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El país del que hemos hablado esta semana,

es el que quiero que sea nuestro país.

Enid Negrete

Del 13 al 18 de julio del 2020 se llevó a cabo el Diplomado de Ópera Mexicana organizado por Enid Negrete y la Fundación Arte contra violencia.

Diplomado de Ópera MexicanaSecundando varias opiniones de los asistentes, concuerdo en que es necesaria la realización de más eventos como este; tiene que ser un derecho y un deber la aproximación práctica de cualquier persona relacionada con el fenómeno escénico, el reconocer los motivos que devienen en su existencia.

Durante esta semana se revisó la práctica operística (teatral- musical), y parte de lo que sucedió temporal, territorial e ideológicamente, gracias a ello hemos de poder advertir aquello que conforma lo “mexicano”; es así como se presenta la confluencia de las culturas de las que somos herederos.

Fue así como más de sesenta interpretes, pensadores y creadores, entre otros, nos hemos reunido para reflexionar que es la ópera mexicana, cómo se ha construido la pregunta que se presenta es ¿qué queremos hacer con esto? Y es que como bien observan los realizadores del diplomado, existe un ímpetu de construcción y una sed de conocimiento en nuestra sociedad.

En cualquier tiempo es negligente seguir de largo, sin atender la información o desinformación con la que contamos, sin visibilizar las necesidades de nuestro entorno y sin cuestionar constantemente nuestro hacer, en este presente es el trabajo de muchos acudir al llamado; la ópera mexicana merece una construcción más consiente, congruente y pertinente.

¿De qué manera hablamos de nosotros mismos? ¿Cómo nos pensamos, nos percibimos, nos sentimos? ¿Qué historias contamos de nosotros mismos? El caso es que el público que no entra en la esfera elitista -por no decir discriminatoria- de “los conocedores de la ópera” está cansado de no entender por qué le cuentan una y otra vez historias que no resuenan con su realidad, con la de la sociedad mexicana, quizá porque se ha olvidado que el público somos todos. Acaso la gran propuesta sea: comencemos a dialogar con nosotros mismos.

Hablo en plural porque la escena se construye en comunidad y, con riesgo de ser demasiado optimista, creo que tenemos la oportunidad me mirarnos con claridad, atentos a nuestra realidad, para comenzar a narrar la realidad que sí queremos vivir. Enfoquémonos en presentar historias que tengan potencia constructiva, no por una patética evasión de las grandes problemáticas sociales a las que nos enfrentamos diariamente, sino por un ímpetu propositivo a nuestra identidad mexicana.

La forma en la que nos narramos genera identidad , y si el arte es un reflejo de la realidad que este no ponga límites de comunicación con el público, sino que proponga. La ópera, por ser canto, ha de reconocerse mejor en los cuerpos, debemos de dialogar directa y contundentemente con la sociedad, no en un nicho alejado y casi encriptado, sino eficaz y profundo. Los “clásicos de cartelera” de recintos como Bellas Artes no lo están haciendo y es que aunque el arte es “universal” no atiende ni al uno por ciento millones de habitantes de la Ciudad de México, mucho menos oportunidad hay al interior de la República.

No por desdeño a los “grandes de la ópera” pero si en un intento de generar montajes mexicanos que se vean, suenen y sean como nosotros y que en algunos años el público de ópera sea mayor en cantidad y en calidad, porque el objetivo es que este sea un lenguaje que funcione como plataforma para atender desde el escenario a todas esas historias que han de contarse.

En esta ocasión me encontré con un ejemplo y una opción, comenzaré con: Xochicuicatl cuecuechtli compuesta por Gabriel Pareyón es la primera pieza moderna de teatro musical elaborada única y exclusivamente en lengua náhuatl y con instrumentos y conceptos tomados de los Mexicacuicatl. Compuesta entre junio de 2011 y enero de 2013, hace posible la recreación del existencialismo mexica; pero también permite conceptuar la sexualidad como una “ida y vuelta” de y hacia la oscuridad y la muerte.

En definitiva Xochicuicatl cuecuechtli, me resulta un excepcional trabajo, pues es un ejemplo de cómo el contenido de un montaje escénico es producto de la investigación histórica, ya que aclara el contexto al que pertenecemos, conformado por muchos momentos y formas; que finalmente devienen en nuestro presente. Es un claro ejemplo de que este ímpetu por investigar esa identidad mexicana o aquello que puede llegar a ser, puede escenificase y comunicar.

