Las nueve musas
Teatro José Peón Contreras
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Ópera yucateca: Payambé

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PRIMEROS ACERCAMIENTOS A UNA EDICIÓN CRÍTICA

 LA ÓPERA EN YUCATÁN

 Dado el auge del consumo de los espectáculos públicos en México a principios del siglo XX, impulsado por Porfirio Díaz, muchas compañías de teatro y ópera realizaron largas temporadas en teatros capitalinos como el Arbeu, Renacimiento (después Virginia Fábregas), Circo Teatro Orrín y Teatro del Conservatorio.

Compañías internacionales también recorrieron el país representando las óperas europeas más renombradas, muchas de éstas hasta nuestros días.[1]

En Yucatán existió el Conservatorio de Música, donde impartieron cátedra importantes artistas de origen yucateco que además se habían formado como músicos tanto en la capital de país como en países extranjeros, principalmente Europa. Resaltan nombres como Gerónimo Baqueiro-Foster, Arturo Cosgaya, Gustavo Río Escalante, Efraín Pérez Cámara y Fausto Pinelo Ríos, incluyendo a Halfdan Jebe, excepcional violinista noruego avecindado en Yucatán después de recorrer buena parte del mundo con una carrera sólida.[2] También sobresale Daniel Ayala Pérez, quien fue director del Conservatorio de Yucatán y de la Orquesta Sinfónica de Mérida, e inció las actividades de ésta en el Teatro José Peón Contreras en 1944, alternando el programa con el director huésped, José F. Vásquez.[3]

Según Jesús C. Romero, “…la vida musical yucateca es muy superior a la de otros Estados de la República, que cuentan con raíces culturales tan hondas y tan antiguas como son las de Yucatán.”[4] Evidentemente, resulta cuestionable tal declaración, pero podríamos entenderla de cierta manera al saber que Yucatán resultó un crisol cultural de las influencias española, afro-cubana, e incluso colombiana, cuyo resultado podemos escuchar en los diversos géneros de la canción yucateca.[5] Romero, ya en el apartado de la producción operística, hace un recuento cronológico (hasta la segunda década del siglo pasado) de los compositores de ópera yucatecos, que resumo en la siguiente tabla:[6]

Cuadro PayambéHe resaltado, por obvias razones, la última ópera de la lista. Ella es la protagonista de este artículo, por las razones que expongo a continuación:

Al formar parte de la primera generación de Maestría en Artes Musicales de la Escuela Superior de Artes de Yucatán, inicié con un proyecto dirigido a rescatar, reeditar y abordar como intérprete (canto) la canción de concierto de compositores yucatecos.

Encontré obras desde tonales hasta contemporáneas, pasando por dodecafónicas, de importantes músicos nacidos en Yucatán. Sin embargo, no me resultaba del todo convincente el repertorio disponible, por no encontrar ciclos de canciones como tal, o una serie suficiente de obras que me permitieran presentar un programa redondo. Pero mientras investigaba, mis asesores me pidieron interpretar fragmentos de la ópera Xunán Tunich de Arturo Cosgaya, de la que se conserva el manuscrito de la partitura vocal (reducción a piano) en la Biblioteca “Luis Rosado Vega” del Centro de Investigaciones Artísticas de la misma Escuela Superior de Artes de Yucatán. Esto con el fin de interpretar algunos fragmentos en el recital “Cien años no es nada”, conformado por música yucateca de hace alrededor de cien años. Extraje, estudié y transcribí digitalmente los fragmentos (Aria de Canek y dúo de Sasilek y Canek), y los estrenamos en dicho recital el 21 de noviembre de 2019.[7] Ya previamente estaba yo en conocimiento de varias partituras de óperas yucatecas resguardadas en la Biblioteca, pero al enterarme por medio del Mtro. Martín Briceño de que de la ópera “Payambé” no solo se conservaba la partitura vocal, sino también la orquestal, inicié el proceso de la edición crítica de esta ópera de Fausto Pinelo Río, con libreto del importante poeta Luis Rosado Vega[8]. Lamentablemente, esta decisión se concretó justo al incio de la pandemia del COVID19 que nos sigue aquejando en 2020, lo que me impide acceder de manera física y presencial a los manuscritos. Sin embargo, he podido acceder parcialmente, lo que más adelante plasmaré en el presente artículo.

PAYAMBÉ

A sus veintiséis años, en 1929, Fausto Pinelo Río parte de Yucatán hacia la Ciudad de México para representar “Payambé”. Cabe mencionar que él no la llamó “ópera”, sino “Evocación Maya” (Fig. 1). Esto resulta relevante, ya que dicho término constituye también uno de los géneros de la Canción Yucateca, creado por Guty Cárdenas y Antonio Mediz Bolio[9], específicamente para “cantarle a la grandeza de la raza maya”, incluyendo gestos musicales y textuales con reminiscencia de ritual prehispánico.[10]

