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semántica

De la palabra al sintagma: algunas reflexiones sobre sintaxis española

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Las palabras, como puede colegirse de su uso, interesan tanto a la morfología como a la sintaxis. Por el contrario, las funciones que los sintagmas cumplen en la oración son exclusivamente competencia de la sintaxis. En esta nueva entrada reflexionaremos sobre el tema.

  1. En el principio fue la palabra

Sabemos que la palabra es la unidad mínima de la oración, pero también que el concepto de palabra es mucho más amplio que lo que puede llegar a informarnos la sintaxis. Esto se debe, por un lado, a que existen muchos otros criterios de definición (gráfico, léxico, morfológico, etc.) que, como podrá deducirse, no siempre son coincidentes, y, por el otro, a que las entidades que se intenta definir suelen ser muy diferentes entre sí.

Es justamente gracias a este último razonamiento que nos es posible establecer una distinción entre palabras variables e invariables o entre léxicas y gramaticales. Por lo demás, no todas las palabras gozan de la misma autonomía. Algunas, en efecto, son más independientes que otras solo por su acentuación. Cotejemos el fenómeno con estas simples afirmaciones:

  • Casi todas las palabras átonas son elementos gramaticales: preposiciones, conjunciones, artículos, pronombres.
  • El acento diacrítico distingue muchas veces elementos léxicos como de elementos gramaticales como te, el verbo del pronombre se o el adverbio de la conjunción si.
  • Únicamente las palabras tónicas pueden funcionar como respuesta a preguntas, mientras que las átonas son dependientes, pues estas deben apoyarse siempre en una tónica. Entre las palabras gramaticales, un pronombre interrogativo como qué cumple con este criterio (—Quiero decirte algo. —¿Qué?), pero el pronombre relativo que no lo hace (—Quiero decirte que te amo. —¿Que?).
  • Los pronombres personales tónicos como él no tienen el mismo comportamiento que los pronombres átonos como lo (—Te busca una persona. —¿Quién? —Él. / Busco a alguien. —¿A quién? —*Lo).
  • Mientras que el pronombre personal él puede aparecer en diferentes lugares de la oración, el pronombre átono lo debe apoyarse en el verbo: detrás del verbo si es un imperativo, un infinitivo o un gerundio (Síguelo; Ve a seguirlo; Se la pasa siguiéndolo), donde el pronombre, llamado aquí enclítico, forma parte de la palabra, o antes del verbo en el resto de las formas (Lo investigaban; Lo han investigado; Lo siguen investigando), donde el pronombre adquiere la denominación de proclítico.
  1. Después vino el sintagma

Las palabras establecen unidades más complejas que se conocen con el nombre de sintagmas. Pero no cualquier secuencia de palabras constituye en sí misma un sintagma. Por ejemplo, en la oración de Los deportes acuáticos suelen ser muy peligrosos se reconocen como tal solo las siguientes: /Los deportes acuáticos/; /deportes acuáticos/; /suelen ser muy peligrosos/, y /muy peligrosos/. No son sintagmas, en cambio, las secuencias /acuáticos suelen/ y /suelen ser muy/.

Como podemos observar, para hablar de sintagma, es necesario que las palabras establezcan relaciones de concordancia y de régimen, es decir, relaciones sintácticas. Las secuencias montaña suelen y suelen ser muy no forman ninguna de estas relaciones, por lo tanto, no son sintagmas. Esto también puede verificarse con un cambio de posición. Nada impide ordenar los sintagmas del ejemplo anterior de esta manera: Suelen ser muy peligrosos los deportes acuáticos o Los deportes acuáticos muy peligrosos suelen ser, lo que no podría hacerse con las secuencias montaña suelen/ y /suelen ser muy/.

Con respecto a la concordancia, las palabras entre las que se constituye esta relación comparten información flexiva. En el sintagma nominal Los deportes acuáticos esa información está dada por el género y el número. Como el sustantivo deportes es masculino, el artículo y el adjetivo repiten estos rasgos; de no ser así, estaríamos ante un caso de agramaticalidad (*Las deportes acuáticas).

