La escritura de Alice Munro tiene un marcado sello propio, tanto en cuanto a la estructura de sus libros (relatos breves entrelazados, que no novelas) como en cuanto a su estilo narrativo, contenido y preciso.
La temática recurrente: identidad y mundo provinciano. Sobrevivir al provincianismo.

Como a menudo en su trayectoria literaria, centrada en figuras de mujeres, Munro (Wingham —Ontario, Canadá—, 1931) elige una protagonista femenina para los relatos de ¿Quién crees que eres? Rose, quien, como la autora, crece en una pequeña población de provincia de la región de Ontario, será el personaje de todos los capítulos del libro, la heroína que dará cohesión al conjunto.
Como el título sugiere, el tema principal es el problema de identidad de una mujer que ha crecido en un ambiente provinciano, que ve con ojos críticos su entorno y se propone huir de él. Maltratada por su padre, Rose pasa su infancia en la casa familiar, donde vive con el padre enfermo, su madrastra (Flo) y un hermano pequeño, nacido del matrimonio entre el padre y su segunda mujer. Rose, que tiene inquietudes intelectuales más allá de lo que puede ofrecerle el pueblo, consigue marchar y cursar estudios universitarios. A partir de aquí iremos viendo sucesivamente, en los diez capítulos que componen el volumen, varias etapas de la vida del personaje principal, una vida marcada por la desazón, emocional y profesionalmente inestable, que no llega a cuajar en ningún ámbito.
Munro apunta al viciado caldo de cultivo del mundo rural, a la estrechez de miras y al ahogo cultural e intelectual que en sus ambientes se respira como causa determinante del desequilibrio de las personas (lo hace a menudo en su trayectoria literaria). Ya en el primer relato, Palizas reales, la autora subraya la diferencia fundamental entre los dos barrios del pueblo de Rose: «Vivían en una parte pobre del pueblo. El río separaba Hanratty de Hanratty Oeste, donde estaban ellos. En Hanratty el escalafón social iba desde médicos y dentistas y abogados hasta obreros de la fundición y peones de fábrica y carreteros; en Hanratty Oeste iba desde obreros de la fundición y peones de fábrica hasta clanes de contrabandistas y prostitutas y ladrones de poca monta que vivían a salto de mata. Rose imaginaba a su familia con un pie en cada orilla del río, sin pertenecer a un sitio ni a otro […]».
La protagonista vive en el más pobre de los dos sectores. Y, también en este primer relato, Munro define a los personajes de la familia, que ya dan a entender que de allí no puede salir nada bueno: el padre, maltratador y enfermo; la madrastra, que piensa que Spinoza es una verdura. Rose conseguirá librarse del espacio físico donde ha crecido, pero nunca se liberará de la inseguridad que le da el complejo de inferioridad que la acompaña a todas partes. ¿Quién crees que eres? es la pregunta que le hacen algunos de los personajes (Flo y la maestra) para avergonzarla, pero que también se hace ella misma, víctima de su educación infantil.
Rose pertenece a la categoría de los marginados, personajes que interesan a la autora especialmente —el libro incluye otros dos, muy diferentes, pero ambos socialmente desplazados: Milton Homer, un chico con discapacidad mental, muy popular por sus salidas de tono y por sus grotescas actuaciones en los desfiles populares, y Ralph Gillespie, un inadaptado como Rose, razón por la que congenian mucho en la adolescencia—. De hecho, Rose no va con la vida ni la mentalidad burguesas; es el provincianismo que se refleja en lo burgués, que contamina incluso la vida de los desclasados, lo que hace fracasar su matrimonio con un hombre bienestante que pretende relegar a su mujer a una existencia dependiente, dedicada al hogar, al marido y a los hijos. Este ahogamiento de la libertad personal a través del matrimonio es otra de las causas del mal, que señala Munro. Y lo subraya con el título que da a una de las historias, La mendiga, aludiendo a la balada de El Rey y la Mendiga, del siglo XVI, subvirtiendo su significado: el rey-marido, que quiere redimir a la mendiga-Rose ofreciéndole una vida supuestamente regalada, fracasa estrepitosamente en la versión de Munro.
Sin embargo Munro no moraliza en ningún momento, al contrario, deja libertad absoluta al lector para atar cabos a partir de las escenas que contempla.
Una de las características narrativas del conjunto es que la trama es inexistente; no pasa nada (o muy poco). Narrados en tercera persona y alternando la voz omnisciente con los diálogos, cada relato, cada historia (cada capítulo) es una ventana que nos abre Munro a la vida de Rose: el microcosmos familiar, la escuela, la universidad, el matrimonio, la maternidad y los encuentros de la pareja con otros matrimonios amigos, escenas de la relación con otros hombres después del fracaso matrimonial. Y cada una de las escenas se desarrolla en una localidad diferente, como un síntoma del desasosiego que arrastra Rose, que la empuja a cambiar siempre de aires y de profesión, con la esperanza de encontrar su lugar en el mundo.
El último de los relatos, que, si bien se pueden leer independientemente, siguen una cronología lineal, acaba situando a Rose nuevamente en Hanratty, donde ella visita de vez en cuando a Flo, que ahora vive en una residencia de ancianos. El final da a entender que Rose se ha reconciliado, al menos en cierto modo, con el pasado que tanto había querido olvidar y dejar atrás. En este sentido, el libro tiene un cierto carácter de Bildungsroman.
El hecho de que Munro se dedicara sobre todo el relato breve (algunos hablan de cuento, en la crítica literaria anglosajona se ha acuñado short story) —difícil encasillar su concepción literaria en un género claramente definido— le confiere una personalidad remarcable. Munro no quiso dedicarse a la novela; sólo escribió una La vida de las mujeres (publicada en inglés con el título Lives of Girls and Women en 1971, y por Lumen en 2011, en español). De hecho, muchos de sus relatos, que finalmente vieron la luz compilados como libro, habían sido publicados antes, sueltos. También sabemos que a la autora le gustaba reescribir sus relatos y que a menudo los modificaba y los volvía a publicar. Podríamos decir que mantenía vivos a sus personajes.
Alice Munro ha recibido varios premios literarios importantes; en 2013, el Premio Nobel de Literatura. La autora ha sido ampliamente publicada en España, en español, catalán y euskera.
Alice Munro
¿Quién te crees que eres?
Traducción de Eugenia Vázquez Nacarino
Lumen, 2019, 312 pp.
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