PayambéEl estreno de Payambé se llevó a cabo en el Teatro Arbeu, el más importante de la Ciudad de México en ese entonces. Romero dice: “la cual fue estrenada en el Teatro Arbeu el 6 de Agosto de ese mismo año, constituyendo el estreno el más halagador de los éxitos”[13] . Sin embargo, al cotejar este dato con el manuscrito (Fig. 2) y con una nota escrita por Hernán Rosales publicada en “El Niño” en su edición de octubre de 1929 (Fig. 3), podemos notar que el estreno ocurrió el 6 de octubre. Después de anunciarlo como un “Trascendental acontecimiento artístico”, dice:

La noche del domingo 6 del presente mes se estrenó en el Teatro Arbeu la grandiosa evocación maya “Payambé”, letra del poeta Luis Rosado Vega, Director del Museo Arqueológico de Yucatán, y música del Maestro Fausto Pinelo, ambos elementos valiosos de la Península del Sureste. Fueron directores de escena los Maestros Alberto Morales y Gonzalo Curiel; profesora de baile, la señora Guadalupe Pouchade; decorador, el señor Juan J. Novelo; indumentarista, el señor Víctor M. Reyes.

Estreno Payambé
Fig. 3 Nota publicada en “El Niño”

SINOPSIS DE “PAYAMBÉ”

En este momento, me estoy avocando en el conocimiento pleno del libreto, del que afortunadamente contamos con una publicación de Fernando Muñoz[15], donde se encuentra íntegro, y en la que me estoy basando para realizar los análisis pertinentes, además de obtener la sinopsis de los tres actos, la cual me permito agregar a continuación.

ACTO I

El rey de Tulum, Navanché, se encuentra arengando a sus guerreros y pueblo entero contra el reino de Chichén, quienes les han atacado y vencido continuamente. Ruegan a sus dioses protección y dirección en la guerra. Aparece Apulyah, sumo sacerdote de Tulum, quien afirma la necesidad de la guerra, pero advierte de un peligro más grande: Acaníl, la hija del rey Navanché, quiere dejar sus votos de vestal porque ama en secreto a Payambé, hijo del enemigo rey de Chichén. Ella es confrontada hasta que confiesa la verdad, e incluso su madre, Zulá, se une al lamento por el sacrilegio de Acaníl. Las vestales y Apulyah consultan a los dioses y anuncian que se debe realizar un sacrificio al dios Zuhuykak para evitar la desgracia y pedir protección. Traen a Kambolai, espía de Chichén prisionero, y lo sacrifican ritualmente, arrancándole el corazón.

ACTO II

Loltún. Campesinos cosechan las mazorcas cerca de las sierras del Sur. Cantan felices celebrando la buena cosecha. Los interrumpe Manab, bruja de Loltún, quien les anuncia los rumores de guerra entre Chichén y Tulum, y les cuenta que sus augurios le aseguran que Acaníl y Payambé se han fugado para proteger su amor. Sorpresivamente, llegan emisarios de Tulum a interrogar a los lugareños y a Manab, quien no sabe nada, y ellos se retiran amenazándola. Ya de regreso en su caverna, Manab es sorprendida por Payambé y Acaníl mientras realiza un ritual. Le ruegan les ayude a esconderse y a no revelar su paradero. Ella accede y sale a revisar si hay peligro, mientras ellos se quedan escondidos volviéndose a jurar amor eterno. Manab regresa advirtiéndoles que se preparen porque no tardan en llegar los emisarios de Tulum. Al llegar estos e intentar apresarlos, los tres se defienden, y ayudados por hechizos inmovilizadores de Manab, logran escapar, dejando en la gruta a los Emisarios, que son aplastados por las rocas después de que un rayo cae en la cueva.

ACTO III

Reino de Chichén. La guerra ha concluido. Payambé ha cumplido su deber como guerrero y ha ayudado a vencer sobre Tulum. Sin embargo, nadie olvida su sacrilegio de haberse fugado con Acaníl y haberla ocultado, habiendo ésta sido prometida en sacrificio a los dioses. El pueblo celebra la victoria, pero el rey Itzacán está triste. El Sumo Sacerdote Kinyah lo consuela recordándole que el sacrificio de Acaníl aplacará a los dioses. Itzacán anuncia que pronto se realizará el sacrificio de la sacrílega Acaníl, junto a diez doncellas más. Se anuncia la llegada del ejército triunfante de Chichén. El pueblo los alaba. Amac-Chapat, el Nacón del ejército, presenta al rey Itzacán la cabeza de Navanché como trofeo de guerra. Acaníl y su madre Zulá claman por misericordia, desconsoladas, pero Apulyah, con gran orgullo, les ordena dejar de pedir perdón. Payambé aparece también intercediendo por Acaníl, recordando a su padre que le fue obediente en la guerra, pero el Rey no cede. Entre cantos de victoria del pueblo de Chichén, Acaníl es conducida junto a las otras doncellas al cenote sagrado, donde serán sacrificadas, mientras Payambé grita desgarradoramente.

