Leo con asombro que en Francia se va celebrar un juicio contra Facebook por censurar “El origen del Mundo” de Gustave Courbet, y yo hoy me siento un poco más afrancesado.
El puritanismo yanqui que poco a poco va asolando Europa es cada vez mas infumable.
Despacito, pero de forma continua nos van adoctrinando de lo que es bueno y de lo que es malo, olvidando, casi siempre, que en este mundo de imágenes, formas e ideas, lo correcto o incorrecto está fundamentalmente en el ojo del que observa y casi nunca en el que lo crea.
Las redes sociales, que por una parte son herramientas maravillosas de comunicación y de democratización a nivel planetario, también sirven para que poquito a poco nos vayan uniformizando mentalmente y colonizando a pasos agigantados sin que nos demos cuenta.
Los ejemplos son cada día más evidentes y más abundantes: los retratos de niños están totalmente prohibidos (protección a la infancia); pezones: prohibidísimos y censurados por doquier; un feminismo mal entendido nos castiga con doble y redundante uso de masculino/femenino en las construcciones gramaticales, las ideas discrepantes son cada día menos toleradas y cada vez más penadas judicialmente, una rancia corriente religiosa nos pretende controlar permanentemente, etc…, etc…
Y no pasemos ya a lo que es correcto en este estado en el que habitamos.
Es cada vez más difícil discernir que es incitación al terrorismo o una crítica al sistema. Que es desagravio religioso o libertad creativa, (en estos días se está hablando de la multa que le impusieron a un joven de Jaén por ponerle su cara a una imagen Cristo, a parte de la ignorancia, tanto del denunciante, como del juez en materia de arte, esta costumbre viene de lejos, es un tema que me desborda y prefiero ya ni entrar. Pretenden decirnos que se puede cantar o que no (que lejos queda la canción protesta de los años 70 que tanto nos acompañó…)
El tema feminista merece un punto y aparte.
Viví y me crie entre mujeres. Las amo, las respeto y las admiro profundamente. Me encantaría un mundo gobernado por mujeres.
Pero es necesario y fundamental distinguir entre imágenes de belleza, tanto masculina como femenina de imágenes que se pueden tildar de pornográficas, y esa indiferenciación está corriendo como pólvora por nuestros lares.
Me encanta un buen retrato de una mujer. Esté desnuda o elegantemente vestida y aborrezco que se pierdan los roles femenino y masculino como relación equidistante y pareja entre hombre y mujeres. Sería siempre un error y un desastre para nuestras relaciones humanas, tanto personales como sociales.
Yo no respeto menos a mis compañeras de trabajo fijándome y comentándoles, por ejemplo, que hoy llevan tacones distintos, un vestido nuevo, o un peinado diferente y que además les quedan bien. Las respeto estando a su lado cando se trata de defender que trabajos similares se paguen con salarios similares o que el trato y el respeto sea siempre semejante entre ambos géneros. Y por eso es por lo que siempre hay que luchar
Como fotógrafo, por lo tanto, como observador de la vida cotidiana, la belleza para mí es premisa fundamental. Tanto la masculina como la femenina.
Pero a mi me coincidió ser heterosexual, por lo tanto es normal que me incline a observar de una manera distinta la belleza femenina de la masculina. ¿Alguien cree que hay algo malo en esto? ¿Alguien cree que eso es una postura machista o desviada? Si la respuesta es afirmativa, conmigo que no cuenten en esa corriente del feminismo.
Aun que sí, sé que tengo algún ramalazo machista, Desde que nací la familia, la escuela, la universidad y la la sociedad, me crió con esas creencias y con esos tics, y aun que lo intentes, los posos de esa crianza no son fáciles de erradicar.
Ya peinamos canas, y todo esto nos lleva a recuerdos de tiempos lúgubres que parece que están, poco a poco, retornando.
El tiempo en el que no tenias que elegir las palabras antes de expresar tus ideas parece que se está acabando, y de nuevo hay que volver medir las expresiones, las imágenes que pretendes publicar y hasta los “me gusta” que das en las redes sociales.
Mi formación como fotógrafo es autodidacta. Me crie como fotógrafo a base de leer muchos libros, enciclopedias y de ver miles de fotos sobre todo de los maestros históricos del siglo XX.
Repaso esos libros de fotografía y me encuentro con fotos indescriptibles, enternecedoras y sublimes; de las que llegan al alma de Henri Cartier- Bresson, Walker Evans, Robert Doisneau, Dorothea Lange, etc… que hoy, sí hoy febrero de 2018, sería impensables publicar.
Fotos que simplemente retratan niños jugando en la calle, niños en la escuela, o haciendo pequeños recados a sus padres… Fotos inocentes y enternecedoras, desnudos espectaculares de Helmut Newton o denuncias sociales como Eugene Smith o Sebastian Salgado.
Esto nos conduce primero a una autocensura de lo que debemos y de lo que no debemos publicar antes de que nos lo censuren fuerzas ajenas. Debemos asumir los que hoy en día es correcto o incorrecto según cánones cada vez más conservadores y retrógrados y por último debemos ser conscientes de lo que hasta puede ser legalmente punible, ya que si no entras por el aro por las buenas, lo harás por la malas.
Resumiendo descartaremos la infancia, (visualmente cada vez existe menos: no publiques imágenes ni de tus hijos). Las mujeres, casi a poder ser con velo, como hace años; y desde luego nada de pezones. Opiniones políticas: solo a favor del partido en el gobierno; críticas sociales: tú verás lo que pones y de cuanto dinero dispones para un buen abogado.
Y poco a poco regresaremos a “L’Estaca”, “Hermano Lobo” o “La Codorniz”. Por desgracia de nuevo.
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