Publicada póstumamente en alemán en 2001, la traducción española de Kain. Das letzte Manuskript -Caín. El último manuscrito-, que el sello Sexto Piso saca ahora a la luz es el colofón a un tiempo de la prolífica obra y de la vida de su autor.
Prácticamente ignorado en Alemania y Austria, y tildado por la crítica de frívolo y cínico, su escasa y malinterpretada recepción en estos países no impidió la positiva acogida que se granjeó en Italia de la mano de Claudio Magris a partir de 1963 y más tarde en los EEUU con la traducción en 1985 de Der Tod meines Brudes Abel —’La muerte de mi hermano Abel‘ —, editada en España en 2015.
- Caín: El último manuscrito (NARRATIVA SEXTO PISO)
- Editorial Sexto Piso
- Español
- Tapa blanda
- Gregor Von Rezzori (Autor)
La discrepancia de juicio se explica fundamentalmente por la dificultad que encuentra la literatura en los países de habla alemana cuando aborda de modo poco ortodoxo la historia protagonizada por ellos, de ominoso y aún vivo recuerdo. Lo que debiera ser un análisis aséptico de la obra deriva así en un examen en cuanto a la moralidad del escritor. No es que la historia sea el tema en que von Rezzori centra sus novelas, basta con que en algún momento aluda a ella y lo haga con sarcasmo. Un sarcasmo que para un moralista sagaz bien pudiera ser índice de una sensibilidad desencantada.
Von Rezzori (*Czernowitz, Monarquía Austro-Húngara, 1914 – + Donnini, Italia, 1998) no es un autor fácil. El escritor, también actor, periodista y pintor, nos propone un sorprendente modo de novelar que cuestiona los conceptos de realidad y ficción, y reclama el esfuerzo del lector para orientarse.
Caín (el subtítulo no figuraba en el manuscrito), un texto que su autor concibió como complemento a La muerte de mi hermano Abel, temática a la que dedicó casi cuarenta años, no es, como ninguna de sus obras, una novela al uso. Si bien se ubica en Hamburgo en los primeros años de la reconstrucción alemana, después de la división del país, resulta difícil glosar su temática. Tampoco es lo esencial.
Lo que verdaderamente importa en su concepción no es tanto aquélla como el aspecto formal, que difumina la línea divisoria entre biografía y literatura, no para plantear la pregunta sobre la relación entre ambas, sino para afirmar que la realidad es o puede ser más literaria que lo que habitualmente entendemos por realidad. Esta convicción impele al autor a convertirse en personaje de sí mismo cuando en el ficticio Prólogo del compilador, con que inicia la novela, firma con las iniciales G. v. R. y, de modo similar a Pessoa con sus heterónimos, se encarna, utilizando la primera persona, en otros tres, Aristide, Subicz y Schwab. Diríase que el autor se explora a sí mismo en la literatura, y es en ella donde vive realmente y busca incansablemente un sentido –un leitmotiv que conduce su obra-.
Como sugieren los títulos del ciclo Abel-Caín, quien escribe parece concebirse en opuestos que conviven. Aristide, el protagonista principal, que también lo es de La muerte de mi hermano Abel, autor en la ficción del texto calificado como “manuscrito perdido” -la “carpeta c”, que complementa las “carpetas a y b”, ya publicadas en La muerte de mi hermano Abel– nos ofrece ácidas opiniones de la clase media, de la reconstrucción alemana tras la Segunda Guerra Mundial, y del ambiente político y cultural de la época a través de un amplio espectro de personajes. Sin embargo lo que despierta mayor interés es el modo en que construye von Rezzori el tejido narrativo; el texto es un montaje ajeno a la cronología lineal, un multiforme rompecabezas compuesto de subtextos de diversos registros (algunos de ellos encabezados con epígrafes anunciadores del contenido), observaciones, citas, recuerdos, notas…, diferenciados por el tipo o el tamaño de letra, a veces con la ayuda de comillas.
El conjunto es un mosaico polimorfo en el que el lector debe construir su propio sentido. Es sabido que la novela es sólo una pequeña parte de la gran cantidad de papeles –descripciones, apuntes y comentarios- que von Rezzori había ido acumulando febrilmente a lo largo de los años, y que organizaba su ensamblaje siguiendo una lógica asociativa que pudiera haber sido otra. Probablemente el resultado hubiera sido el mismo.
Como de Joseph Roth se ha dicho del autor que es el cronista de una época desaparecida. Pero von Rezzori es mucho más que eso. Del autor, que empezó a publicarse en España en 1964 (El húsar de Chernopol, ed. Seix y Barral) se han publicado en España once obras.
Gregor von Rezzori
Caín. El último manuscrito
Traducción de José Aníbal Campos
Ed. Sexto Piso, 2016, 252 págs
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