Las nueve musas
Diego Agúndez

Diego Agúndez

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Sentado en una terraza, Diego Agúndez medía opciones para sus vacaciones de verano cuando sufrió un deslumbramiento. Masivas galaxias, agujeros negros, la luz del sol, fueron de repente abriéndose paso entre otros pensamientos más mundanos, y su pequeño propósito de irse a la playa quedó difuminado entre otros viajes de otra enjundia, como el lanzamiento de la sonda espacial «Voyager», la conquista de México o el deber de educar a los hijos.

ACTO DE CREACIÓN ACT OF CREATION (ANAQUEL DE POESIA)
  • EDICIÓN BILINGÜE: ESPAÑOL / INGLÉS
  • AGÚNDEZ, DIEGO (Autor)

Cuéntanos un poco tus inicios  en la poesía

La relación es larga y llena de baches. Algunos primeros poemas, torpes, los conservo todavía en la memoria del ordenador, y es una suerte porque a mí se me habrían olvidado ya sin duda. Los dos primeros sí que están ya muy lejanos y los he perdido: uno, cuando tenía siete años, mi padre lo leyó en la iglesia del barrio. El otro, cuando tenía diez, lo hice junto a un amigo mío y lo grabamos en un ‘disquette’ de los primeros pc’s cuando aprendíamos a desenvolvernos con el MSDOS. Ya ha llovido. Hace poco se lo recordé por si él podía dar más señas, pero lo había olvidado por completo. Con buen criterio, porque no era más que una travesura dedicada a esos primeros amores platónicos de la edad infantil. Si me retrotraigo tan lejos es porque en aquellos poemas pre-adolescentes había un elemento lúdico que más tarde dejé de lado, en etapas que llamaría más solemnes (o arrogantes) , y al que ahora estoy volviendo poco a poco con respeto máximo, porque hay pocas sensaciones tan gratificantes como la de acabar un poema mientras estás, digamos, pasándolo en grande. Esto, que parece evidente, no ocurre mucho

Periodista, reportero gráfico; ¿hay algún nexo entre esta profesión tan dura y estresante con la poesía?

Un rotundo sí, pero no solo por lo estresante y lo duro que el periodismo es a veces, sino también por sus momentos de satisfacción y retribución. Como dijo aquel, el buen periodismo es literatura, y me parece que existen similitudes en la posición estética ante un buen poema y un buen artículo. Para empezar, en su punto de partida, un periodista (de prensa escrita) y un autor de poemas se enfrentan al mismo desafío de la hoja en blanco; y enseguida ambos deben iniciar un juego de medidas y elecciones usando la misma materia prima, que es, claro, el lenguaje. Esto explica, quizás, que haya tantos autores usando esas pasarelas entre el periodismo, la poesía o la novela o los documentales.  En resumen, los nexos son rotundos y abren un inmenso horizonte de posibilidades.

En el periodismo la construcción de sentidos está guiada por la búsqueda de la verdad (al menos esa sería la ambición ideal). En la poesía esto no es necesariamente cierto, pero ambas disciplinas abren un espacio de encuentro con el lector y un ‘contrato’ que debe mucho a las expectativas de este. La cuestión es que si yo leo un artículo como ‘un poema’, ese artículo puede ser un poema, o viceversa.  El otro día, por poner un ejemplo, apareció en ‘La Vanguardia’ un artículo sobre la mujer más vieja del mundo. Lo leí y lo releí, y me pareció que aquello, en realidad, era un poema. Tanto que, zas, de repente lo era, y lo es: el poema 265 de mi antología en permanente construcción. “Emma Morano Martinuzzi”, se llama.

Y, para concluir, tanto el periodismo como la poesía son duros y estresantes. Requieren mucha concentración, mucho tesón. La fase de aprendizaje es mucho más larga de lo que parece. Ambas necesitan meticulosidad y dominio de recursos múltiples. Uno nunca domina el periodismo del todo; y algo parecido sucede con la poesía. Esto es así porque está en nuestra naturaleza el hacernos preguntas, la búsqueda de sentidos, la capacidad de asombro. Y el día que esto ya no ocurra, más que humanos seremos otra cosa.

“Acto de creación” es —creo— tu primera publicación poética, ¿por qué ahora? ¿Cuál es el motivo de haber tardado tanto en publicar?

