¡El Arte, y solo Él, me ha salvado. Me pareció imposible abandonar el mundo sin antes haber dado todo lo que sentía germinar ante mí¡
‘Testamento de Heiligenstadt‘ – Beethoven
En la Francia laica de la III República, la Novena sinfonía, y sobre todo la Oda a la alegría, se convirtió, como escribió alguien, en “La Marsellesa de la Humanidad”
Pero los socialistas no eran menos aficionados a Beethoven que los burgueses republicanos, y a finales del siglo XIX, al mismo tiempo que empezaba a popularizarse La Internacional, para muchos militantes obreros no había mejor himno a la emancipación del hombre que la Novena.
En ella estaban, como en ninguna otra música, la opresión del oscurantismo, y la temeridad prometeica de los levantamientos populares: las fuerzas democráticas que chocaban en ella y que al final se resolvían en la gran jovialidad concertada e ilustrada de las voces eran las mismas que habían dado forma al siglo convulso del industrialismo y las revoluciones.
Antonio Muñoz Molina – clásica EL PAÍS
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