Las nueve musas
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2 sillas para 3 presidentes…

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Hace algunas meses fuimos testigos de un incidente político y, sobre todo, diplomático y simbólico que tuvo lugar en el palacio presidencial de Recep Tayyip Erdogan en Ankara.

Había sido programado un encuentro entre él, su ministro de asuntos exteriores Mevlut Cavusoglu, el presidente belga del Consejo Europeo, Charles Michel y la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen.

Se reunieron en la sala central, donde había solo una silla al lado de Erdogan y dos sofás un poco más lejos, uno enfrente del otro. Charles Michel se sentó al lado de Erdogan ignorando a su colega alemana, la cual exclamó un “Em…” que hizo, literalmente, la vuelta al mundo. La perplejidad de la presidenta de la Comisión se debió al hecho que, en lugar de ser ofrecida una silla al lado del presidente de Turquía y del Consejo Europeo, fue obligada a sentarse en un sofá lejos de ellos frente al ministro de exterior, en contra de cada tipo de protocolos que contemplan la función de tales encuentros, incluso a la posición exacta de los asientos.

A partir del día siguiente comenzó una avalancha de reacciones airadas en casi toda la prensa europea, que hablaba de falta de educación, tanto por parte del presidente turco como de Charles Michel que demostró, entre otros, que era cualquier otra cosa menos un caballero. El propio Michel contestó a todas esas acusaciones manteniendo que hace días que no puede pegar ojo por las noches y que, en pocas palabras, no ha dejado de azotar a si mismo por su error imperdonable. Cavusoglu, por otra parte, afirmó que los turcos no hicieron nada más que simplemente seguir el protocolo europeo. Creo que es lógico que alguien se pregunte: “Tanta frustración, tanto lío por un desliz en la repartición de los asientos?”…y tendría razón si no fuera por unos factores que se entrelazan con dicho, ostensiblemente tan sencillo, incidente…

Para empezar, basta con echar un vistazo a las fotos o los vídeos de respectivos encuentros del pasado para extraer algunas conclusiones bien útiles. Jamás había pasado algo así a un presidente de la Comisión, por tanto, quedamos preguntándonos qué tan diferente sucedió esa última vez. ¿Será que simplemente se trata de un tropiezo? Ni hablar. No hay errores así en encuentros políticos internacionales de tal nivel. Todo lo que pasó, pasó cien por cien intencionadamente.

La respuesta es mucho más simple de lo que muchos piensan. Von der Leyen es una mujer y ser una mujer en Turquía, aún de visita, es algo bastante más complicado que en Europa. Merece la pena tener en cuenta que, antes de algunos días, Erdogan había decidido retirarse del acuerdo global sobre la protección de las mujeres contra la violencia, firmado en Estambul.

Pensando de manera europea, todo eso es incomprensible, así que, si alguien quiere entender, debe tener en cuenta que Turquía, pese al hecho que ha sido un miembro candidato durante bastantes décadas, no es Europa y, al parecer, jamás lo será.

femicidioLa posición de la mujer es extremamente precaria en Turquía. Organizaciones feministas turcas denuncian que infinitas mujeres sufren a diario violaciones de sus derechos fundamentales o pura agresividad, que muy a menudo llega hasta el femicidio, sea dentro, sea fuera del hogar. La gran mayoría de estos incidentes tiene lugar en un régimen de plena impunidad para los reos. La reacción habitual de las autoridades es tipo “Debe haber hecho algo muy malo para que el hombre haya alcanzado un tal punto de ira y pérdida de control”, echando así la culpa siempre a la mujer y simultáneamente absolviendo a los reos. Machacar a una mujer no es noticia en Turquía, sino meramente forma parte de la vida cotidiana. La cultura oriental, el islam y la falta de educación en una enorme parte del país, sobre todo en las zonas rurales, son solo algunas de las explicaciones que alguien pudiera encontrar.

¡Vale la pena mencionar un vídeo que circuló la semana pasada, donde se ilustra un hombre que machaca a su novia en vivo para demostrar a su esposa cuánto la ama! El detalle más importante es que el vídeo fue publicado por el mismísimo autor. Eso demuestra con creces cuán trivial se considera un acto así en ese país. El hombre que lo hizo nos muestra claramente que no solo no teme la reacción de las autoridades y la ley, sino que ni siquiera le da vergüenza. Todo lo contrario. Hizo lo que hizo como un gesto de amor para su mujer, de arrepentimiento por su relación ilegal. Por alucinante que suene, lo vio casi como un momento de última sinceridad, ¡hasta de valor!

A todo eso hay que añadir las ambiciones neo-otomanas del sultán que comienzan por la idea que tiene hoy día Turquía de sí misma, o sea que es una superpotencia global, que habla directamente con EEUU o Rusia. Consecuentemente, la UE no es algo especial, sobre todo si tenemos en cuenta que Turquía calcula todo a base de poder militar.

La Unión Europea puede ser un gigante económico, pero militarmente permanece un enano, ya que, por ejemplo, no tiene un ejército común, organizado e institucionalizado. Así que el hombre de la delegación europea tuvo la suerte de ser considerado como digno de sentarse al lado del sultán, mientras la mujer tuvo que limitarse al nivel de uno de sus ministros. Esa imagen hace nada más que ilustrar la idea del sultán sobre la relación entre Turquía y la UE.