Como se sabe, el género de deportes es arbitrario —que es lo que ocurre con todos los sustantivos inanimados—; no obstante, su número es informativo. Vale aclarar que, la mayoría de las veces, la información de género es informativa en el sustantivo o en el pronombre, y se refleja en la concordancia con los determinantes y adjetivos. Esto sucede en un perro negro / unas perras negras; Él estaba furioso / Ella estaba furiosa, pero también en un taxista prudente o en dos asistentes cumplidoras, donde los elementos subrayados buscan romper la ambigüedad que se genera. En algunos casos, no obstante, la construcción puede permanecer ambigua, como se observa en diferentes artistas marroquíes, ya que tanto el determinante como el adjetivo que modifican al sustantivo artistas, que no presenta variación genérica, solo tienen una terminación.

Cuando se establece una relación de régimen entre dos elementos, el elemento que rige impone al otro una cierta catadura. En para mí, la preposición, elemento regente, demanda el caso terminal, preposicional u oblicuo en el pronombre personal , que es el elemento regido, pues no puede decirse *para yo ni *para me. En Se arrepintió de sus actos, el verbo, elemento regente, escoge una preposición que introduce el complemento de régimen, elemento regido, pues no puede decirse, por ejemplo, *Se arrepintió en su conducta. Por último, en Desea que vengas, el verbo rige el modo subjuntivo en su complemento oracional, razón por la cual no puede decirse *Desea que vendrás.

Con respecto a la posición que ocupa un elemento, solo comentaremos que esta puede ser fija o variable. Diremos que es fija si el elemento está determinado por la clase a la que pertenece, como el artículo, que introduce el sintagma nominal, o la preposición, que introduce el sintagma preposicional. Diremos que es variable si el elemento admite más de una posición, hecho que, por lo general, produce, o bien un cambio morfológico en el elemento es cuestión, como ocurre en de algún modo / de modo alguno o en mi cuaderno / el cuaderno mío,[1] o bien un cambio de significado, como lo expresan los adjetivos en una simple oración / una oración simple o en un virtual acuerdo / un acuerdo virtual.[2]

Solo resta aclarar que la categoría[3] del sintagma dependerá enteramente de su núcleo. Este determinará los rasgos de flexión o régimen que se impondrán sobre los demás elementos de la frase.


[1] Aquí podemos ver que el antepuesto algún tiene su significado afirmativo normal, mientras que el pospuesto recibe la interpretación negativa de ningún; el posesivo pronominal mi es un determinante átono, mientras que el pospuesto mío es un adjetivo, por lo que la construcción requiere un artículo inicial.

[2] En estos otros ejemplos observamos que el adjetivo simple se interpreta de manera diferente en cada posición: antepuesto significa ‘mera, sin mayor importancia’; pospuesto, se opone a ‘compuesta’ (oración simple / oración compuesta). También difiere el significado de virtual en uno y otro caso: en el primero significa ‘probable’ y en el otro ‘realizado a través de un medio informático, y no de la manera convencional’.

[3] Al igual que las palabras, los sintagmas también pueden pertenecer a diferentes categorías, de ahí que existan sintagmas nominales, adjetivales, adverbiales o preposicionales.

Flavio Crescenzi

Flavio Crescenzi

Flavio Crescenzi nació en 1973 en la provincia de Córdoba, Argentina.

Es docente de Lengua y Literatura, y hace varios años que se dedica a la asesoría literaria, la corrección de textos y la redacción de contenidos.

Ha dictado seminarios de crítica literaria a nivel universitario y coordinado talleres de escritura creativa y escritura académica en diversos centros culturales de su país.

Cuenta con seis libros de poesía publicados, los dos últimos de ellos en prosa:
• «Por todo sol, la sed» (Ediciones El Tranvía, Buenos Aires, 2000);
• «La gratuidad de la amenaza» (Ediciones El Tranvía, Buenos Aires, 2001);
• «Íngrimo e insular» (Ediciones El Tranvía, Buenos Aires, 2005);
• «La ciudad con Laura» (Sediento Editores, México, 2012);
• «Elucubraciones de un "flâneur"» (Ediciones Camelot América, México, 2018).
• «Las horas que limando están el día: diario lírico de una pandemia» (Editorial Autores de Argentina, Buenos Aires, 2023).

Su primer ensayo, «Leer al surrealismo», fue publicado por Editorial Quadrata y la Biblioteca Nacional de la República Argentina en febrero de 2014.

Tiene hasta la fecha dos trabajos sobre gramática publicados:
• «Del nominativo al ablativo: una introducción a los casos gramaticales» (Editorial Académica Española, 2019).
• «Me queda la palabra: inquietudes de un asesor lingüístico» (Editorial Autores de Argentina, Buenos Aires, 2023).

Desde 2009 colabora en distintos medios con artículos de crítica cultural y literaria.

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