Enid negrete
Xochicuicatl cuecuechtli

El guión general no está en el texto original, ni emana de él directamente, a pesar de ser una pieza teatral. Sin embargo el texto original no presenta datos suficientes para la reconstrucción al ser una “elocución circunstancial”, que alguna vez posiblemente tuvo. Ha de interpretarse.

Esta ausencia hace que la representación escénica de este cuicatl sea imposible, salvo que se construya un guión escénico, partiendo de información que simbólicamente anida en el texto original del Cuecuechcuicatl.

En seguida se ofrece un texto que debe servir como marco pragmático, dentro del cual se desarrolla una intencionalidad específica, a fin de que los actores-cantantes tengan una referencia útil como intérpretes. Consecuentemente, no se busca una reconstrucción arqueológica del Cuecuechcuicatl original; sino que se da preferencia a la realidad actual de su propia interpretación. En otras palabras, el siguiente texto sirve como meta-texto de esta obra teatral-musical, para que los actores-cantantes no se pierdan en la hermenéutica de un original de por sí oscuro y sumamente difícil de interpretar fuera de su contexto primigenio y que hoy día nos es por completo desconocido. (Pareyón 2013, ix)

Cabe aclarar que esta composición no está supeditada a los valores polifónicos de la ópera clásica, pues es una interpretación propia de lo musical y escénico respecto a lo prehispánico, pues el uso de la voz y de los instrumentos responden al lenguaje suscrito a rigurosas investigaciones.

La propuesta de montajes así han de ser atendidos con mayor frecuencia e importancia y ha de resolverse como una invitación a prestar el interés a la construcción y remontaje de fenómenos cómo este, hablar de lo prehispánico y colocarlo en la consideración pública nos hará revisar lo propio, no con un afán de añoranza y malicia emocional desdeñando los sucesos históricos que han acontecido, si no aprendiendo sobre nosotros mismos. De esta manera además de reconocer un valor identitario se generará un sentido de valor y respeto por lo propio.

Además el contenidos que exponen la cosmovisión de mitos cómo el que esta obra presenta, desarrollados, pueden sugerir realidades que no respondan sólo a cánones establecidos que han propiciado violencia y el ejercicio negligente de un poder opresor, si no que plantean una apertura conceptual y diversificada en temas políticos, sociales y espirituales.

Por ejemplo: Mucho se ha hablado de lo “oriental” como un bien espiritual y práctico y muchas cargas de sentido favorecedor y evolutivo místico se adjudican, sin embargo en el mundo prehispánico se encuentran valores de contenido también propositivo en esos temas y relaciones más apropiadas a una realidad latente pero que se evitan o simplemente se ignoran.

Relacionado con lo anterior, en definitiva, tenemos opciones y material para establecer una ideología identitaria propia que nos permita ejercer la práctica creativa desde lo propio y habiéndolo mencionado previamente.

Sobre la opción: el Dr. Pérez Amador ha modificado mis parámetros, y aunque ya lo sospechaba, gran parte del pensamiento y la investigación de humanidades y artes están afianzadas en el reciclaje de ideas que pertenecen a otras realidades y que distan de las propias.

Durante la conferencia que estuvo a su cargo, el Dr. Amador surgió una idea que cuestiona nuestra postura frente a la conquista mexicana, la de que no hemos sido colonizados. Desde el comienzo de la Nueva España se instaló una administración jurídica y cultural diferente y que lo que se ha reconocido como “colonización” corresponde al uso negligente de un marco teórico que es poco congruente con nuestra historia.

Este es un ejemplo de muchos en los cuales los “términos” o discursos no nos han permitido ser congruentes con nosotros mismos, pues el reconocer una autonomía con sus propias características nos permitiría reconocer de manera más asentada todas esas particularidades que nos favorecerían para entablar un diálogo característico más propicio y propositivo para la sociedad mexicana.

La negligencia en el uso y reciclaje de discurso ajenos que se ve reflejado en la programación de las carteleras y la poca participación del público frente a éste quehacer artístico, la invitación deviene en pensarnos con claridad, lo que sí somos y no en que nos parecemos a otros o que bien podremos imitar, sino encontrar un lenguaje característico y no sólo por la aspiración de ser únicos y especiales sino con la finalidad de dialogar con lo propio y lo igual, pues el fin de contar historias tiene que ver con presentar ficciones que faciliten la reflexión de la realidad.

