Mientras admiraba “Transformaciones”, la muestra de fotografías del fotógrafo y amigo Charlie Lorenz, se me acerca y me aclara: “No son fotografías, yo las llamo imágenes”.
Estas fotogr… imágenes, son juegos de luces y colores producto de la combinación de una cámara con el sensor estropeado y la creatividad del autor.
Pero, ¿por qué sintió la necesidad de hacer esa aclaración? ¿Por qué no serían fotografías? ¿Qué diferencia hay entre una fotografía y una imagen?
Recurramos primero a las definiciones. La RAE nos dice que una fotografía es el procedimiento o técnica que permite obtener imágenes fijas de la realidad mediante la acción de la luz sobre una superficie sensible o sobre un sensor. Etimológicamente proviene del griego phōs, «luz», y graf, «dibujar, escribir»), que significa «dibujar con luz». Y una imagen es una figura, representación, semejanza y apariencia de algo, o la reproducción de la figura de un objeto por la combinación de los rayos de luz que proceden de él. A los efectos prácticos, estas definiciones no parecen de gran ayuda para aclarar el tema, ya que las obras son efectivamente imágenes fijas obtenidas por la acción de la luz sobre un sensor, defectuoso, pero sensor al fin. Y también, aunque menos evidente, parten de la reproducción de la figura de un objeto. Reproducción bastante poco fidedigna, por cierto.
La diferencia, que parece no desprenderse de estas definiciones, tiene más que ver con la presunción que una fotografía debe representar fielmente la realidad, mientras que asumimos que una imagen es un concepto más amplio, conformado por la representación visual de algo que no necesariamente tiene un correlato con la realidad.
Pero el carácter documental de la fotografía no es más que una construcción cultural, basada en la fascinación inicial de la precisión en la reproducción lograda por esta técnica, que nos llevó a dejar de lado el carácter subjetivo de la misma. Esta visión es la que ha propiciado, desde los mismos orígenes de la fotografía, discusiones acerca de la validez o no de la manipulación de las imágenes, libertad permitida casi exclusivamente en el ámbito artístico, asignándole a la fotografía un peso de evidencia objetiva, que resulta no ser tal.
Pero las imágenes no están atadas a esa definición, por lo que les permitimos vagar por mundos reales o fantasiosos, representar objetos conocidos o inventados. O directamente no representar ninguno, y conformar figuras abstractas basadas en formas y colores.
Este último aspecto también genera debate cuando se intenta aplicar a la fotografía. ¿Existe la fotografía abstracta, o sólo se puede lograr una aproximación a ella registrando una porción aislada no identificable de la realidad?
El sensor estropeado de Charlie abre la puerta a nuevas posibilidades, como obtener verdaderas fotografías abstractas, donde los objetos dejan de ser identificables más por los caprichos del sensor que por la selección del encuadre, mientras el proceso utilizado sigue siendo estrictamente fotográfico. Sí, ya que estas imágenes nacen de la captura de los rayos de luz provenientes de la escena, y luego editadas creativamente, con las mismas herramientas que se utilizan para procesar fotografías convencionales. La única diferencia radica en que, en esta ocasión, el material sensible no registra en forma fidedigna la imagen proyectada. Pero claramente se alimenta de ella para entregar versiones oníricas, materia prima para la obra final.
Si fotografía es dibujar con luz, no creo que haya una mejor definición que esa para las obras de Charlie.
Añadir comentario