Las nueve musas
Sagrada escritura

La Sagrada Escritura

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Cuando se lee el Evangelio, se cree por cuestiones de la tradición antigua que son biografías de Jesús, provocando a lo largo de la historia infinidad de problemas, conflictos, fundamentalismos y actos terribles en nombre de Dios al imponer y decretar que todo lo que se realiza es en nombre de su  palabra escrita.

 EvangelioPor ello, es preciso aclarar que los Evangelios no narran textualmente la vida de Jesús, sino que nos ofrecen sus enseñanzas, según la interpretación y seguimiento de diversos puntos de vista, por ello está escrito “según san Mateo, según san Marcos, según san Juan”, esta voz según, ya indica una interpretación personal, aunado a esto cada evangelio ha sido escrito para diversos grupos de personas, así se escribe para los judíos, para los judíos convertidos, para los paganos, a partir de los años 60 a 90 después de Cristo, o de la era común para los no creyentes.

Los evangelios son de cierta manera un Midrash, es decir, la interpretación de un texto antiguo en base a la vida de un personaje importante, de ahí la repetición para cumplir lo dicho por los profetas, se toman elementos antiguos para resaltar la importancia del mensaje antiguo el cual se cumple en la persona de la que se está hablando, por ejemplo, la multiplicación de los panes ya se encuentra en el Segundo libro de Reyes 4,42-44.  Ante esto es importante aclarar que estos actos tienen un sentido teológico, no son hechos reales donde los panes se hayan multiplicado mágicamente, los milagros son un género literario y su importancia se encuentra en el mensaje y la profundidad que dejan en la vida de la persona.

La vida de Jesús surge claramente en un momento histórico donde el imperio Romano tenía poder en Palestina, Jerusalén, Galilea, etc., y la Biblia nos ayuda a comprender y conocer ciertos detalles históricos como consecuencia de la narrativa, pero no es punto central ni lo que los evangelistas quieren mostrar a la humanidad, el tiempo bíblico  como lo hemos dicho en otras ocasiones es Kayros, y no Cronos, este último es medible, el primero es espiritual.  Confundirlos ha llevado a olvidar la reflexión  de la enseñanza y a exhibir y gritar sin sentido las palabras escritas, convirtiéndolas  en un problema, porque hacer de la palabra traducida un fundamentalismo acrecienta la ignorancia, la palabra escrita no se puede tomar al pie de la letra, porque al traducir es imposible traducir el significado textual e imposible manifestarlo porque existen palabras hebreas y griegas que no tienen traducción literal al español o a otro idioma, porque la traducción se tiene que realizar dependiendo el país al que llega tratando de buscar los vocablos que se acerquen más a la enseñanza, esto significa, que las traducciones bíblicas buscan  no perder la enseñanza, aunque las palabras se salgan un poco del contexto lingüístico, por ejemplo, del evangelio de san Mateo, existen más de 236 versiones, que no tienen un modelo lingüístico similar pero si conservan el mensaje religioso que es lo importante.

Las palabras del evangelio  se revelan historia porque se hacen y se han hecho presentes en la vida de las personas a lo largo de su vida, porque el sentido antecede a  la verdad, esto significa: “Que la verdad teológica se cumple en la realización del acto no en el pasado”.

La Sagrada Escritura está escrita en un lenguaje bíblico teológico marcado por el Kayros y no por el Cronos, por ello cuando se dice “se ha encontrado el cuerpo de Jesús, la Iglesia católica caerá”, es absurdo, porque la resurrección de Jesús no es física, es un acto espiritual, es un acto interior que tiene la persona al encontrarse con Dios, todo aquél que se encuentra con Dios, muere para renacer en un hombre nuevo, resucita en Dios, porque quien ha tenido y tiene un encuentro con la divinidad nunca volverá a ser el mismo.

