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Dios es... Nada
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La misión del ser humano es encontrar la Iluminación, retornar a esa Nada que lo retorne al sendero del Buda, a ser un iluminado, a crucificar sus deseos para resucitar.

¿Cómo se podría entender el universo cuando su expansión es tan infinita que sólo puede ser comparada con el caos?, ese caos que en esencia no asume una palabra para ser descrito, pero en cambio sí tiene sensaciones – emociones fortaleciendo y expandiéndolo, ese caos infinito, armónico, tan inmenso en su doble misterio que lo vuelve perceptible a través de los sentidos, pero al mismo tiempo lo revela nada al censurar cualquiera de ellos, porque su inmensidad los absorbe ya sea hacia adentro o hacia afuera, en el tacto, la vista, el gusto, el oído, el olfato y se queda ahí en el sexto sentido, el corazón, el cual lo recibe al inhalar y exhalar engendrando el latido que lo absorbe liberándolo en la exhalación hacia cualquiera de los cuatro puntos cardinales, a partir del corazón, ese espacio llamado Oriente, Levante, el quinto punto cardinal, porque de ahí se parte y hacia él se retorna; hacia donde vayas siempre debes de seguir el Oriente, porque este es el corazón, el quinto punto cardinal -el sexto sentido, que guía hacia la nada.

Esa Nada, ese caos que no tiene nombre, pero que entrega todo, que en el desorden ordena el interior de cada ser humano y que sólo puede ser entendible a través de los sentidos y el corazón más no del lenguaje, es lo que la voz del Hombre ha nombrado Dios.

Pero, ¿qué significa Dios?

Dios es un vocablo sin significado, es nada, gramáticamente es inexplicable, no tiene significado concreto para el diccionario, pero lo tiene para los sentidos y el corazón, es sólo un respiro que se inhala y se exhala, es un palabra lenta la cual no puede pronunciarse con rapidez porque lleva la sinuosidad de la nada que tranquiliza, Dios, Allah, su pronunciación tiene el tiempo del latido propio del corazón, es un respiro que otorga vida pero también es el respiro del último aliento.

Dios es nada, una nada que lo crea todo y que lo niega.

Dios no existe, expresa el no creyente, y tiene razón, porque Dios no existe, Dios ES, como lo Es el Universo, la Tierra, el Mar, el desierto, los cinco elementos, en cambio, los seres humanos existimos, somos mortales, finitos, inmortales mientras exista recuerdo, pero no somos eternos, sólo Dios es eterno porque es nada, desorden, lo inexplicable, a diferencia, el ser humano es explicable, se forja un orden, se explica en el tiempo, trata e intenta ser todo, por ello le es difícil la iluminación, comprender su divinidad, su espiritualidad porque le tiene miedo a la nada, terror al Silencio. Por ello las grandes religiones son una guía para ayudar a la vida, más no a la existencia para retornar a la nada:

  • Soltar, para regresar a la nada. Budismo.
  • Y creó de la nada. Judaísmo
  • Y tiró sus vestimentas junto al Ganges, para hacerse nada entre la sacralidad de sus aguas. Hinduismo
  • Y la sabiduría es Dios, todo lo puede al depender de nada. Libro de Sabiduría.
  • Vacía tu corazón, sólo en la nada resurgirá la misericordia de tu Dios interior. Proverbio sufí.

Es así como lentamente y entre lo más sencillo de la vida el Misterio de esa nada se le revela al ser humano y se nombra Dios, pero como este Dios sólo era recibido entre los sentidos, el lenguaje del Hombre necesitó un vocabulario para mencionarlo, y mientras lo buscaba observó su reflejo y percibió a esa Nada dentro de sí mismo.

Comprendió que su Carne, sus huesos, su piel eran/son un templo donde reside la nada, ese sonido que retumba en su corazón. Esa sílaba que suena y que interpreto como Dios.

Se dio cuenta que ese Dios vivía en su interior y a la vez en el exterior, en la naturaleza, pero de manera paralela en el exterior de sí mismo y en el interior de lo creado, por ello divinizó al amor, a la luna, al sol, a la fertilidad, a las estrellas, a la muerte, e hizo dioses y diosas a sus emociones, instintos, fuerzas, debilidades, miedos, y les creó historias, hizo épicas, epopeyas, para explicarse el por qué la muerte vence al amor, porqué el río devora las tierras y los cocodrilos tragan niños.

Para entender por qué el miedo vence a la fuerza, y los apetitos a la guerra, por qué al soltar las emociones, deseos y contemplar al cielo renunciando a los pensamientos se retorna a la nada y se obtiene paz. Por ello, adoro al dios del Cielo, al dios de la nada y lo adoró bajo el nombre de Urano, Zeus, Allah, Brahma, Osiris, Mitra, y le edificó Templos, Iglesias, Sinagogas, Mezquitas, por ello Visnú construye y destruye para regresar al desorden, por ello el Tikum Olam del Talmud, la construcción – destrucción, porque sólo el desorden y la nada retornarán al Hombre a lo que es y regresará a la humanidad a la paz.