Hay una anécdota que ilustra perfectamente la relatividad del tiempo (y que, para más emoción, parece apócrifa). Ocurrió en 1972 en Pekín, cuando el presidente de los Estados Unidos Richard Nixon visitó China; parece que alguien le preguntó al líder chino Chou En-lai por su opinión sobre la revolución francesa, y el respondió: “Es demasiado pronto para decirlo”.  La anécdota me parece adorable, aunque al parecer En-Lai creyó que le preguntaban por Mayo del 68 y quiso ser prudente.

Siempre he escrito a solas. En algunos casos, mis poemas pasaron a manos de unos pocos -realmente pocos- amigos. Esto cambió hace ahora año y medio, cuando me pregunté a qué propósito servía realmente mantener escondido -y sin que nadie lo leyera- todo ese material. Así es como decidí subir esos poemas viejos a mi espacio web.

“Acto de creación” forma parte de este proceso, aunque con el añadido de que tengo una rara seguridad de que, como poema, tiene un nivel de calidad exigible. Perdón por la perogrullada. Digamos que esta es la primera vez que he tenido la certeza de no estar manejando poemas de aprendizaje, sino un material con un vuelo propio y una propuesta terminada de sentido. Yo llevo mucho tiempo escribiendo para mí solo, hasta el punto de que hay poemas con los que mi relación es estrictamente lectora y sin apego emocional. Unos pocos me parecen buenos, otros correctos; la mayoría son estudiantiles. Este libro abre una fase nueva, hasta tal punto que supone un volantazo en firme respecto a casi todo lo que había hecho hasta ahora.

Podrá argumentarse que esto es decir menos de su calidad que de mi confianza, pero para mí, en tanto que autor, es fundamental poder decir que “Acto de creación” es un acto honesto en el que confío. En otros poemas igualmente honestos no confío tanto.

Si afirmo que no es un libro de poemas, que, en realidad, es el poema de un libro, ¿me equivoco?

Se trata de un poema extenso, escrito sin embargo con pocas referencias externas. A posteriori uno mira siempre ‘las palabras mayores’ en cualquier cosa que emprende, tipo Eliot o JRJ o Ashbery o Colinas, pero no existe una influencia directa.

“Acto de creación” empezó con un propósito menor, aunque no es el que se cuenta en la contraportada (uno de varios juegos dentro del poema…). En realidad, llevaba cuatro o cinco años dándole vueltas a una idea que aparecía y desaparecía, que era la de escribir un poema titulado “Atmósfera”. Este poema ha resultado ser alérgico a mis intentos. En la primera acometida, terminó llamándose “Steampunk” y reflejaba uno de esos atardeceres de sangre que ofrece el verano cacereño.

Como decía, en 2015 comencé a ordenar y reescribir una larga serie de materiales perdidos con el propósito de colgarlos en mi web, (ah vanidad), y de repente “Atmósfera” volvió a aparecer, esta vez transfigurado en una sencilla tarde en la que te apetece marcharte al campo a pasear. Me puse a ello y lo que siguió fue una semana de absoluto frenesí y de nuevas ideas que iban entretejiéndose y creando un armazón conceptual solo evidenciado durante el propio proceso creativo. El corpus del libro fue escrito en dos o tres semanas, aparte de correcciones y relecturas antes de llegar a una versión final, en un proceso que recuerdo tenso y extenuante por el nivel de concentración necesario.

En resumen, “Acto de creación” no es lo que debía ser, sino algo distinto y propio; es “Atmósfera”, pero también todo el proceso que antecede al único poema de este libro, ‘El Teseracto’.  Cuando decía que abre una fase nueva en mi producción, no lo decía por decir, porque este libro, digamos, ha hecho cristalizar largas ideas y ha servido para abrir diferentes frentes de trabajo.

Durante la lectura, las referencias a lo científico y en concreto a la física y a la astronomía son recurrentes.

El poema ofrece una serie de motivos recurrente y, como bien dices, la física o la astronomía están muy presentes. Antes hablábamos de las similitudes entre el periodismo y la poesía, pero es que esas similitudes existen con otras muchas disciplinas con las que existe un margen de interacción asombrosos. Cuando somos estudiantes aprendemos qué es la física, o qué es la astronomía, o qué es la poesía, pero dedicamos muy poco tiempo a estudiar las interacciones entre unas y otras. Por ejemplo: qué es la poesía según la física, o viceversa. Podemos discutir cuál sería la respuesta, pero estaremos de acuerdo en que la respuesta sería fascinante y, en mi caso, material poético.