Aquí es preciso no confundir el concepto Reencarnación,  la cual se relaciona con nacer en otra persona, o ser vivo, relacionado con el Hinduismo y el Budismo, con la Resurrección cristiana.  Por ejemplo: la resurrección de Lázaro no implica que lázaro haya resurgido de entre los muertos físicos, se habla de los muertos de espíritu, de aquellos  que viven en el odio, en la envidia en la miseria espiritual y que no han podido ser salvados, lázaro estaba muerto en vida, nadie había podido ayudarlo, sólo cuando escucha a Jesús, cuando él se hace presente en su vida, Lázaro resucita en Dios, NO reencarna, de ahí las palabras de Jesús, Dejen que los muertos entierren a sus muertos, y tú ve y anuncia el Reino de Dios (Lc 9 60), es decir, dejen de preocuparse por aquello que realmente ya no tiene aliento, y acérquense a cada uno de aquellos que con aliento parecen no tener vida, ve, cuídalo y ayuda a que resucite en el Reino de Dios, pero, ¿este Reino de Dios dónde se encuentra?, ahí en tu interior.

El reino del que habla Jesús no es un lugar en el cielo, no es un espacio físico sino  un lugar que debe de crecer y engendrarse en tu mente, corazón, razón, palabras y Silencios, el Dios de Jesús no se encuentra en el cielo, no es Zeús, no es Urano, el sanedrín no buscó que Jesús fuese asesinado por decir que el Dios del cielo físico era su padre, principalmente porque el pueblo judío no tiene esta concepción de Dios/Hashem.

Jesús al nombrar Padre-Abba a Dios, estaba provocando un conflicto social, implicaba que todos aquellos desprotegidos (viudas, pastores, prostitutas, niños, etc.,) por los fariseos y Sumos Sacerdotes también eran sus hermanos, estaba creando una responsabilidad social, de ahí que tire y corra a los mercaderes del templo, de la casa de su padre, porque en la enseñanza esta gritando que dejen de venderle al pueblo creyente imágenes diversas y acomodadas de Dios a su beneficio. De ahí la importancia en cada uno de los creyentes al pronunciar Padrenuestro porque  decirlo implica que todos somos hermanos y por ello tenemos una responsabilidad con cada una de las personas que comparten el mundo, más allá de la religión que hayan elegido, la muerte de Jesús fue para acallar la  voz que exigía la responsabilidad del fuerte frente a débil.

Esta actitud es perceptible al analizar las posturas corporales de Jesús, regularmente Jesús es el que busca al ser humano, él es el que ve hacia el Hombre, ya no es este el que busca a Dios, Jesús aparece siempre debajo del quien es considerado pecador, o busca la mirada de este, el ser humano siempre se encuentra de pie, o en lo alto, es Jesús quien lo busca,

Dios busca al hombre, así ante la mujer adúltera, Jesús esta agachado y en el momento en el cual se van los acusadores se inclina más y escribe en la tierra, no se levanta para juzgarla, no la mira, para exponerla, sino la deja en completa libertad de reflexionar por sí misma, en este acto, Jesús nos enseña que el arrepentimiento debe de llegar  desde el propio corazón, no por obligación, porque si no se pierde el sentido y el encuentro con Dios, el perdón es propio “yo perdono” no para tener el control emocional de la otra persona, sino para alejar de mí el rencor, el dolor, el odio, es soltar para no cargar el sufrimiento, como lo dice el Hinduismo y el Budismo.