Claro que habrá que estudiarlo todo, las formas, los contenidos y los ejemplos, analizar otros contextos, atender los diversos medios y si acaso recurrir a ellos como referencia, aterrizarlos con las pertinencias adecuadas en la propia realidad siendo congruentes y sumamente cuidadosos en su uso.

Hemos de generar un cuerpo reflexivo y de investigación propia, sin imitar otras voces, conceptos o parámetros, desde los cuales podamos tratar nuestra presencia con identidad y propiedad, atendiendo a nuestros casos específicos con marcos teóricos únicos y congruentes asentados en la realidad, propiciando la creación operística responsable con su entorno, invitando a especialistas de todas las áreas, pero especialmente a los programadores para atender propuestas propias de la sociedad.

Así de este modo los creadores deberán incluir dentro de sus intereses la investigación y formación de lo aquí propuesto. Los grandes Poetas, Sófocles, Calderón de la Barca, Shakespeare, etc. le han hablado al “hombre” añadiendo algo en particular; la resonancia musical específica y folclórica así pues propongo que incluyamos en la opera mexicana ese “chiste local” que le hable a “todo hombre”, escuchemos la voz mexicana y pongamosla en escena.

No eliminemos el catálogo europeo de nuestros escenarios, extendámoslos e incluyamos nuestra propia voz, que el escenario sea reflejo de ésta identidad nuestra, lo que sí somos y no sólo lo que queremos ver, que nuestra mirada se dirija hacia donde no va usualmente, compartamos y dialoguemos con esas otras visiones que hemos adoptado cómo nuestras y propongamos las nuestras.

Estos ideales que presento, casi inocentes, pero que no lo son tanto… pretenden conformar una nueva realidad desde la ficción. Ideales han propuesto cambios que parecían imposibles y un día ya no lo fueron.

Humanizar y dignificar el público de ópera en nuestro país es obedecer y atender a las necesidades del espectador de nuestros tiempos. Este diplomado me ha ayudado a tener cercanía con esos principios que de alguna manera han estado latentes a lo largo de nuestra historia y proponen una mejor realidad, para entender que todo el arte es humano, pero que bien vendría invertir en la ópera mexicana como plataforma identitaria en nuestra actualidad, aunque ha sido necesaria siempre, en este momento se pone en marcha una iniciativa propicia para estos alcances.

Cantemos pues… Hubo en alguna tierra un hombre libre y educado que anduvo y miró… Hubo algún día una mujer que vivía en un país en el que no la asesinaron, ni la violaron, ni la maltrataron… Hubo un pueblo que cantó y cantó y creció y creció…

Mayra Alba
Directora de escena


  • Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., “identidad” <https://dle.rae.es> julio 2020
  • Gabriel Pareyón, Xochicuicatl cuecuechtli – Cuecuechcuicatl, (México: SEP / 2013) iii-v
  • Pérez Amador «Virreinato » (Conferencia, Diplomado de ópera Mexicana, Fundación Arte contra violencia y la Escuela Superior de Música Fausto de Andrés y Aguirre del Instituto García Cisneros de Cholula, Puebla, 15 de julio de 2020)

[1]  Del lat. tardío identĭtas, -ātis, y este der. del lat. idem ‘el mismo’, ‘lo mismo’. RAE Real Academia Española, 2020. Felipe IV, 4 – 28014 Madrid

[2] Me refiero a los siguientes compositores Mozart, Giuseppe Verdi, Gioacchino Rossini Richard Wagner Giacomo Puccini

[3] Me refiero al material revisado durante el Diplomado de ópera mexicana. Modulo 1. Julio 2020

[4] Gabriel Pareyón, Xochicuicatl cuecuechtli – Cuecuechcuicatl, (México: SEP / 2013) iii-v

[5] Dr. Pérez Amador «Virreinato » (Conferencia, Diplomado de ópera Mexicana, Fundación Arte contra violencia y la Escuela Superior de Música Fausto de Andrés y Aguirre del Instituto García Cisneros de Cholula, Puebla, 15 de julio de 2020)


 

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