Todavía huelen las meigas que volvieron arder un año más en los infinitos lumes novos de toda la ciudad.
Las hogueras se encendían a eso de la media noche.

A la media noche que, como todos sabemos, es la hora de las brujas.
Las llamas revoloteaban desordenadas, como queriendo escapar volando libremente hacia el despejado cielo, ante la atenta mirada de la luna creciente.
En el ambiente se mezclaban toda suerte de aromas.
Aromas desprendidos por los malos recuerdos del último año que los devotos fieles arrojaron mentalmente a las llamas. Aromas a leña verde que perfumaba todo el entorno y aromas a promesas de noche recién estrenada.
A mí me sorprende la noche en la hoguera del Campus Terra y mientras me quedo embobado observando el bailar de las llamas, los estudiantes aprovechan para quemar esos apuntes malditos que ya no usarán más y que durante un año fueron fuente permanente de su esclavitud.
Y es que así lo manda la tradición.

Esta noche hay que echar a las llamas purificadoras, tanto los malos pensamientos como los objetos esclavizantes que te acompañaron inmisericordes desde el último lume novo.
Mientras observo la hoguera, pasan por detrás de mí pandillas de chicos y chicas, demasiado jóvenes, con bolsas de plástico llenas de combustible etílico para acabar la noche.
Me gusta un buen vaso de vino, o una copita de vez en cuando, pero el consumo obsceno de alcohol que hoy se puso de moda, es una de las pocas cosas que no comparto con la juventud actual.
La noche es cálida y saca de casa a casi media ciudad.
Los padres más jóvenes salen con sus críos y repiten, un año más, el rito ancestral que ellos aprendieron de sus mayores.
En el inconsciente, al final, en este rito al sol, unos buscan algún tipo de introspección en la quema de malos espíritus y otros buscan la liturgia de las sardinas, el churrasco, las gaitas, los pandeiros, música…
Música para danzar, ya de madrugada, alrededor de las llamas en plan aquelarre, pero también música para sentarse en círculo alrededor de la moribunda hoguera y conversar compartiendo el suave calor de los rescoldos con la familia y los amigos.
Y como no, música para ver como las notas danzan unas veces suavemente y otras veces electrizadas, buscando sitio alrededor de las escobas de las meigas que se consumen en la hoguera
Noche cálida que se presta para que las mozas que desean ser madres puedan recibir el baño de nove ondas, siempre de espaldas al mar, y después de atender a sus amantes, en A Lanzada para así quedarse embarazadas.
Ritos al agua a los que los del interior somos menos proclives, alguna fuente milagrosa o alguna nabia o xacia de algún río perdido. Aquí somos más devotos del fuego
En casa quedan macerando las siete hierbas del santo: Fiuncho, Fento Macho, codeso, malva, romeu, herba luisa e abeloura, para lavarse a la madrugada. Lavarse sin mirarse al espejo, y así limpiar todos los males del alma y del cuerpo.
Hierbas que conservaremos hasta la noche mágica del próximo año, donde arderán en la nueva hoguera purificadora junto con las brujas y meigas que nos mal acompañaron durante los trescientos sesenta y cinco días.
San Xoan – A Coruña
Muchas señoritas en tiempo de mocear, en vez de las siete hierbas, prefieren el agua de rosas. Esta agua, usada al amanecer proporciona una tez sana y perfecta. Impecable para engaiolar a cualquier pretendiente.
Al final, cuando la hoguera van muriendo, es necesario cumplir uno de los principales y más importantes requisitos: saltar la hoguera.
Este rito necesario para sacar hechizos; es necesario para eliminar meigallos (mal de ojo), y es necesario para bien quemar o espantar las brujas que nos acechan.
Claro está que aquí, habitualmente, nos encontramos con dos problemas bien importantes: uno el tamaño de la hoguera y otro, la fuerza y el estado del saltador.
Por ello, y para no convertir el rito en una prueba olímpica, o en un accidente con consecuencias graves, se acostumbra habilitar una cacharela de pequeñas dimensiones, apta para todo tipo de saltadores.
Habiendo cacharela que saltar, es preciso cumplir debidamente el rito.
Y como todo rito necesita su liturgia, empezamos realizando los saltos sobre la hoguera que siempre deben ser impares siendo lo recomendable nueve.
Y mientras saltamos recitaremos:
Salto por riba
do lume de san Xoán,
para que non me morda
cadela nin can
nin bicho vivinte
que ande polo chan.
(Salto por encima/ del fuego de San Juan/ para que no me muerda/ ni perra ni perro/ ni bicho viviente/ que ande por el suelo)
Recuerdo que en mi casa de la aldea, de niño, dejábamos esta noche una clara de un huevo en un vaso.
La dejábamos toda la noche, “ao sereo”, y nos levantábamos un poco antes del amanecer para ver bailar el sol y leer el futuro que te aguarda para el próximo año en la clara del huevo que descansaba en el vaso.
Yo confieso que debo ser poco creyente en estas cosas de brujería y meigallos, ya que los dos años que me levanté el sol debía andar muy cansado, porque quedó tan estático como siempre y en cuanto a la clara de huevo, bueno, un huevo menos que nos comimos.
Aunque indudablemente, sé que la culpa es mía, ya que los mayores siempre lo contemplaron y describieron:
Madrugada de san Xoán,
madrugada máis garrida,
que baila o sol cando nace
e ri cando morre o día
La noche ya va avanzada y me retiro, abro la ventana para que el rocío haga su efecto sobre mi agua mágica y me voy a dormir.
Esta madrugada dejo al sol bailar solo, a lo mejor es un poco vergonzoso y prefiere que no le vean.
MEIGA: Mujer a la que se le atribuía un pacto con el demonio, del que recibía poderes para realizar meigallos, adivinar el futuro…
MEIGALLOS: Acción mágica que provoca algún acontecimiento o ciertos efectos en una persona, en un animal etc., por lo general negativos.
ENGAIOLAR: Ejercer sobre alguien un encanto irresistible.
ENFEITIZAR: Ejercer influencia sobre [algo o alguien] por medios mágicos
CACHARELA: Motón de leña u otro combustible que arde y hace llamarada. (Hogera pequeña)
Definiciones propias:
NOITE: Noche
NOITE MEIGA: Noche mágica.
LUME: Fuego
LUME NOVO: Hoguera de San Juan
RI: Ríe (verbo reir)
AO SEREO: Al rocío
NABIA: Diosa precelta que habita en los ríos
XACIA: Ser mitológico de figura humana, que habita los pozos más profundos de los ríos. (Dicc.Xerais)
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