Cuando salimos a sacar fotos, hay un primer momento donde nos cuesta encontrar la foto o decidir qué fotografiar.
Es que, como sucede en el deporte, el ojo necesita «entrar en calor«.
Es un tiempo que tomamos para probar diferentes situaciones y encuadres, buscando acostumbrarnos al lugar, conocerlo, descubrir sus posibilidades y, fundamentalmente, sensibilizar nuestra cabeza, ojo y corazón.
Generalmente, las fotos que tomamos en este primer momento no suelen ser de las mejores y probablemente nunca pasen de la hoja de contactos.
Con las cámaras digitales no hay problema en realizar cuantas tomas queramos hasta adaptarnos. Pero al utilizar película, yo destino los primeros fotogramas a esta suerte de precalentamiento.
Me han contado de alguno que, para no desperdiciar, las primeras fotos las hacía sin cargar película en la cámara.
Menos mal que yo no uso esa práctica, sino, la fotografía de aquí abajo nunca hubiera existido, ya que justamente es de esas primeras del rollo…
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