Y no hay que confundirse. Nada sucede al azar, sobre todo cuando tiene que ver con un hombre que adora los simbolismos. Por ejemplo, su palacio nuevo tendrá 1071 habitaciones, según la fecha de la batalla de Manzikert, donde hubo una victoria turca histórica contra el ejército bizantino.

Hay una larga serie de incidentes diplomáticos llenos de simbolismos a lo largo de la historia. Una vez, durante el imperio otomano, el sultán recibió un delegado ruso que tuvo que enfrentar algo mucho peor que Von der Leyen. No había ningún asiento para él. ¿Qué hizo? Echó su abrigo en el suelo y se sentó allí. Después del final del encuentro se levantó para irse y los turcos le recordaron que no olvidase su abrigo. El ruso respondió que los diplomáticos no suelen llevarse sus asientos y se fue. Otro incidente fue un encuentro entre Putin y Merkel. Merkel odia y teme a los perros y Putin lo sabía. ¿El resultado? Durante su conversación dejó a un enorme perro pastor dar vueltas en la sala alrededor de la aterrada canciller alemana.

Y más o menos así, es decir, teniendo la imagen completa del marco en el que se realizó el encuentro en cuestión, podemos tener una vista despejada de lo que realmente pasó. Que no podría haber pasado algo diferente en un país tan misógino con un presidente tan autoritario, conservador e islamista, cuyo sueño principal es resucitar el imperio otomano en el siglo 21.

El Primer Ministro italiano Mario Draghi nos recordó de que se trata de un dictador justo después del incidente. De acuerdo, pero…

¿De verdad necesitábamos lo de Von der Leyen para descubrir el mundo? ¿No nos alcanzaban las violaciones de las Zonas Económicas Exclusivas y las plataformas continentales de Grecia y Chipre? La involucración militar turca en Libia, ¿Armenia, Siria, Iraq del Norte etc en contra de cada acuerdo internacional? ¿El hecho que tiene más periodistas encarcelados que China o Irán o que al partido Kurdo apenas le ha quedado un líder fuera de la cárcel? ¿O el hecho que no reconoce un Estado miembro de la UE mientras sique ocupando un tercio del país desde 1974? ¿O el casus belli contra Grecia si ejerce su derecho unilateral de expandir sus aguas territoriales de 6 a 12 millas marinas? ¿O la paliza a los manifestantes armenios en Washington por los guardaespaldas de Erdogan? Para no mencionar los infinitos ataques e insultos a varios líderes y países europeos cada vez que discuerdan con él… el cerebralmente muerto Macron, unos países nazis como Alemania, Austria o Holanda, los Estados Unidos que actúan como actúan solo porque no se les ha dado una bofetada otomana, y así sucesivamente…

Todo eso no significó nada para Europa, mientras que de repente se desata un tsunami periodístico en la prensa europea. ¿Por qué? Porque la presidenta de la Comisión se sentó en un sofá un poco más lejos de los dos presidentes. ¿Necesito analizar el tamaño de la hipocresía y la doble moral de la Unión Europea? ¿O el hecho que se ha estado haciendo el ciego durante muchísimo tiempo hasta que la despertase el asiento de Von der Leyen? Espero que no…

Vasilis Dinas

Vasilis Dinas

Vasilis Dinas nació en Tesalónica, la capital de la región de Macedonia en Grecia del norte, en 1976.

Sus principales pasiones siempre han sido dibujar y hablar idiomas, así que no es una sorpresa que acabó estudiando arquitectura e interpretación y traducción.

Habla griego, inglés, alemán, español y portugués a nivel profesional y francés, serbio e italiano a nivel medio.

Fue a la Escuela Alemana de Tesalónica, estudió Arquitectura en la Universidad de Aristóteles de Tesalónica e interpretación en Atenas y trabajó varios años en Tesalónica y Atenas como arquitecto y traductor hasta que se mudó a Australia, dónde pasó 6 años trabajando como gerente de proyectos de construcción e intérprete entre españoles, australianos y griegos en las obras de las tiendas de INDITEX.

Ha traducido entrevistas de jugadores, entrenadores y árbitros durante copas mundiales de fútbol del griego, español, portugués y alemán al inglés, ha subtitulado documentales del español y portugués al griego, ha hecho interpretaciones en tribunales entre griego y español, ha traducido libros literarios del portugués brasileño al griego y ha trabajado como periodista, buscando temas interesantes en 8 idiomas en la prensa internacional y redactando artículos, analizando temas políticos de la actualidad, vinculándolos con el pasado y con acontecimientos históricos.

Además, participó en la conferencia anual de FIT (Federación Internacional de Traductores) en 2017 en Brisbane, Australia, representando la delegación griega.

Otras pasiones suyas son los viajes, la geografía, la historia y sobre todo la geopolítica.

De momento vive en Tesalónica impartiendo clases particulares de inglés, español, portugués y alemán, traduciendo y sigue aprendiendo idiomas.

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