occidental se clasifican en dos grandes grupos prácticamente desde la Edad Media: géneros dramáticos mayores y menores.
Géneros dramáticos mayores
TRAGEDIA
El género clásico por excelencia. Las tragedias son obras dramáticas que tratan asuntos elevados —la vida, la muerte, el destino, etc.— y en las que intervienen personajes enfrentados a fuerzas invencibles, naturales o éticas. Reyes, héroes y semidioses son los protagonistas por excelencia de este género. Y aunque estos se enfrentan a su trágico destino de forma heroica y ejemplar, su fin suele significar muerte y destrucción.
La gran época de la tragedia corresponde a la Grecia y la Roma clásicas gracias a autores como Esquilo, Sófocles, Eurípides o Séneca.
Más adelante, Shakespeare, en Inglaterra, o Corneille y Racine en Francia, en los siglos XVI y XVII, renovaron el género.
A partir del s. XIX, la tragedia pasó a adoptar la forma de drama donde, en lugar de enfrentar a los personajes a esos destinos invencibles, pasan a ser enfrentados a conflictos más humanos.
DRAMA
Este género se caracteriza por tratar temas y conflictos menos trascendentes que los de la tragedia.
La pretensión de este género no es otro que reflejar la vida, sus personajes y situaciones. En ocasiones se reconocen en él la gravedad, el pesimismo o la grandilocuencia de la tragedia. Otras veces, su tono se acerca más a la comedia, que tiende a ser más amable. Por ello, en el siglo XVII, gracias a la mezcla de tonos que empleaban los autores, el drama evolucionó hacia la tragicomedia.
COMEDIA
A diferencia de los otros dos géneros, en la comedia, el texto teatral representa el lado festivo y alegre de la realidad y por fin, con un desenlace feliz.
Como en el drama, la comedia intenta reflejar la vida real y lo cotidiano, aunque a veces tenga toques irreales o fantásticos.
Los personajes protagonistas de las comedias suelen ser hombres y mujeres comunes que a menudo son ridiculizados o caricaturizados, puestos en situaciones absurdas o irrisorias para la diversión de los espectadores.
Ya en el s.V a.C., el autor griego Aristófanes llevó este género a su máximo esplendor y contribuyendo a que algunos siglos más tarde, junto al drama, este se convirtiera en el género teatral preferido.
Géneros dramáticos menores
AUTO SACRAMENTAL
Actualmente en desuso, este género trataba temas religiosos protagonizados por personajes que solían hacer alegoría a los presentes en los textos sagrados.
ENTREMÉS
También en desuso, el entremés trataba, de forma cómica, temas mundanos que se representaban entre los actos de una obra cómica de género mayor.
SAINETE
Estas eran obras cómicas de ambientes y personajes populares, representadas en uno o más actos.
FARSA
Las farsas son aquellas obras cómicas que para explotar su fin terminan deformando la realidad exagerando la acción y las personalidades de los personajes.
VODEVIL
Estas son comedias ligeras, pensadas para evadir al espectador de la realidad, que cuentan con numerosos puntos en común con la comedia de enredo. Clásicamente, la temática por excelencia de este género es la amorosa.
El vodevil, además, alterna las escenas dialogadas con números musicales breves.
Elena A.G.
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