Otra enseñanza importante que no se ha comprendido como tal y se ha hecho un acto histórico es el nacimiento de Jesús, para entender esta parte del evangelio de Lucas es importante tener un conocimiento de la cultura griega y romana  a  la qué se está respondiendo, en ese tiempo la mujer no tenía voz, no decidía, y no era algo que se percibiera sólo en el pueblo judío, sino que en Roma y Grecia, esto se manifestaba en la actitud de los dioses, por ejemplo, Zeus, esta deidad semental que poseía a cualquier mujer mortal que le gustase sin preguntar, pero también sin tocarla porque el ser humano era sólo un acto de divertimento para los dioses, a diferencia de ello, el dios de Jesús, es un Dios que ama al ser humano, un Dios que no está dispuesto a jugar con él, un Dios que toma en cuenta la decisión de la mujer, así, Dios envía un ángel a María, le da a conocer la voluntad de Dios y ella al responder con este Fiat, es decir, sí con toda mi voluntad, ejerce un acto de reflexión y de decisión, María con este acto reivindica la posición de la mujer, así a diferencia de los otros dioses, el Dios del nuevo Testamento, diviniza al hombre y a la mujer, los revela parte de lo divino, no son ya un juego, ni un instrumento que sirva para divertir a los dioses, ahora la mujer es  ser creador, con el derecho de decidir a partir de su propia reflexión y voluntad. Así, la Encarnación toma un sentido espiritual, se vuelve una lectura donde se nos describe nuestra divinidad entrelazada con nuestra humanidad, donde se realza la sexualidad como un grado divino que no puede separarse del amor, por ello Jesús nace del Espíritu Santo, porque este es el reflejo del amor, un sentimiento que une a dos personas por decisión propia y no por la ley del levirato o por tradición, por el ello el cuerpo es un templo.

La Encarnación nos recuerda que Dios se hace Hombre en cada nacimiento,  lo enaltece y lo posiciona al mismo nivel de Dios, al hacerlo su hijo.  A diferencia de las otras culturas que lo consideraban menor y creado para divertir a los dioses, pero esta verdad se va revelando poco a poco en la vida del ser humano, de ahí la Parusía, esta segunda venida de Cristo, la cual no tiene relación con la visión de un profeta o de un dios que ilumine una montaña, sino con el encuentro personal que se tiene con Dios, la parusía pertenece al kayros, a este tiempo divino y de misterio personal.

Los libros sagrados tienen muchas lecturas y nos pueden ayudar cronológicamente a comprender parte de la historia, a comprender el desarrollo antropológico-social, entre otras muchas cuestiones que tienen que ver con el conocimiento intelectual, pero en su profundidad nos enseñan a reflexionar, a conocernos, a ser hermanos, a consagrarnos como divinos y a partir de ello respetarnos y amarnos, la lectura particularmente del Nuevo Testamento nos muestra la responsabilidad con uno mismo y con el otro al decir Padrenuestro, de llamarnos Hijos de Dios,  la lectura de cualquiera de los libros sagrados tiene ese misterio que los judíos llaman f   uego negro y blanco, porque está escrito:

 “El texto sagrado se escribe con fuego negro a partir de las manos de los hombres, con él se crean palabras y se les construye una casa, pero bajo ella, se encuentran los vocablos escritos con el fuego blanco, los escritos por Hashem (Dios), los espacios, el hogar de la palabra, el Silencio y el respiro de la tinta, donde se encuentra la reflexión y el mensaje personal que cada persona recibe de Dios”.

 El fuego negro y el fuego blanco son los padres de la Palabra, de la Escucha y del Silencio, son los tres elementos espirituales y humanos que nos unen con Dios y nos relevan divinos.

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Martha Leticia Martínez de León

Martha Leticia Martínez de León

Hermeneuta en Libros Sagrados y Lenguas Antiguas.

Maestra en Ciencias Bíblicas y Hebreo Antiguo. Maestrante en Estudios Judaicos por la Universidad Hebraica. Licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad Pontificia de México. Especialidad en islam por la Universidad de Al Azhar de El Cairo, Egipto.

Especialidad en el Pensamiento del Papa Francisco y el Libro del Apocalipsis por el Boston College.

Especialidad en Música Contemporánea (Piano-guitarra).

Generación XXXII de la Sociedad de Escritores Mexicanos (SOGEM).

Ha publicado treinta y siete libros en México, España, Estados Unidos e Italia en diversos géneros literarios y teológicos.

Conferencista a nivel internacional.

Creó y desarrolla la teología del Silencio y de la Carne la cual entrelaza con la investigación mística, científica y musical bajo el nombre de “Lectura gemátrica, pitagórica y cuántica del Séfer Bereshit 1-3 -Hashem se revela a través del Big Bang-

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