Todo lo que vale la pena de hacerse, vale la pena que se haga mal. Si no hubiera valido la pena, no lo habría hecho usted. Por otro lado, si vale la pena de hacerse y usted espera a poderlo hacer de una manera perfecta, si todo lo deja para mañana, corre el riesgo de no hacerlo nunca, por lo tanto todo lo que vale la pena de hacerse vale la pena de que se haga mal.
Al Ries y Jack Trout,’Posicionamiento: La batalla por su mente’.
Pensar antes de actuar es un paso inexorable en nuestra conducta.
No se puede hacer nada si no surge con anterioridad la imagen mental de lo que se va a realizar, reflexiva o impulsivamente. Sin embargo, a pesar de cualquier imagen previa, podríamos equivocamos, incluso midiendo detenidamente nuestros pasos.
Muchos factores conducen a errores, entre ellos, distorsión que hace la misma memoria de nuestros recuerdos, el bloqueo producido por el estrés, deseos desesperantes que provocan conductas inadecuadas, estados extremos como furia, miedos, predisposiciones. Algunos por una mínima frustración se “ahogan en un vaso de agua”. La emoción les invade, les bloquea funciones del cerebro, se irritan, llenan de ansiedad o deprimen. Carecen del hábito de pensar, reflexionar y visualizar reiteradamente sobre la situación estresante para suprimirla.
Sin embargo, se encuentran quienes no dejan de pensar para solucionar sus problemas, lograr ajuste emocional ante lo irreversible, encontrar satisfacción y bienestar. Esas personas, utilizando el pensamiento como su instrumento principal, afrontan con éxito toda adversidad, y por lo tanto desarrollan progresivamente su inteligencia y capacidad. Desde luego, queda incluido en su conducta la visualización del Ensayo-error, porque cualquier acto pensante supone una secuencia sucesiva de imágenes para guiar nuestros pasos y caminos.
El Ensayo-error visualizado, si se utiliza correctamente, es valioso procedimiento para actuar con eficacia, alcanzar propósitos y deseos, anticipar resultados, alerta sobre posibles interferencias y obstáculos, comprensión precisa de cada paso dado, tener mejor control para rectificar el rumbo; en fin prevenir en lo posible equivocaciones y fracasos.
Además, la visualización de las acciones nos posibilita enfocar los diferentes ángulos de la situación o el problema, lo cual favorece el ajuste emocional, y por consiguiente paz y tranquilidad. Pero también, la presencia mental de lo deseado incita y motiva mucho más, conduciendo a intensa fuerza de voluntad.
El Ensayo-error mental, requiere de los siguientes pasos:
- Observo la situación o hechos ocurridos, la visualizo pero sin apasionamiento, la dejo correr por mi mente una y otra vez.
- Me pregunto ¿Cómo resuelvo este problema? ¿Cómo alivio mi dolor? ¿Cómo suprimo esta ofensa? ¿Cómo logro irme de este trabajo? ¿Qué sucedería si hago…? ¿o si tomo este otro camino? ¿Si apelo al apoyo de…? ¿Si hago esto de este modo…?
- Habiéndome hecho estas preguntas comienzo a ensayar mentalmente los pasos a seguir para cada una de las preguntas que me haya hecho con respecto a la situación particular, me visualizo en cada paso que daría.
- Cada visualización debe tratarse de llevar hasta el resultado final, pero si este no se puede imaginar asumir que queda pendiente para más adelante.
- De ese modo el cerebro, por sí solo, inconscientemente continúa el trabajo, y cuando retomamos el Ensayo, quizás visualizamos fácilmente ese final.
- Para muchos es la biblia sobre estrategia. El libro de la publicidad más influyente que jamás se haya escrito.
- Ries, Al (Autor)
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