Los homenajes, actos académicos, reportajes de televisión y conferencias, junto a las numerosas páginas de periódicos, caricaturas de suplementos literarios y demás asuntos relativos a las celebraciones del 150 aniversario del nacimiento de Pío Baroja están demostrando que la simpatía que siempre ha despertado “el hombre malo de Itzea”, que no era malo,va asombrosamente en aumento hasta el punto de estar convirtiendo al gran novelista en algo así como en un personaje de leyenda urbana.

Mientras que la mayoría de escritores españoles de su generación, conforme van pasando los años, interesan a los especialistas y a un grupo no muy grande de lectores, Pío Baroja además de interesar a los “barojianos” cae bien en general, vende muchos libros y de alguna manera se podría decir que se está convirtiendo casi en un personaje popular. Algunos, con un rencor misterioso pues no pudieron conocerle vivo, dicen que eso se debe a una imperdonable campaña publicitaria, como si fuera algo malo, cuando estas campañas se hacen hasta con Shakespeare o Cervantes, pero en todo caso es una campaña que está teniendo mucho éxito y los libros de Baroja se venden muy bien algo que no está nada mal.
Sin duda la imagen más representativa de este popular personaje, llamado cariñosamente ”Don Pío” , es la que tuvo en su vejez.
El abrigo un poco grande, la boina cotidiana, el gesto pensativo, la barba cana y el sencillo bastón le dan un aspecto de solitario meditabundo que parece sacado de un cuento de Dickens, pero un solitario que en realidad era muy familiar ya que vivió casi siempre con su familia . Un solitario que paradójicamente también tuvo muchos amigos y conocidos al haber tenido una vida muy variada.
De niño estudió en Pamplona, después fue algún tiempo médico en Cestona, más tarde se ocupó del negocio familiar de la panadería Viena Capellanes de Madrid. Situaciones muy variadas a lo largo de su vida en las que conoció a mucha gente como en su exilio en París alojado en el Colegio de España junto a otros exiliados, o su pertenencia a la Real Academia, sin olvidar la tertulia pintoresca que se desarrollaba en el salón de su casa en la calle Ruiz de Alarcón. Así que fue, en todo caso, un solitario muy mundano que en sus últimos días fue despedido con gran afecto por muchos personajes del mundo literario que lo admiraban entre los que destacan Cela y Hemingway.

Como escritor el secreto de su encanto está lógicamente relacionado con su talento , con su indiscutible amenidad, con su lúcido pesimismo sin amargura, con su admirable capacidad de observación, con su estilo literario antipedante, con sus graciosos análisis sarcásticos, con su mirada compasiva, con su curiosidad por todo lo humano…
Un clásico moderno al que se le sigue leyendo y se le sigue publicando hasta el punto de que da la impresión de que su prestigio no solo no decae sino que va en aumento. Algo que también afecta a su amplia familia. Una familia en la que hubo varios escritores y que en la actualidad cuenta con algunos miembros que siguen escribiendo valiosos libros sobre Pío Baroja y también sobre “Los Baroja” que como escribe acertadamente Andrés Trapiello “son en realidad un género literario en sí mismos“.
Añadir comentario