El SONETO
El soneto consta de 14 versos y es probablemente la composición poética más apreciada de la poesía en castellano.
Voy a tratar del Soneto, después de los anteriores artículos en que he comentado las principales estrofas de dos a diez versos. El soneto está formado por 14 versos repartidos normalmente en dos estrofas de cuatro y dos de tres. Los más clásicos tienen dos Cuartetos de rima abrazada ABBA (aunque también pueden ser dos Serventesios en ABAB) y dos Tercetos que pueden combinar tres rimas de distintas formas como CDE DCE, CDE CDE, etc. (o a veces sólo dos en CDC DCD). Lo no recomendable, por la lejanía, es que en los dos tercetos rime el primer verso del primero con el último del segundo. Tampoco se considera recomendable (pese a ejemplos clásicos en contra) la asonancia de rimas entre cuartetos y tercetos. La longitud versal más utilizada es el endecasílabo, aunque también los hay alejandrinos o de otras métricas. Veamos un ejemplo de Rafael Alberti del poemario Roma, peligro para navegantes (1968) en el soneto Lo que dejé por ti.
Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dejé por ti todo lo que era mío,
dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.
En este soneto la exposición incluye los cuartetos y el primer terceto, y la resolución está en el último terceto, aunque lo más clásico sería exponer el tema en los cuartetos y resolverlo en los tercetos. Este soneto también mantiene la forma clásica de no encabalgar sintácticamente las estrofas, y sólo encabalga versos en dos ocasiones: entre el 1º y el 2º, y entre el 7º y el 8º.

Existe un tipo de soneto denominado continuo que sólo tiene dos rimas ya que los tercetos repiten alternativamente las rimas AB de los cuartetos. También existe otro prolongado con tres versos más, llamado soneto con estrambote, en este caso el primero de ellos es heptasílabo y rima con el anterior, y los dos últimos riman en pareado. El ejemplo más conocido es el de Cervantes:
«¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla!;
porque, ¿a quién no suspende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?
¡Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más que un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla,
Roma triunfante en ánimo y nobleza!
¡Apostaré que el ánima del muerto,
por gozar este sitio, hoy ha dejado
el cielo, de que goza eternamente!»
Esto oyó un valentón y dijo: «¡Es cierto
lo que dice voacé, señor soldado,
y quien dijere lo contrario miente!»
Y luego incontinente
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.
Otra estructura menos corriente, en castellano, es el llamado soneto inglés (el que utilizó Shakespeare) que se compone de tres serventesios con rimas diferenciadas y un pareado final. Es muy difícil traducir poesía métrica, sin perder el metro o la esencia del contenido, y por ello creo que es mejor intentar efectuar versiones que traducciones. Me vale como muestra esta versión, de la que desconozco el autor, del soneto 105: “Let not my love be call’d idolatry” de Shakespeare:
No llaméis a mi amor idolatría
ni al ser que amo un ídolo, tampoco,
porque siempre que entono una armonía
un solo objeto sin cesar evoco.
Puro como hoy mi amor será mañana,
pues es constante por su propia esencia.
Mi verso a la constancia así se hermana,
que él con mi amor no tiene diferencia.
Bondad, virtud, belleza, es mi argumento;
bondad, virtud, belleza, y no he variado
sino en las notas de mi amante acento,
tres temas que uno solo así han formado.
Bondad, virtud, belleza, al fin ahora
un solo hogar de amor las atesora.
Ya que he colocado varios ejemplos de versos endecasílabos, conviene recordar lo dicho respecto a las compatibilidades entre ellos cuando hablé de los versos isométricos. En los poemas copiados todos los versos tienen los apoyos rítmicos, además del acento principal en 10ª, en 6ª y/u 8ª sílaba, y no hay ritmos basados en 5ª y/o 7ª sílaba, ya que para mantener la armonía del poema no es conveniente que alternen con los anteriores.
Como he indicado al inicio, existen sonetos de otros metros aparte del endecasílabo. El más usado ha sido el de versos alejandrinos de 14 sílabas con dos hemistiquios de 7, y también se suelen realizar en octosílabos y se denominan sonetillos.
También son posibles los sonetos polimétricos que combinen versos de diferentes longitudes, siempre que estas sean armónicas entre sí y es recomendable que se mantenga algún tipo de simetría entre esas distintas longitudes versales. Lo más usual es combinar endecasílabos, alejandrinos y heptasílabos, aunque también es posible en esos ritmos impares armonías con eneasílabos o tridecasílabos ternarios (versos continuos de 13 sílabas con apoyo rítmico en 4ª, 8ª y 12ª). Como ejemplo, os copio un soneto mío, Cuando el día ya sea casi noche , que trata del temor a la pérdida de la memoria en la vejez.
Cuando ya no recuerde ni el sabor de tus besos
ni el tacto de tu piel, amada mía,
cuando llegue ese día
de pensamiento fútil y quebradizos huesos,
en que ya casi es noche y el futuro es presente,
si observas que te miro y mi mirada
se pierde por la nada
y mi rostro denota una expresión ausente,
te pido que te vayas, no quiero preguntarme
cómo se llama el ángel que me cuida
en lo que ya no es vida.
No me digas que no, déjame que me alarme
cuando puedo sufrir pensando lo que quiero,
que luego no sabré ni ser sincero.
En este poema, de estructura de rimas parecida a la del soneto inglés, he incluido tres cuartetos de rima independiente formados por un alejandrino, un endeca, un hepta y otro alejandrino, y un pareado final de alejandrino y endeca. Además, para huir más de la estructura y el son clásicos de estrofas y versos isométricos, hay encabalgamientos sintácticos entre versos y estrofas. Existe una asonancia entre los versos 1º y 4º y el pareado final, que por la distancia me parece poco perceptible.
De los sonetos blancos, o sea sin rima, hablaré cuando me ocupe del verso isométrico blanco.
En el próximo artículo trataré del romance, composición poética de un número indeterminado de versos en que riman en asonancia los pares, y que ha sido usada abundantemente en la poesía popular desde el nacimiento del poema en castellano.
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