Decía que la astronomía o la física son motivos en el poema, porque la actitud del sujeto está determinada en parte por una interacción primera, un día tomando el sol y adquiriendo conciencia de sí mismo en el gran orden del universo: se dice, dios qué pequeño soy, y a partir de ahí inicia una reflexión sobre las causas de las cosas y su propio papel en el mundo. Y, en realidad, que la manera de hacerlo sea poética o científica no cambia la esencia de la búsqueda, que es que: el hombre lo es por su capacidad de asombro ante las cosas y su búsqueda de respuestas. Uno puede buscarlas con endecasílabos o con un telescopio, pero existe una gran base común entre arte y ciencia que tenemos el deber de señalar, porque aunque parezca mentira lo uno no existe sin lo otro. Este, me parece, es uno de los grandes mensajes de este libro.

Una curiosidad, con perdón, malsana: ¿por qué bilingüe?

Entiendo que en el panorama español una edición bilingüe llame la atención, también para lo malo dada la costumbre de defender el idioma con denuedo (ante enemigos reales o imaginarios). Pero mi explicación es prosaica y remite en parte a la cuestión de la confianza. Para empezar, por el medio y ambiente de trabajo, muchos de mis amigos y conocidos, e incluso parte de mi familia, no hablan castellano, por lo que para poder ofrecerles cualquier cosa que escribo el inglés o el francés son la única opción. Pero en verdad, como decía, yo no tengo contactos en el mundo editorial ni sus procesos; no conozco en detalle premios ni certámenes ni subvenciones; no sé cuáles merecen la pena o cuáles un andamiaje de intereses. Puesto que no estaba seguro de si podría publicarlo pero sí sabía que debía hacerlo, me lancé a traducirlo para sondear la posibilidad de publicar en el extranjero mientras enviaba el poema a unas pocas editoriales españolas.

Afortunadamente para mí no hizo falta, porque desde Cuadernos del Laberinto me ofrecieron la posibilidad de publicar. Yo conocía algunas de sus publicaciones, que me parecen esmeradas. Les dije que había traducción al inglés y les pareció una buena idea incorporarla. Como se ve, simple.

(A la vez, debo decir que ninguna elección es inocente y que la publicación en formato bilingüe es en sí misma una toma de posición respecto al lenguaje poético. Yo no sé polaco pero leo a Szymborska en castellano y la adoro. Esto quiere decir que, las palabras, siendo el vehículo de la poesía, no son el elemento que la sustancia por sí solas, pero ya me estoy enrollando otra vez).

Los tres Diegos son en realidad cuatro, cinco, seis… el Diego-poeta, el Diego-niño observando a Saturno con los prismáticos del Diego-padre, tu abuelo, tus hijos, Rashmi tu esposa; pareciera como si el universo familiar se fundiera en el otro Universo.

Cada uno de nosotros somos producto de miles de circunstancias, algunas elegidas, otras, como el lugar en el que se nace, no. La magia de la existencia es que, dentro de lo azaroso de todo, existe un margen para labrarse un camino más o menos propio. Esto que podría servirnos a ti o a mí tiene una prolongación de ficción para la humanidad y sus preguntas..

Nuestro afán de conocer, nuestra ambición, es lo que explica que Colón fuera a América o que alguien inventara la rueda o que la sonda Voyager haya alcanzado el espacio interestelar.

Este libro parte de las circunstancias que me son propias: mi familia, mis padres, mis hijos, mi hogar en Cáceres, pero esto no ocurre por un afán de singularizarlas, antes al contrario. Yo me interrogo sobre quién soy y serían estas mis coordenadas, pero cualquiera podría ponerse en este lugar que ocupo y traducir mis preguntas a las suyas propias, en ese multiverso de la imaginación del que todos somos apenas eslabones, llamados Diego Agúndez o de otra manera.

No te canso más: ¿para cuándo otra obra en las librerías?