Fragmento del libreto
Fig. 4 Fragmento del libreto

VERSIFICACIÓN DEL LIBRETO

 En la conferencia del Dr. Alberto Pérez-Amador impartida el 16 de Julio de 2020 como parte del Diplomado de Ópera Mexicana, menciona un dato muy importante e interesante: Calderón de la Barca, en sus libretos, maneja una métrica distinta según el tipo de personaje de la obra y su importancia, idea desprendida de la costumbre antigua en que solo las deidades podían cantar, porque los hombres no cantan. Curiosamente, al estudiar el libreto de Payambé, escrito por Luis Rosado Vega, poeta ya consagrado al momento de escribir este libreto, me encontré con una técnica depurada, constante, y me atrevo a decir, muy consciente. Por ejemplo: a ópera comienza con la arenga de Navanché, en hexasílabos perfectos y constantes, como una especie de marcha en 6/8, con anacrusa de octavo. Alterna con el coro del pueblo, manteniendo la métrica intensamente (Fig. 5 y 6). Al final de la escena hace una suave transición a endecasílabos hasta que entra Apulyah, con quien dialoga en endecasílabos mezclando con heptasílabos (endecasílabos de pie quebrado). Constantemente utiliza esta última métrica para los personajes principales, cambiando también a octosílabos (la métrica más fácil de usar en el castellano) cuando canta el pueblo (Fig. 7). Este es un análisis que está en curso, y pretendo descubrir patrones de versificación específica sea por personaje, tipo de personaje, o escena (como una especie de leitmotiv literario), si es que lo contiene.

 

Fig. 5 Hexasílabos con anacrusa
endecasílabos
Fig. 6 Hexasílabos, transición a endecasílabos
Octosílabos
Fig. 7 Octosílabos

 He expuesto el estado de mi investigación hasta el momento. Considero que ésta puede resultar en constituirse como el inicio de un rescate de importantes óperas yucatecas que están resguardadas, esperando el momento de renacer -algunas de ver la luz por primera vez-, y extenderla a la producción que exista en el resto del siglo XX y lo que va del XXI. Seguramente esto redundaría en la aportación de importantes obras desconocidas hasta el momento, y relevantes no solo para la cultura de Yucatán y México, sino para la del mundo entero.

Christian Ibarra

Tenor

Julio 2020


BIBLIOGRAFÍA

Álvarez Coral, Juan. Compositores mexicanos. México: EDAMEX, 1993.

Martín Briceño, Enrique. <<El dramaturgo Álvaro Brito y su legado.>> Unicornio, Año 29, No. 1515 Por Esto! (2020): 3-4.

Muñoz, Fernando. Dos siglos de dramaturgia regional de Yucatán. Tomo I, México: Escenología Ediciones y Secretaría de la Cutura y las Artes de Yucatán, 2013.

Perez, Luis. Diccionario de la canción popular de Yucatán. Mérida: Instituto de Cultura de Yucatán: 2010.

Perez, Luis y Pedro C. Herrera. Álbum de canciones yucatecas. Mérida: Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán, 2012

Romero, Jesús C. La ópera en Yucatán. México: Ediciones “Guión de América”, 1947.

Tello, Aurelio. La música en México. Panorama del siglo XX. México: FCE, CONACULTA, México, 2010.

Vega, Álvaro. <<Halfdan Jebe, un compositor noruego en el Yucatán Posrevolucionario.>> Unicornio, Año 28, No. 1463, Por Esto! (2011): 2-4


[1]          Aurelio Tello, La música en México. Panorama del siglo XX. México: FCE, CONACULTA, México, 2010, 613-614

[2]          Álvaro Vega, <<Halfdan Jebe, un compositor noruego en el Yucatán Posrevolucionario.>> Unicornio, Año 28 No. 1463, (2011): 2-4

[3]          Juan Álvarez Coral, Compositores mexicanos. México: EDAMEX, 1993.

[4]            Jesús C. Romero, La ópera en Yucatán. México: Ediciones “Guión de América”, 1947, 63.

[5]            Luis Perez, Diccionario de la canción popular de Yucatán. Mérida: Instituto de Cultura de Yucatán: 2010, 11.

[6]            Romero, La ópera…, 67-81.

[7]            Enrique Martín Briceño, <<El dramaturgo Álvaro Brito y su legado.>> Unicornio, Año 29, No. 1515 Por Esto! (2020): 4.

[8]            Cuyo nombre se impuso a la Biblioteca del Centro de Investigaciones artísticas de la ESAY, donde se resguarda el manuscrito de “Payambé” y autor también de la famosa canción yucateca “Peregrina”

[9]            Las dos canciones más representativas del género “evocación maya” son “Caminante del Mayab” y “Yucalpetén”.

[10]         Luis Pérez y Pedro C. Herrera, Álbum de canciones yucatecas. Mérida: Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán, 2012, 21.

[11]  Manuscrito resguardado en la Biblioteca “Luis Rosado Vega” del Centro de Investigaciones Artísticas de la ESAY.

[12]  Ibíd.

[13]         Jesús C. Romero, La ópera en Yucatán. México: Ediciones “Guión de América”, 1947, 80-81.

[14]  Proporcionado digitalmente por la Hemeroteca Nacional Digital de México en Julio del 2020.

[15]         Fernando Muñoz, Dos siglos…, 481-492.


 

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