Momentos extraños, el mundo entero en cuarentena. Incluso los fotógrafos que, restringidos de tomar las calles, hacen lo que pueden desde sus casas.
La fotografía en tiempos del coronavirus será también retrato del confinamiento.
Nunca nada detuvo a los fotógrafos, por lo que tampoco la cuarentena. Entonces cada uno se las arregla para seguir en actividad, esta vez dentro del hogar. Para algunos sólo significa nuevos escenarios, y aparece la fotografía de detalles de diferentes rincones de la casa, la naturaleza protagonizada por las flores y plantas de las macetas, la vida animal encarnada en las mascotas, y la fotografía de paisajes, limitada a lo que se pueda captar desde el balcón.
Otros, en cambio, revisan sus archivos y publican fotos viejas. Desempolvando negativos o rebuscando en el disco rígido de la computadora, dependiendo del grupo etario que corresponda. Algunas recientes de los últimos momentos de vida al exterior. Otras que aluden a recuerdos de la infancia. Ambos casos llevan consigo su carga de nostalgia.
Hay quienes sacan provecho de las nuevas tecnologías y organizan charlas, cursos y workshops sobre diferentes aspectos de la fotografía. Encuentros virtuales que conforman una buena estrategia para romper el aislamiento.
Algunos cambian imágenes por palabras, y publican textos acerca de alguna foto encontrada revisando los archivos, o haciendo un tutorial de algún procedimiento fotográfico, o filosofando acerca del quehacer de los fotógrafos mientras dura el aislamiento sanitario.
Yo también podría aprovechar para escribir un nuevo artículo, pero nada me viene a la cabeza. Reviso la lista que tengo de temas sobre los que alguna vez quisiera escribir, pero ninguno me motiva. Garabateo algunas oraciones sin sentido, pero no me sirven para hilar un pensamiento. Como decía Serrat, parece que las musas han pasao de mi, andarán de vacaciones. O quizá están también en cuarentena…
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