Tengo mucho material, esa es la verdad, compuesto como resultado de este libro. Por ahora, todos esos poemas están unidos en lo que llamo “El cuarto sangam”. Pero ahora mismo estoy ante una encrucijada:

O segmento los poemas en función de su temática y sus líneas de trabajo (esto es lo que estoy haciendo con el poemario ‘En el rickshaw’, que avanza íntegramente en mi página web). Habría, así a bote pronto, margen para dos o tres libros. Tendría que pensarlo bien.

O mantengo un orden cronológico de composición independientemente de su temática. Esta, por diversas razones, es la opción que prefiero: más pegada a la realidad.

O, sencillamente, apuesto por actualizar mi página web con todos estos poemas, con el inconveniente de que, todavía en estos tiempos, amo el libro en papel.


 

Yo aquí sentado, hablando de llegar a Júpiter,
pensando en lo que haré este verano,
soy apenas un niño que busca aprender a hablar.
Mi estirpe humana, tan valiente, dibujó bisontes en la
cuevas,
pulió cero a cero la entidad de la nada,
consiguió ponerles nombres a las cosas,
nombres producidos en cadena como hacen
cada día las largas hileras de mujeres
que etiquetan prendas en la fábrica de Induyco,
igual que nosotros la lista de planetas: Mercurio, Venus,
la Tierra,
Marte, blusa, chaqueta, pantalón azul,
azul brillante de Neptuno.
Nombres y más nombres hasta que al final, niente.


 

DIEGO AGÚNDEZ (Cáceres, 1979).

licenciado en Periodismo, Teoría de la Literatura y Ciencias Políticas. Además cuenta con una maestría en Relaciones Internacionales.

Tras ejercer durante seis años como reportero de la Agencia EFE en el sur de Asia, gestiona en la actualidad la política de medios de comunicación de la Comisión Europea, en Bruselas.
Su labor poética comenzó hace más de dos décadas, aunque la mayor parte de su producción está inédita, excepción hecha de este libro y de unos pocos poemas publicados en las revistas «La luna», «Ars et sapientia », «Alcántara» y, próximamente, «La Nora».
Fruto de su paso por Asia termina en estos momentos un ensayo sobre la India contemporánea y el poemario En el rickshaw. Estos y otros dos centenares de poemas forman la antología en permanente construcción El cuarto sangam.


Editorial Cuadernos del Laberinto

Coleccción ANAQUEL DE POESÍA, Nº 58
66 páginas • I.S.B.N: 978-84-945357-4-1 • 10€
EDICIÓN BILINGÜE: ESPAÑOL / INGLÉS

Última actualización de los productos de Amazon el 2024-03-28 / Los precios y la disponibilidad pueden ser distintos a los publicados.

José Rico

José Rico nace en Oviedo (España) en 1956.

Estudia en la Universidad de su ciudad natal, las carreras de Derecho y Filosofía y Letras, pero no finaliza ninguna de las dos dedicándose durante muchos años a tediosos y poco edificantes trabajos de seguros, transportes, venta de fitosanitarios, construcción y productos financieros.

Lector apasionado por la poesía desde muy joven es, en la actualidad, Gestor cultural.

Fundador y administrador de la desaparecida red social de escritores en lengua castellana "palabra sobre palabra".

Entre octubre de 2015 y finales de 2016 dirige el Ateneo Las nueve musas donde se imparten cursos online de artes, ciencias y humanidades.

Autor, junto a Alonso Pinto Molina, del blog "Ángel González - poeta", homenaje al poeta de Áspero mundo y Tratado de urbanismo. Blog que se trunca al año de su nacimiento dada la insistencia de la viuda del poeta en censurar los contenidos del mismo.

Editor de "MEMORIA 2012" (Editorial Círculo Rojo), "El viaje" (2013) Editorial círculo Rojo, "La gramática de las cigarras" (2014) Editorial Círculo Rojo. "En este banco" (2016) Ruíz de Aloza Editores.

Desde al año 2015 es Director-Editor de la revista de artes, ciencias y humanidades "Las nueve musas".

En agosto de 2017 comienza con el proyecto editorial Las nueve musas ediciones y a finales del 2020 con el Directorio Cultural Hispano

Ha publicado el poemario "Ayer soñé que calvo me quedaba" (Las nueve musas ediciones - 2020)

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