Meditar – orar, nos torna a Dios y nos hace dioses, porque retornamos a esa Nada donde las sensaciones y emociones no nos atormentan, por ello esa lucha intensa entre cada Dios, entre esas emociones e instintos que dominan y enaltecen a dioses menores que luchan constantemente favoreciéndonos algunas veces, dañándonos en otras, pero siempre construyendo nuestro destino, por ello los oráculos, esa voz interior que con el tiempo se le llamó espíritu.

Estos dioses hacen de nuestros días epopeyas, batallan en nuestro interior para alejarnos de la Nada obligándonos a conquistar un algo, por eso en cada paso el hombre y la mujer luchan contra la envidia, el egoísmo, el odio, el amor, la pobreza, la riqueza, por ello la Jihad, esta guerra Santa interior diaria, por ello esos cuarenta días en el desierto luchando contra el demonio que no es más que el deseo y anhelo del todo que nos provoca desear todo alejándonos del no desear nada, por ello la lucha contra Mara, la ilusión.

Y así, dentro de nuestra incomprensión de la Nada, en nuestro anhelo de ordenar dividimos la nada en tres:

  1. El cielo.
  2. La tierra
  3. El inframundo

Hacemos del Cielo el deseo del mañana, a la Tierra la duda, y esperanza del presente y al Inframundo lo convertimos en el miedo, el dolor y la nostalgia del pasado. Y a partir de esto nos dividimos a nosotros mismo en:

  1. mente, 2. sexualidad y 3. espíritu

decidimos vivir en tres:

  1. padre, 2. madre 3. Hijos

dividimos el tiempo:

  1. día, 2. tarde, 3. noche

separamos nuestra vida en etapas_

  1. niñez, 2.- adultez 3. vejez

Porque la dualidad, mas la unidad da tres, ese número que para los antiguos se volvió el número de la nada y de lo divino, por ello los dioses y Dios se volvieron triadas donde cada uno lleva en sí mismo las tres características que resguardan la división nombrada anteriormente así:

  • el Cielo representa la vida eterna porque es el futuro
  • la Tierra representa la vida humana, el tiempo porque es el presente
  • El Infierno representa la nostalgia, el recuerdo de lo hecho, porque es el pasado.

y los hagiógrafos escribieron los Libros Sagrados en tres con un mensaje para ayudar a la humanidad  a comprender y retornar a la Nada, por eso en el principio Dios crea de la nada, por eso Dios muere en su propio Silencio y por eso el Hombre se queda en el centro buscando la sabiduría en la Escucha (Shema), por eso la sabiduría antigua reveló a cada Dios en tres:

  • Padre, Hijo y Espíritu Santo
  • Brahma, Visnú y Shiva
  • Osiris, Isis, Horus

porque en cada uno se manifiesta la finalidad de su naturaleza, por eso se Encarna porque en ese instante de nada que es el orgasmo y que es inexplicable, el ser humano se engendra a partir del coito donde los antiguos resaltan que reside Dios: El orgasmo, esa nada divina donde el hombre y la mujer se olvidan de lo que son para SER no para Existir, porque como dice el Sura de la estrella: Él nos creó, nos creó de una gota de semen cuando es eyaculada.

La misión del ser humano es encontrar la Iluminación, retornar a esa Nada que lo retorne al sendero del Buda, a ser un iluminado, a crucificar sus deseos para resucitar. Encontrar esa Nada que lo lleve a vencer al demonio de su propio desierto, a ganar en su interior esa guerra santa que lo aleja de sufrir por desear todo, que libera a la tierra de fronteras, y percibiendo al extraño y al extranjero como a un hermano con quien compartir, Esa Nada que consagra al otro como parte de una divinidad más allá de la religión que se profese, Esa nada que nos hace comprendernos Hijos de Dios.

… y Dios y los dioses nos crearon de la nada, para SER y retornar a ella, para SER no para existir

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Martha Leticia Martínez de León

Martha Leticia Martínez de León

Hermeneuta en Libros Sagrados y Lenguas Antiguas.

Maestra en Ciencias Bíblicas y Hebreo Antiguo. Maestrante en Estudios Judaicos por la Universidad Hebraica. Licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad Pontificia de México. Especialidad en islam por la Universidad de Al Azhar de El Cairo, Egipto.

Especialidad en el Pensamiento del Papa Francisco y el Libro del Apocalipsis por el Boston College.

Especialidad en Música Contemporánea (Piano-guitarra).

Generación XXXII de la Sociedad de Escritores Mexicanos (SOGEM).

Ha publicado treinta y siete libros en México, España, Estados Unidos e Italia en diversos géneros literarios y teológicos.

Conferencista a nivel internacional.

Creó y desarrolla la teología del Silencio y de la Carne la cual entrelaza con la investigación mística, científica y musical bajo el nombre de “Lectura gemátrica, pitagórica y cuántica del Séfer Bereshit 1-3 -Hashem se revela a través del Big Bang-

Reseñas literarias

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